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El 7 de setiembre del año en curso, los medios noticiosos destacan la componenda que fragua Ottón Solís con el Gobierno de Chinchilla para aprobar el paquetazo fiscal, con algunos condicionamientos y parches, pero manteniendo, por ejemplo, la fijación del 14 % en el impuesto al valor agregado (IVA), impuesto regresivo y antipopular que se descargará sobre las espaldas de todo el pueblo.
Mucha gente honesta se indigna con justeza ante el comportamiento politiquero de Ottón Solís, creyendo que se trata de una movida personal. Nos parece que nadie debería extrañarse.
Empecemos por preguntarnos: ¿cuáles son los intereses de clase que representa la dirigencia el PAC? ¿A qué fracción de la burguesía representa? ¿O es que alguien cree que el PAC no es un partido del régimen, un partido burgués? ¿O es que a alguien se le ocurre que es un partido de la clase trabajadora y el pueblo, o más absurdo aún, alguien cree que el PAC no tiene naturaleza e intereses de clase, algo así como una entelequia «socialmente neutral»? Desde una perspectiva marxista, partimos por ubicar la naturaleza de clase de los actores y fenómenos políticos: Ottón Solís y el PAC reflejan a la burguesía ligada al mercado interno, venida a menos con el TLC.
Que nadie se engañe: no es una salida individual ni una ocurrencia de don Ottón, como tratan de simplificar algunos analistas “piadosos”; la negociación del paquetazo fiscal es responsabilidad de TODA LA CÚPULA DEL PAC. Si no es así que salgan PÚBLICAMENTE aclarando que no están de acuerdo con Ottón Solís, incluyendo al presidente legislativo Juan Carlos Mendoza; pero, hasta ahora nadie de la dirigencia del PAC se ha atrevido a demarcarse y a discrepar abiertamente con la ”jugada” de Ottón Solís. Entonces, hasta que no demuestren lo contrario: el que calla otorga.
El problema de fondo es que el PAC es un partido burgués que juega de «progre», pero al final es parte integrante del régimen y debe garantizar la «gobernabilidad». Por ello, por ejemplo, se negaron a condenar claramente el fraude en el referéndum sobre el TLC que culmina el 7 de agosto del 2007, desmovilizaron y terminaron las y los diputados del PAC aportando el quórum para que se aprobara aceleradamente la agenda de implementación del TLC y recientemente aprobaron al unísono darle rango constitucional al arma antisindical del solidarismo.
El PAC es lo que es y no debe sorprender que la dirigencia del PAC le haya otorgado la potestad al caudillo Ottón Solís para negociar el paquetazo fiscal con el Gobierno. Lo lamentable es que quienes levantan la bandera del “progresismo” y se autodenomina de izquierda, sigan pidiendo cándidamente «peras al olmo», embelleciendo al PAC y suplicándole que sea lo que no es y haga una alianza “amplia y progresista” para cogobernar (¿Alianza por cuál Costa Rica?). Lo más grave, desde el movimiento popular, es esperar, ilusionarse y promover una soporífera coalición «progre» con el PAC, tal como lo ha acariciado e impulsado hasta la fecha la dirigencia del Frente Amplio.
Hay que abrir los ojos y no caer en esa trampa, en las vanas ilusiones con respecto a una alianza policlasista (con el PAC al frente), con la estrecha y oportunista mira de sumar electoralmente votos y curules, y arañar un pedacito del poder en este cada vez más decadente régimen capitalista.
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