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Para el historiador Vladimir de la Cruz y el politólogo Francisco Barahona, Costa Rica debe mantenerse vigilante, al margen de lo que suceda en La Haya, y pensar también en un plan o proyecto nacional para desarrollar el sector fronterizo, tanto en materia socioeconómica como de seguridad.
Pasaron once meses desde el estallido del conflicto en la frontera sur, y aunque las aguas parecieron calmarse, luego de que el diferendo se trasladara a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), se mantiene una sórdida tensión que mantiene las relaciones bilaterales en su mínima expresión.
Grupos de la Juventud Sandinista, afines al gobierno de Daniel Ortega, mantienen incursiones sobre el sector en litigio de isla Los Portillos, según denuncias de la Cancillería costarricense, pese a que el sector fue declarado por la CIJ como una especie de zona neutral, el pasado 8 de marzo, al ordenar el retiro de personal civil y militar de ambos países del área en disputa.
Cualquier movimiento en la zona fronteriza, de este o del otro lado, despierta suspicacias y sospechas en las dos partes.
Nicaragua anunció en los últimos meses, de manera pública, su intención de levantar un millonario proyecto hidroeléctrico: la represa Brito, en aguas arriba del San Juan, al igual que proyecta la construcción de un aeropuerto en la isla de Ometepe, en el lago Cocibolca y otro en San Juan del Norte, casi al frente de donde se encuentra el sitio ahora en pleito en la CIJ.
Al mismo tiempo, el vecino país siguió adelante con el dragado del cauce superior del río San Juan, aunque -en acato de la orden de la Corte- retiró sus tropas de isla Portillos y detuvo el avance sobre el canal artificial que construyó en el territorio reclamado por Costa Rica, con el objetivo de desviar las aguas del San Juan.
A juicio de Vladimir de la Cruz, exembajador de Costa Rica en Venezuela, la posición de Daniel Ortega y su gobierno en torno al San Juan y los presuntos problemas limítrofes, obedece a una “estrategia por asumir control absoluto del río”.
“No se trata de un problema sólo de dragar; estos trabajos, más los proyectos de infraestructura que se anuncian en la zona sur nicaragüense fronteriza con Costa Rica, responden a una estrategia mucho más amplia, como un proyecto canalero”, dijo de la Cruz a UNIVERSIDAD.
Para el historiador, esta presunta estrategia tiene componentes no sólo turísticos, sino de alcances militares, dada la envergadura de las terminales aéreas, que no parecen destinadas sólo a “albergar avionetitas”.
“El problema es que para hacer un canal, ellos tienen que tomar en cuenta a Costa Rica, y por eso desean “expropiar” la margen derecha del San Juan. Necesitan controlar ambas márgenes, incluso uno o dos kilómetros más al sur del lado nuestro, para poder desarrollar sus planes sin dificultades”, dijo (ver nota adjunta: “El San Juan es de Centroamérica, dice excomandante Henry Ruiz”).
“El plan de Nicaragua es un proyecto político del Frente Sandinista, es una visión de lo que piensa Daniel Ortega en su estrategia de inserción regional, tanto para Centroamérica como de cara a sus vínculos con otros países latinoamericanos; pensemos eventualmente en El Salvador, Venezuela, y el ALBA, la Alianza Bolivariana”, alertó.
De la Cruz coincidió con el politólogo Francisco Barahona, en que Costa Rica debe mantenerse vigilante, al margen de lo que suceda en La Haya, y pensar también en un plan o proyecto de país, para desarrollar su sector fronterizo, tanto en el plano socioeconómico como de seguridad.
“El Gobierno debiera darle al sector de isla Calero una prioridad esencial, estratégica; el no hacerlo sería un error táctico muy serio”, advirtió Barahona, aunque aclaró que al margen del dragado Nicaragua tiene derecho a desarrollar proyectos en su sector, y Costa Rica no puede impugnarlos, pues “es su potestad soberana”.
