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La editorial Arlekín, ya consolidada como editora de textos filosóficos, ensayos y aportes al pensamiento contemporáneo, ofrece estos dos valiosos volúmenes de los filósofos Franz Hinkelammmert y Roberto Fragomeno.
Kant en boca de todos
El filósofo argentino radicado en Costa Rica Roberto Fragomeno nos ofrece en este breve pero intenso volumen una lectura profunda, a la vez didáctica y próxima, acerca de uno de los pensadores más importantes para la cultura occidental.
No se trata solamente de un repaso por el pensamiento kantiano y algunas de sus propuestas, sino una visión crítica, para utilizar el término del mismo pensador alemán, sobre los aportes de sus teorías.
+Agitator mundi Kant y la razón en busca de su nombre editado por Arlekín, es un texto en que, como su autor dice “…hay que volver a las fuentes para volver a darle contextura a la razón crítica. Fuentes que parecieron agotarse cuando una pasión narcisista se desató y comenzó a predicar finales para todo, cuando quiso impedir que el saber tenga sentido y a brindar por los nuevos huérfanos que, a fin de cuentas, éramos nosotros ahora sin historia, sin “referentes”, es decir, sin contexto y sin proyecto.”
Explica Fragomeno que “las preguntas kantianas tienen validez epistemológica y política […] son pertinentes para nosotros latinoamericanos que necesitamos preguntarnos por lo que podemos saber; por lo que debemos hacer; por aquello que legítimamente podemos esperar; por nosotros mismos y nuestro presente.”
Así, el libro está conformado en capítulos cada una con el título de una pregunta kantiana que Fragomeno desarrolla con lucidez y claridad. Como si de lecciones se tratara, el autor explica cada concepto, término o categoría, de manera que no solo nos facilita una lectura de Kant sino que al mismo tiempo invita a comprender su pertinencia en la sociedad actual.
Y, precisamente, su carrera como profesor universitario en la Universidad de Buenos Aires, Argentina y ahora en la Universidad de Costa Rica determinan el interés por la educación o aprendizaje de la filosofía en las universidades, con lo que retoma también las propuestas kantianas, para volverse crítico al respecto del aparato de las facultades:
“Y esta es la tarea de la razón filosófica: vencer en el proceso de aprendizaje las obstáculos epistemológicos que viene desde el poder y el fanatismo y que, a través, del terrorismo pedagógico, solo premia al alumnado obediente. Es confrontar en el tribunal de la razón a las verdades sagradas y absolutas que el poder instala desde los “espacios de saber”. Es rechazar la legalidad administrativa del Estado y sus violencias simbólicas que respaldan injustificados prestigios académicos y apoya subjetividades que, endogámicamente, reproducen su poder para definir la política.” Y agrega: “La lealtad del sujeto no puede basarse en el disciplinamiento que impone una autoridad sino en la libertad de cada uno de los involucradospara hacerse parte de una red vincular racional.”
“La prueba del saber autoritario es reemplazada por una conciencia crítica y un ética capaz de autoevaluarse, una reflexión sobre las propias prácticas de saber es lo que aporta la filosofía y esto debería ser concebido como una auténtica necesidad de las universidades.”
RESCATANDO AL PROFETA PABLO
Al pensar en el cristianismo y sus consecuencias sociales, políticas e históricas, la figura de Pablo de Tarso es fundamental. Con formación griega y origen judío, Pablo le otorga al naciente cristianismo la dimensión política que requería para convertirse en una fuerte corriente transformadora de la sociedad. Por eso, Pablo ha sido criticado a lo largo de la historia y se le atribuyen muchas de las taras que el mismo cristianismo ha producido.
Este agudo análisis de Franz Hinkelammert +La maldición que pesa sobre la ley, editado por Arlekín, retoma esa figura y dialoga con muchas de las percepciones que se han tenido de Pablo, sobre todo a partir de los análisis de Friedrich Nietzsche.
Una vez más, el cristianismo no es visto por Hinkelammert como una religión monolítica sino diversa.
Es importante no olvidar que el surgimiento del cristianismo y del impulso y organización que Pablo le da, ocurre bajo el dominio de un imperio, el romano y es, por tanto, un movimiento liberador y considerado subversivo.
Ese Pablo que sustenta el cristianismo en “los plebeyos y despreciados”, que se opone a la dominación romana y busca la liberación, lo ubica Hinkelammert en el cristianismo esencial, que luego se desvirtúa en ortodoxia cristiana. Por eso rescata la imagen de Pablo y busca descifrar aspectos que, a su parecer, han sido interpretados de manera errónea y por consiguiente una igual interpretación errónea del cristianismo.
La gran paradoja es la maldición que pesa sobre la ley, y es que la justicia por el cumplimiento de la ley lleva a la injusticia. A la cual Pablo responde con el “Amar al prójimo como a sí mismo”, postura que es esencia de la resistencia ante la ley.
En el debate al contraponer algunas posturas de Pablo con Agustín, Hinkelammert explica cómo el cristianismo reinterpreta el pensamiento crítico de Pablo y cómo a la vez fue pasando de ser una religión contra el imperio, a ser la religión del imperio.
El maniqueísmo de Agustín que subordina el cuerpo al alma impregna el cristianismo ortodoxo que se sitúa en el origen del capitalismo y de la modernidad.
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