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El doctor Carlos Quirce hace aportes muy estimulantes para nuestro pensamiento actual, entre ellos su reciente artículo “El tugurio de la filosofía”, que no nos podemos resistir a leer y comentar.
Es muy original su denuncia de la miseria material en que la mayoría de los ciudadanos vivimos, miseria, añado, agudizada por la prohibición de la compasión y la empatía, ambas satanizadas con la brutal máxima sociopática “Hay que superar la cultura tica del pobrecito”; lema que puso de moda el aparato “periodístico” privado que opera en el nivel nacional; el mismo que aterrorizó cruel e impunmente a un 51% de los habitantes, para que entregaran casi gratis las propiedades más valiosas del país, bajo la amenaza de despedirlos, poniéndo al pueblo sencillo a escoger entre su patria o su familia.
“No hay que hacer a la gente creer que es pobrecita”, dice de mil maneras esa prensa privada, eco de Wikipedia, Wikileaks, New York Times y otros medios de propaganda. ¡Dios guarde, tienen las manos y los hijos: ¡qué mendiguen, que hagan trabajos que se consideraban indignos! Pero que jamás pidan al gobierno su razón de ser: Casa digna, Salud, Educación y Recreación costeadas por el Estado y Salario justo para quienes crían niños y niñas, reproduciendo el “recurso” humano que llena las fábricas y las siembras y permite vivir la vida “sin complejos”, ahí sí, pero en otra parte: En las grandes mansiones donde se acumula lo que no se les da a los pobrecitos, por su propio bien: “para no hacerlos vagos ni drogadictos” (lujos reservados para quienes tienen suficiente para comprar respeto).
Esa transformación de la prensa privada en abusadora y violadora de pueblos se practicó muy bien cuando el ficticio TLC-USA. ¿Dónde está, ya que el ICE se medio vendió, la CNN, puesta para los cable-adictos casualmente sobre el canal 15, donde nos amenazaban en mal español bien practicado, a todos lo ticos, con “la bolsa o la vida”? ¡Vale que nos rendimos, puede pensar alguien!
Volviendo al doctor Quirce, es sorprendente su aguda crítica a la dictadura farmacológica de la DEA de USA (Agencia de Imposición sobre Drogas, se puede traducir correctamente) que extiende su jurisdicción a todo el planeta a través de una oscura “narcoburocracia” (la expresión es de Gazzaniga) que campea en unas oficinas de la ONU. Este feo tema lo detalla Levine en “El Secreto de La Prohibición Mundial de Drogas”, publicado en Internet. Las Listas de Prohibición de Ciertas Drogas (Schedules) son producto de la “Conquista del Mundo” proclamada por los ganadores de la Guerra de 1938-1945.
En esa Ley, que hay que respetar, el alcohol y el tabaco no son drogas, ¡ni se las menciona!, pero sí se PROHIBE TODO otro psicotrópico QUE PUEDA INDUCIR ESTADOS SIMILARES DE INTOXICACIÓN Y CONSUMO, o sea: Se persigue a muerte todo embriagante, sobre todo los de culturas no cristianas, que pueda sustituir al alcohol. Se salvan solo psicotrópicos no farmacológicos como los libros y la música, cuya prohibición también costó miles de muertos en hogueras y guerras. La meditación no ha sido prohibida, porque talvez no funciona tan eficazmente como “competencia”.
Esa Ley es una metamorfosis de la persecución de las hierbas “diabólicas” y la brujería o chamanismo (origen de la química), que antaño dirigieran las diversas inquisiciones en la Cristiandad. Esta Ley, como institución político-militar impuesta por la fuerza bruta, contradice la lógica y la ciencia básica: Trata a las medicinas o drogas con absoluto desprecio de la ciencia toxicológica y médica, impide de hecho la investigación y el uso medicinal, pues lo condena a priori; exige olvidar y “sólo decir no” ante hechos objetivos y verdaderos como que droga y medicamento son sinónimos, y que el modo de consumo y la dosis, determinan la maldad o bondad del efecto, para cualquier droga. Mientras el alcohol, ejemplo más conspicuo, no sea tratado como lo que es, la gente estará inclinada precisamente a esa drogadicción, talvez la más grave y deteriorante conocida por nuestra medicina… y nuestro pueblo.
“Desgraciados quienes dictan leyes injustas, y los que con decretos ejecutan la opresión, que despojan de sus derechos a los pobres del país, y tratan de que no les hagan justicia; que le niegan la pensión a la viuda y le roban la herencia al huérfano” (Libro de Isaías, 10,1).
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