El San Juan es de Centroamérica, dice excomandante sandinista
Henry Ruiz, un legendario miembro de la antigua comandancia general del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y ahora en disidencia, advirtió en diálogo telefónico con UNIVERSIDAD, que el río San Juan “ya no es de Nicaragua ni de Costa Rica, sino de Centroamérica”.
Ruiz insistió en la necesidad de evitar el lanzamiento de rumores o realizar acciones que provoquen “suspicacias” y abogó para que los dos países retomen el diálogo y avancen en proyectos conjuntos, que contribuyan a un desarrollo armónico en la zona fronteriza común. A continuación, parte de la conversación:
El conflicto en la frontera, si bien bajó un poco el tono, sigue latente. Nicaragua anuncia una serie de obras de desarrollo en la zona fronteriza, que preocupan a sectores y autoridades del gobierno de Costa Rica. Se lanzan acusaciones de uno y otro lado. ¿Cuál es su criterio al respecto?
-Me parece en primer lugar, que estar diciendo que el río San Juan es un referente histórico y estarnos remontando al siglo XIX para que salgan a bailar pretensiones políticas de uno y otro lado, no es lo mejor. Las generaciones actuales hemos estudiado la historia y vemos crecer en la práctica el acercamiento de nuestros pueblos. Esta es la vibra principal que debemos de sostener evitando contradicciones a veces falsas, de origen político, para mantenernos en conflicto. Centroamérica necesita de unidad, cuando se reúnen los presidentes, los ministros para tratar el problema del narcotráfico, la trata de personas; es porque son problemas que nos atañen a todos. Cuando están estos conflictos las fronteras se vuelven malas, fomentan el desasosiego, y perjudican al ciudadano que quiere circular. En el caso de Nicaragua, tenemos un gobernante que de repente se le ha salido el anticostarricense, olvidándose que los que estuvimos combatiendo contra el régimen de los Somoza tuvimos en Costa Rica el refugio fraternal y el apoyo político de personas como el presidente Rodrigo Carazo. ¿No entiendo por qué dos gobernantes que casi son de una misma generación -siendo Daniel más viejo, y Chinchilla, que conoció el esfuerzo que hizo Costa Rica para derrotar a la dictadura-, no pueden encontrar un canal de entendimiento?
¿Usted aboga por el diálogo entre ambos?
-No debemos estar esperanzados en que una Corte Internacional nos diga como convivir. Ese es un recurso extraordinario. Los políticos debemos hacer los esfuerzos locales para resolver las diferencias. Vuelvo a decir que el río San Juan ya no es de Nicaragua ni de Costa Rica, es de Centroamérica, porque está vinculado a un cuerpo de agua, es un recurso para toda la región. El cambio climático no es una ficción. No veo por qué tenemos que estarnos viendo de esa manera. Si Nicaragua va a desarrollar sus proyectos tendrá que respetar el sistema ambiental. Ahí está el proyecto de la represa hidroeléctrica Brito. Comienzan a decir aquí que no se han hecho los estudios. Entonces: ¿Para qué se sacan o lanzan rumores, para levantar suspicacias, donde debe haber más bien tranquilidad?
¿Usted considera que deben evitarse acciones que promuevan suspicacias y desarrollar proyectos conjuntos de desarrollo en la zona fronteriza?
– Estamos obligados por la historia, por nuestro tiempo, incluso como ciudadanos, de esta Centroamérica. No sé cómo se siente un nicaragüense con esa bronca al pasar la frontera sur o cómo se siente un costarricense en similares condiciones. Esto no puede ser. Los gobernantes están obligados a resolver estos problemas y darles paz a sus ciudadanos.
¿Había un proyecto donde estaba interesado Japón, para realizar programas de desarrollo fronterizo binacional? ¿Se trata de pueblos olvidados en ambos lados?
– Así es. Cuando uno va a San Carlos y pregunta a los nicaragüenses cuál es el himno le cantan el de Costa Rica. Es la verdad. Estamos tratando de decir que son los olvidados de la historia y que ahora con el gobierno de Daniel Ortega ya se acordaron de ellos. Esto es mentira.
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