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Tras la huella de la radiactividad en los alimentos

La Universidad de Costa Rica (UCR) vigila que los alimentos que se consumen en el país, así como aquellos que son exportados, estén libres de contaminación radiactiva. Esto se logra gracias a un sofisticado equipo que posee el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum).

La Universidad de Costa Rica (UCR) vigila que los alimentos que se consumen en el país, así como aquellos que son exportados, estén libres de contaminación radiactiva. Esto se logra gracias a un sofisticado equipo que posee el Centro de Investigación en Ciencias Atómicas, Nucleares y Moleculares (Cicanum).
El Lic Luis Guillermo Loría Meneses, investigador del Cicanum y profesor de la Escuela de Física, explicó que se trata de una técnica denominada Espectroscopía Gamma, la cual fue incorporada en Costa Rica y en otros países de América Latina luego del accidente nuclear de Chernóbil en 1986.
Según Loría, desde 1940 se han llevado a cabo muchos ensayos nucleares en el mundo, los cuales han liberado material radiactivo al ambiente; solo en los últimos 25 años se han presentado tres grandes accidentes nucleares: Three Mile Island en Estados Unidos, Chernóbil en Ucrania y Fukushima en Japón, los cuales han liberado gran cantidad de partículas radiactivas a la atmósfera, material que se distribuye en todo el planeta y que por su propio peso o por acción de la lluvia baja y se deposita en los suelos.
 
El Cicanum adoptó dicha técnica dos años después del accidente de Chernóbil; antes de esa fecha, los investigadores de la UCR querían contar con esta técnica, pero la misma Agencia Internacional de Energía Atómica no lo consideraba necesario.
Sin embargo, después de 1986 la agencia cambió de opinión y promovió que en América Latina se instalaran equipos de esta naturaleza, cuyo costo mínimo ronda los $100 000
Este Centro universitario cuenta actualmente con un Manual de Procedimientos Técnicos para la Determinación  de la Contaminación Radiactiva en Alimentos, como resultado de su participación en un proyecto de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
TÉCNICA PRECISA

La Espectroscopía Gamma es una técnica analítica nuclear que permite cuantificar la concentración de un isótopo radiactivo en cualquier tipo de matriz o muestra, la cual puede ser vegetal, el suelo, agua o alimentos.
La técnica es de altísima precisión, afirmó el Dr. Loría, se logra medir partes por millón (PPM) en cantidades sumamente pequeñas de matriz. Cualquier muestra puede analizarse con este equipo, siempre y cuando contenga algún isótopo radiactivo.
BENEFICIOS

El método del ensayo de la UCR para el análisis de material radiactivo está acreditado internacionalmente, por lo que sus resultados poseen aceptabilidad y validez en todo el mundo.
Con la tecnología de Espectroscopía Gamma se ha beneficiado el sector exportador de alimentos, debido a que los países importadores de productos costarricenses exigen una certificación de que dichos productos no tienen ningún tipo de contaminación radiactiva.
Empero, el investigador del Cicanum resaltó la importancia de que la UCR ponga esta técnica también al servicio del Ministerio de Agricultura y Ganadería y de la población en general, con el fin de asegurar que los alimentos que se consumen dentro del país no posean contaminación radiactiva y tener capacidad de dar la alerta en caso necesario.
En el país no existe una legislación que exija el monitoreo de los productos importados que se consumen.
Sin embargo, la UCR mantiene un proyecto de vigilancia radiológica, mediante el cual se recolectan muestras de alimentos y productos que luego son sometidos a pruebas para determinar los valores máximos de radiación permitidos en el consumo. Estos valores son diferentes para personas adultas y para niños.
“Tomamos muestras de tierra y de productos como tubérculos, raíces, granos, carnes, agua, cereales y lácteos para infantes y de algunos productos de los supermercados en diferentes puntos de venta en el país”, aseveró Loría.
PROCEDIMIENTO

El procedimiento para el estudio de las diferentes muestras se inicia, en el caso de los vegetales, con el secado a una temperatura de 60 grados Celsius. Luego se muelen para obtener volúmenes de 500 mililitros, con una densidad de entre 800 y 1200 kilogramos por metro cúbico. Si la muestra es líquida, simplemente se vierte en los recipientes de prueba, y en cuanto a las muestras minerales, se sigue otro tipo de proceso.
Una vez procesadas, las muestras se colocan en unos recipientes de aluminio o polietileno llamados Marinellis, con capacidad para 500 centímetros cúbicos y cuyo centro es hueco. Los detectores en los cuales se introducen los Marinellis identifican los niveles de radiación en las muestras de alimentos, tierra, granos o líquidos. Esa radiación es recogida por un cristal de germanio hiperpuro, luego es pasada a un preamplificador, después a un amplificador que la analiza y finalmente a un analizador multicanal que tiene 8092 divisiones, en las cuales se ubican los fotones. Este equipo debe ser calibrado por su energía para que identifique y por su eficiencia para que cuantifique.
Una vez que las muestras ya fueron medidas y cuantificadas, se obtienen los valores de radiación presentes en ellas y si superan los valores máximos permitidos se suspende el comercio del producto.
Loría comentó que gracias a la exactitud de las mediciones que se han venido realizando con esta tecnología desde 1986, puede afirmarse que Costa Rica está libre de contaminación radiactiva. La precisión de los datos es tan alta que incluso el Servicio Nacional de Salud Animal (Senasa) tiene interés en la prueba.

  • María Peña Bonilla ([email protected])
  • Crisol
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