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“La lengua es nuestro ejército: la conquista de la nación italiana ha comenzado con Dante, Petrarca y Boccaccio”.
Estamos a punto tanto en Costa Rica, como en otros países, y como cada año en este período, de celebrar la XI Semana de la Lengua Italiana en el Mundo, promocionada por el Ministerios de Asuntos Exteriores Italiano. “Nosotros” comprende todos los que trabajamos en los diversos sectores: culturales, de educación, y de divulgación, para la promoción de la lengua y civilización italiana fuera del territorio nacional, desde la Embajada de Italia, a la Embajada de la Confederación Helvética en Costa Rica, desde la Asociación Dante Alighieri y la de Mutuo Socorro hasta todas las instituciones nacionales – ante todas la Universidad de Costa Rica – que colaboran de manera efectiva a que se conozca y se aprecie la lengua y los aspectos de la cultura italiana dentro del público costarricense.
La semana de hecho se extiende a un periodo mayor de celebraciones, que inició idealmente al final del mes de septiembre con un exitoso taller de capacitación para los docentes de italiano en Costa Rica, organizado por la Escuela de Lenguas Modernas de la UCR, y se concluirá al final del mes de octubre.
Estas se caracterizarán por una serie de manifestaciones que comprenden desde proyecciones cinematográficas a encuentros en los que se dará espacio a los diferentes lenguajes expresivos de matiz italiana: los del arte, de la música y aquellos más específicamente lingüísticos.
Este período coincide con las celebraciones de la Diversidad Cultural en el ámbito universitario y nada me parece más apropiado que asociar y adjuntar estos aspectos dentro de la variedad cultural costarricense.
De hecho el presente año es de suma importancia para Italia, ya que celebra sus 150 años de unificación, acontecimiento que se llevó a cabo en 1861. País joven por lo tanto, políticamente, pero no lingüísticamente. Particularmente, como docente, me gustaría recalcar la especificidad de la cuestión del idioma.
Italia existía como entidad geográfica con una lengua literaria común, procedente de los grandes de la literatura italiana de los siglos trece y catorce y del Renacimiento, es decir que poseía una unidad lingüístico-literaria nacional desde los tiempos de Dante Alighieri. Su efecto unificador contribuyó, más que otros factores, al logro de una unidad, que desde el punto de vista político vino mucho más tarde a Italia.
Gian Luigi Beccaria, lingüista y crítico literario italiano, en su artículo publicado en la sección “Tuttolibri” de Il Corriede della Sera del 24 de abril 2010 sobre el tema del desarrollo de la lengua italiana a través de los siglos, reporta que “nos reconocíamos en esta rica, flexible, estratificada lengua italiana. Como ya escribía Isidoro de Sevilla (556¿?-636 A.D.), en sus Etimologiae (IX, I, ii): “ex linguis gentes, non ex gentibus linguae exortae sunt” (no son los pueblos los que hacen las lenguas, sino las lenguas las que hacen a los pueblos). Johann Gottfried Herder ( 1744-1803) sostenía que la nación es una comunidad de carácter cultural basada principalmente en el lenguaje: toda la riqueza espiritual de las tradiciones, costumbres, historia, religión y toda la plenitud de la vida de un pueblo, todo su corazón y su alma se hallan en el idioma”.
Las estructuras fundamentas de la lengua italiana fueron provistas de la admirable elaboración literaria del siglo XIV del dialecto fiorentino (de Florencia), principalmente en las obras maestras de los tres grandes escritores: Dante, Petrarca y Boccaccio, autores con los cuales nuestra literatura y nuestro idioma se han querido identificar.
Beccaria prosigue: “Con el paso de los siglos nuestro idioma conservó la estructura de la lengua de origen. Hecho que en otros países no sucedió. Con respeto al italiano antiguo, el moderno ha cambiado de manera considerable el orden de las palabras, pero de hecho son los elementos de continuidad y persistencia los que han prevalecido sobre las transformaciones temporales”. Fueron los manuscritos, la literatura y la cultura en varios ámbitos de las artes los encargados de difundir la lengua italiana.
Me parece importante destacar que esta particularidad de la lengua italiana, a diferencia de otros idiomas como el español, lengua de conquista, y el inglés, idioma del poder económico y político occidental, no ha necesitado ejércitos para conquistar un puesto de respeto en el panorama de los idiomas más estudiados a nivel mundial.
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