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La palabra crisis hace referencia a un estado de salud en el cual el afectado se halla en una fase crítica, donde la algidez de la situación puede desencadenar un desenlace fatal, o bien, propicie el inicio de una recuperación después de un estado de severo quebrantamiento.
La crisis es un proceso evolutivo de un ser vivo y por tanto es apropiado usar el término cuando nos referirnos a los ciclos económicos. Las crisis económicas, como ocurre con las crisis de salud en un organismo, no ocurren porque sí; existe una causa, un origen.
Toda economía es un conjunto de seres vivos, que piensan y actúan, se enferman y sienten, de tal suerte que pueden diagnosticarse para una economía distintos tipos de afecciones (como las crisis) y también ser distintas las causas para síntomas similares.
En algunas ocasiones, esta comparación resulta ser útil, al advertir que algunos padecimientos tienen su origen en agentes externos: virus y bacterias pueden originar una afección infectocontagiosa, como podríamos imaginar es una subida en los precios de los hidrocarburos; no obstante, así como ocurre con los organismos vivos, si la situación de la economía es robusta y bien sustentada,Existen no obstante otros tipos de enfermedades que tiene su origen dentro del propio organismo; algunas pueden ser, incluso, enfermedades congénitas, que existen desde el momento mismo en que se crea la idiosincrasia de un pueblo, e incluso podemos imaginar algunos males hereditarios. El origen de las enfermedades económicas puede ser variado, como vemos; y ello nos puede inducir a diagnosticar erróneamente el tratamiento, la medicina y la cura de la enfermedad.
Pensar, por ejemplo, que el mal proviene de un contagio, cuando en realidad es una enfermedad congénita, nos puede llevar a considerar medidas paliativas, sin que se ataque el problema de fondo, es como recetar un antihistamínico cuando el origen del estado febril es una alteración en el nivel de plaquetas producido por una enfermedad mucho más grave.
Igual ocurre con la situación de una economía: financiar un exceso de gasto público corriente con una emisión de bonos puede proporcionar un alivio temporal, pero no solucionar el desequilibrio fundamental que representa una estructura tributaria inequitativa y laxa.
Aun cuando pueda ser obvio un diagnóstico, todo facultativo ha de darse a la tarea de verificar su hipótesis y realizar exámenes a fin de diagnosticar apropiadamente y determinar el tratamiento que lleve a la cura.
Muchas veces, el fenómeno de las crisis económicas resultan ser una malvada sinergia de una serie de elementos perversos. Por ejemplo, una afectación gripal que halla un cuerpo falto de cuido, mal alimentado, propenso al contagio, un organismo con mucho estrés, que se halla debilitado… en tales circunstancias, probablemente el agente patógeno encontrará poca resistencia y se propagará rápidamente.
Otras veces, las crisis económicas advienen a los pueblos producto de sus propias decisiones como lo son los enfrentamientos políticos internos y las luchas fratricidas por el poder dentro de un país.
Finalmente, algunas otras veces, el germen de la crisis económica subyace en lo recóndito de la sociedad, como una cápsula dispuesta a activarse en cualquier momento: la corrupción, el comportamiento no ético, la conveniencia, el egoísmo; son enfermedades sociales que tienen sus manifestaciones económicas, muchas veces vistas como afectaciones puntuales, como pequeños lunares que aparecen sin razón alguna, pero que esconden una severa y crítica condición del ser.
Pese a verse como un solo organismo, siendo afectado por un proceso evolutivo al que denominamos crisis, toda organización económica está compuesta por seres individuales que reaccionan, viven, piensan y sienten de forma distinta; en otras palabras, cada componente de este gran conjunto que llamamos sociedad enfrenta la crisis de manera distinta, pues le afecta de diferente forma; así pues, cada cual vivirá SU propia crisis, algunos en forma más severa que otros, dependiendo de su condición de salud económica.
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