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El ministro de Educación Pública (MEP), Leonardo Garnier, lleva a cabo su segundo intento para cambiar el calendario escolar y aunque mantiene como eje primordial la trimestralización del periodo académico en escuelas y colegios, dice que hay un reacomodo de las vacaciones. Esta propuesta fue presentada recientemente a los dirigentes gremiales.
Esta nueva iniciativa fue desarrollada luego de que los sindicatos aseguraran que no apoyarían la propuesta inicial de Garnier, pues según indicaron en ese momento, el proyecto no había sido consultado con el sector y carecía de investigación a profundidad.
Representantes de las organizaciones rechazaron esa primera intención, aduciendo que significaría más exámenes, una mayor carga académica para los estudiantes y más carga laboral para los docentes, que se perderían vacaciones sin remuneración y favorecería a la deserción.
Dada esta segunda propuesta, UNIVERSIDAD entrevistó al ministro Garnier para conocer a fondo los cambios que incluye el proyecto.
¿Cuáles son las diferencias de esta iniciativa con la propuesta inicial?
– En realidad es muy simple, cuando hicimos la propuesta inicial, fue un poco raro porque lo que hicimos fue un borrador para discutir y nunca entendí porque la reacción de las organizaciones sociales, que dijeron de esto no vamos a discutir. Al final en lo que quedamos es siempre habíamos tenido claro que sin el apoyo de los gremios una propuesta de éstas nunca podría caminar, pero además, porque ellos tienen su importancia en la toma de decisiones.
Por lo tanto, les indicamos que no la íbamos a imponer, pero que sí haríamos una segunda propuesta, porque vimos que había mucha gente interesada.
Había algunos temas que generaban rechazo o duda, por ejemplo, empezar el curso en enero (planteado en la primera propuesta).
Entonces dijimos, veamos cómo podemos mantener el orden por trimestres pero sin variar la cantidad de vacaciones, es decir solamente reacomodar.
Pensamos en que cómo el primer trimestre tiene la Semana Santa, en lugar de poner dos semanas de vacaciones al final del trimestre, que pusiéramos solo una y la otra que correspondía a la semana mayor, para arrancar en febrero.
¿Y el resto de vacaciones cómo se acomodaría?
– En el segundo trimestre correríamos las vacaciones de medio año y las ponemos las segundas dos semanas de agosto, que es cuando termina ese período.
Y se saldría de nuevo a mediados de diciembre.
¿Qué otros temas se modificaron?
– Una idea bonita que habíamos planteado en un inicio era convertir las pruebas de ampliación anuales, en pruebas de ampliación trimestrales para que los estudiantes pudieran recuperar a tiempo. Pero eso a los docentes les daba mucha duda, porque decían que tendrían que trabajar en vacaciones y que eran más pruebas que calificar, entonces decidimos quitarlo de la propuesta.
La propuesta ahora es muy sencilla, es un reacomodo de vacaciones, es un cambio muy pequeño, pero tienen dos ventajas muy importantes.
Por un lado dejamos de tener vacaciones que caen en medio del segundo trimestre, entonces va caminando el segundo semestre y antes de exámenes caen dos semanas de vacaciones que interrumpen, y de la forma que lo estamos proponiendo se termina todo el proceso y luego vienen las vacaciones.
Y la otra ventaja es que con el esquema actual, tenemos las vacaciones de julio y luego se da un tirón hasta diciembre, sin ningún periodo de descanso y por octubre ya la gente está agotada. Nos parece que haciendo esa variación no habrá ese peso de cansancio tanto en docentes como estudiantes.
¿Respecto del reclamo que hicieron los gremios con la propuesta anterior, sobre la disminución de los días de vacaciones, cómo se establece con la nueva iniciativa?
Eso es un punto y aparte. Con la propuesta anterior se dieron muchas especulaciones, pero yo les pregunto: ¿diez semanas de vacaciones, tienen más o menos días que diez semanas de vacaciones? Son las mismas vacaciones, allí no hay ningún cambio.
También dijeron que había un objetivo perverso, de golpear a los interinos y al hacer vacaciones trimestrales se iban a despedir y recontratar, esto es falso, porque en realidad lo que estamos haciendo con este sector es que pasamos de contratarlos cada año a contratarlos cada tres años, lo que les da una cierta tranquilidad y nos facilita a nosotros a fin de año los nombramientos. Me pareció extraño que nosotros buscando una opción para mejorar las condiciones de los interinos y, por otro lado, los docentes recibían mensajes de texto alertándolos sobre esto.
No era cierto lo de los días de vacaciones, no era cierto lo de los interinos.
¿Cuál ha sido la respuesta de los gremios con esta propuesta?
– Lo primero que me pareció positivo es que dijeron que la iban a estudiar y consultar con sus bases, eso me parece bien, porque con la anterior ni siquiera querían hablar sobre ella. Lo que me gustaría es que la gente la conozca, que se discuta por lo que es y no que por lo que algunos dicen que es.
Me dicen que por qué estoy gastando tiempo en esta reforma, con los problemas que hay de calidad, infraestructura, pero eso no tiene nada que ver, cuestionan que es una reforma parcial, pero si uno se queda esperando la reforma total y absoluta nunca llegará. Hay que avanzar en diversos temas.
Hubo cuestionamientos de los sectores a la primera propuesta y decían que lo importante era entrarle al plan de trabajo de los centros educativos, por ejemplo, con los 200 días lectivos, pues llegan a noviembre, terminaron todo y deben continuar asistiendo a clases. ¿Cómo ve este tema?
– Hay cosas que son ciertas, con o sin la reforma de las vacaciones. Esta reforma no mejora en nada la formación del recurso docente, entonces me parece que no se puede criticar la iniciativa, por otros temas.
Los programas de estudio están organizados de forma trimestral desde hace más de cuarenta años y lo raro es que tenemos el calendario organizado diferente y se corta en el camino.
Con el tema de los 200 días, es un problema sin solución porque nosotros tenemos dentro del curso lectivo hasta la primera prueba de ampliación. Para hacer este examen en diciembre es necesario dejar unos días antes para terminar de calificar, entregarlas a los estudiantes y así saber quién se quedó y quién no.
Esto obliga a terminar la materia del curso antes, lo que quiere decir que el final del curso, entendido como pruebas de ampliación y el último día que se ve materia siempre tendrá unas cuatro semanas en medio.
El plan de 200 días ha funcionado a medias, porque permite dar las clases de recuperación a los estudiantes que deben ir a ampliación y el resto lleva cursos especiales, pero eso depende mucho de la creatividad del colegio, los docentes y el director de desarrollar programas atractivos. No se puede olvidar que los 200 días son un convenio internacional que se debe cumplir.
Trimestralización
En resumen la nueva propuesta del ministerio de Educación Pública consiste en:
Inicio de curso lectivo en la primera semana de febrero.
Dos semanas de vacaciones en el primer trimestre: una en abril (la Semana Santa) y otra al final del periodo (aproximadamente en la segunda mitad de mayo).
Dos semanas de vacaciones al final del segundo trimestre (aproximadamente en la segunda mitad de agosto).
Seis semanas de vacaciones de fin de curso (segunda mitad de diciembre y todo enero).
En las modalidades educativas semestrales, se respeta la distribución semestral de su oferta curricular, distribuyendo siempre los periodos de descanso en períodos trimestrales.
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