El reciente ranking elaborado por el Foro Económico Mundial es un buen insumo para debatir si nuestros objetivos futuros estarán concentrados en vernos mejor en esa lista de países o bien hay que tener otros elementos que quizás unidos con estos indicadores, puedan ser los aspectos que den la orientación para promover un desarrollo costarricense, según nuestras fortalezas, nuestros valores históricos y el sentido de equidad y sostenibilidad, por los cuales hemos abogado a través de décadas.
Según este índice, Suiza es la economía más competitiva entre 142 países considerados del planeta. En segundo lugar se ubica Singapur, en tercero está Suecia, Finlandia de cuarto y los Estados Unidos en quinto.  Con la excepción del segundo lugar, no hay sorpresas, son países que han hecho las cosas distintas, con la excepción del quinto lugar (EU), los países han promovido por medio de un Estado de bienestar el progreso en todos los ámbitos, teniendo al desarrollo humano con solidaridad en sus orientaciones básicas. Una sorpresa es Singapur; algunos de los criterios que forman el índice favorece que la competitividad de este país se ubique en un destacado segundo lugar.
En Latinoamérica, Costa Rica ocupa el quinto lugar detrás de Chile, Panamá, Brasil y México, respectivamente.  El país pasó del puesto 56 al 61 en el ámbito mundial. Seguidamente se analizan algunos de los criterios considerados en la construcción del índice de competitividad, los cuales deben evaluarse con cuidado:
Instituciones: Uno de los aspectos que se mencionan y califican mal a la región y el país en particular es la excesiva burocracia en los trámites y procesos para llevar a cabo actividades económicas. Sin duda, Costa Rica debe mejorar en ese aspecto, hay procesos engorrosos, sin objetivos claros y que consumen recursos de la economía sin logros relevantes. No obstante, hay otros trámites y procesos que seguramente son necesarios, como el campo ambiental, cumplimiento de normativas laborales y sociales que son propias de un tipo de sociedad que ha decidido construir de forma particular, con sostenibilidad y solidaridad. Por supuesto, hay que analizar y mejorar procesos para que se logren los mismos objetivos con menores trámites.
Eficiencia de las relaciones laborales: En este aspecto el país no es bien calificado, porque se indica que no ha avanzado en los procesos de flexibilidad laboral. En ese sentido es importante tomar distancia y definir qué es prioritario para el país, los logros históricos y valores de la sociedad, para con la protección de los trabajadores o acomodarse a las circunstancias internacionales y ajustarse a lo que dictan las modas y las presiones de los sectores empresariales transnacionales. El empresariado costarricense ha sido consistente con el valor que para la sociedad tiene las garantías sociales, seguramente estos aspectos les costarán al país algunos puntos en este ranking; pero en ese sentido el bienestar, la calidad de vida y la paz social, tienen más relevancia que este escalafón que tiene sus orientaciones hacia los negocios per se.
Desarrollo de mercados: Como lo han indicado diferentes economistas premios Nobel de Economía, para que los mercados tengan la posibilidad de funcionar bien, deben cumplirse una serie de requisitos, no siempre fáciles de cumplir. Por ello, las acciones previas para contar con un marco regulatorio y las condiciones para la competencia son básicas.
Los aspectos analizados previamente dejan ver que el índice de competitividad tiene elementos positivos para considerar, pero que no en todos los casos los países pueden y deben adoptar cambios para tener mejores índices, si estos ponen en peligro sus aspiraciones fundamentales de convivencia social: tal como la sostenibilidad ambiental, la equidad, la solidaridad y los derechos ciudadanos.