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Crisis griega amenaza banca europea

Una quiebra “ordenada” o una “salvaje”: de cierto modo, hacia eso se ha ido orientando el debate sobre el destino de Grecia, sin que los 17 países miembros de la zona del euro puedan ponerse de acuerdo para enfrentar el desafío.

Una quiebra “ordenada” o una “salvaje”: de cierto modo, hacia eso se ha ido orientando el debate sobre el destino de Grecia, sin que los 17 países miembros de la zona del euro puedan ponerse de acuerdo para enfrentar el desafío.
Pese a las draconianas medidas de ajuste impuestas a Grecia en julio pasado para hacer frente a su deuda (equivalente a 180% de su Producto Interno Bruto) y su déficit (de 15%), crecen los temores de que Grecia no estará en condiciones de hacer frente a sus compromisos financieros y tendrá que declararse en quiebra.
La semana pasada empezó con lo que algunos medios europeos calificaron como una estampida de inversores, con fuertes caídas en todas las bolsas, ante la evidencia de que el programa de rescate no estaba funcionando.
 
Desesperado, el Gobierno griego anunció un nuevo impuesto inmobiliario con el que pretendía recaudar unos 2.000 millones de euros, ganar algo de tiempo mientras los parlamentos europeos aprobaban los desembolsos pendientes del préstamo, y poder pagar la planilla a fin de mes.
La semana terminó con una reunión de los ministros de Finanzas de la Europa, a la cual asistió el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Timothy Geithner.
La reunión dejó en evidencia la dificultad de los 17 países para ponerse de acuerdo, ya que varios Estados se mostraban reticentes a incrementar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), mientras la intervención de Estados Unidos, pidiendo más gastos para reactivar la economía de la región, provocaba escozor entre sus colegas europeos.
El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, le dio una respuesta poco diplomática: «No estamos discutiendo la ampliación del fondo con países que no son de la eurozona», dijo. Pero Estados Unidos está impaciente con la situación europea, en particular la crisis griega, que se arrastra por semanas, sin que se vea una posible salida.
BANCA
Según los expertos, el problema de la crisis griega es, en realidad, una amenaza para la banca, tanto para la europea como la norteamericana. Nadie sabe bien cuales serían las consecuencias de un eventual “default” griego, como lo revela el debate sobre el tema.
La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, habló de 200 mil millones de euros para recapitalizar a los bancos europeos, amenazados por la quiebra de Grecia.
«Grecia podría llegar a destruir el sistema financiero mundial de forma mucho más agresiva que la quiebra de Lehman Brothers», en septiembre del 2008, en opinión de Robert Shiller, economista y profesor de Yale.
“Las entidades alemanas y francesas (con una exposición de 23.340 millones y 9.564 millones al riesgo soberano heleno al cierre de 2010, respectivamente) encabezaron ayer las caídas en el sector”, se podía leer el pasado jueves 15 de setiembre en la publicación española especializada, Expansión.
Y agregaba: “Los bancos galos se dejaron más de un 11%. Las entidades alemanas, con menor peso en el conjunto del índice de Francfort, sufrieron caídas sobre los 8%”.
Los bancos españoles sufrieron menos pérdidas, porque su exposición a la deuda griega es también menor que la de sus colegas franceses y alemanes. Eso explica también porque el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, son los dos gobernantes más activos en esta crisis.
Como resultado, el pasado lunes 12 de septiembre, las bolsas europeas caían de forma generalizada (para recuperarse algo al final de la semana). Con los descensos de la banca en las últimas jornadas, “el valor de los bancos europeos que cotizan en Bolsa están incluso por debajo del nivel que tenían tras los mínimos que secundaron a la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008”, según la agencia Bloomberg.
La mención de la quiebra de Lehman Brothers muestra un hilo conductor sin solución de continuidad en esta crisis.
En Europa, Migue Alba y Virgina Zafra decían en el periódico Público: “el desplome de Lehman comenzó a desestabilizar las tripas de la mayoría de los gigantes bancos europeos. Días antes del 11-S económico, el 14-S de 2008, el Banco Central Europeo recogía la exposición europea a las hipotecas subprime norteamericanas: 176 mil millones de euros. ‘Aquellos días parecían el Apocalipsis. La economía se llenó de muchas preguntas, demasiadas dudas, un pánico feroz y escasas soluciones’, recordó Alejandro Inurrieta, economista jefe del Instituto de Estudios Bursátiles. El Gobierno Bush y la Unión Europea optaron por salvar al sistema financiero como vía de escape de la economía mundial”.
El resultado de esto es una factura de 1,99 billones de euros, el doble del PIB anual español, en ayudas estatales a bancos sobrevalorados por su marca, pero con sus activos en caída libre.
En paralelo, “tanto la Reserva Federal norteamericana como el Banco Central Europeo no han parado de inyectar liquidez al sistema interbancario para evitar el colapso: 2,5 billones (millón de millones) de euros en el caso de la Fed; medio billón, por parte del organismo que dirige Jean-Claude Trichet”.
MÁS RECURSOS
Pero muchos concuerdan en que, dado los enormes déficits que enfrentan los Gobiernos, ya no hay recursos para seguir inyectando en la banca, pese a las sugerencias que se pueden leer en algunos medios europeos. Algunas dejan en evidencia –con asombroso cinismo– lo que está en juego en este momento.
En un artículo de Inés Abril, en Cinco Días, se discute la posibilidad de la “quiebra ordenada” de Grecia. “La idea es que Grecia pudiera hacer una suspensión de pagos ordenada, como si fuera una empresa, sentarse con los acreedores y negociar una quita en los pagos que ya está reflejada en las cotizaciones”, afirma para agregar luego: “Este esquema incluiría lo que reclama una parte de la población europea desde hace tiempo. No solo que pague Grecia (y sus habitantes, a través de draconianos planes de austeridad), sino quienes prestaron el dinero y asumieron con ello un riesgo. Se haría justicia”.
La pregunta, por supuesto, es si sería tan terrible este escenario. Y no tendría por qué serlo, añade, “si viniera acompañado de un plan de recapitalización de la banca, como el que parece que Alemania y el Banco Central Europeo están preparando”.
Salvada así la banca, quedarían a los habitantes de Grecia la responsabilidad de ver cómo hacen frente al dramático empobrecimiento que el salvataje de los bancos representaría para ellos.
En todo caso, la misma articulista reconoce que “hablar de planes de recapitalización es más fácil que materializarlos”.
DEUDA
El politólogo belga Eric Toussaint, del Comité para la anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), recordó en reciente entrevista, el origen de la deuda griega y la responsabilidad de los bancos europeos en ese endeudamiento.
Toussaint destaca que “los banqueros de los países del oeste europeo aumentaron sus préstamos a Grecia, por primera vez, entre diciembre de 2005 y marzo de 2007, cuando estos pasaron de $80 mil a $120 mil millones”.
Después de que estallara la crisis de las subprime en Estados Unidos, los préstamos volvieron a aumentar un 33%, entre junio de 2007 y el verano de 2008, pasando a $160 mil millones.
Esto significa –afirmó– que “los bancos privados de Europa occidental utilizaron el dinero que les prestaba abundantemente y a bajo costo el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra, la Reserva Federal de Estados Unidos y los ‘money market funds’ de Estados Unidos para aumentar sus préstamos a países como Grecia”.
Curiosamente, las tasas de interés cobradas a Grecia, en vísperas de la quiebra de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, “eran cuatro veces mayores que en octubre de 2009”, un año después de esa quiebra, afirma Toussaint.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
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