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Obra teatral Peter Pan con acento tico

Teatro del Sol se atrevió a estructurar una historia con una evidente referencialidad en la obra “Peter Pan”, pero con un marcado acento tico, con el cual se analiza y profundiza en la realidad de este país.

Teatro del Sol se atrevió a estructurar una historia con una evidente referencialidad en la obra “Peter Pan”, pero con un marcado acento tico, con el cual se analiza y profundiza en la realidad de este país.
Para empezar, hay que considerar el hecho de que son nueve los directores de la pieza y no uno, como es tradicional. A ello, se suma una lista de actores que supera el orden de los 40.
“Es un espectáculo en donde la creación colectiva es llevada a la dimensión de la dirección, ya que se conforma alrededor del trabajo de nueve directores, con lo cual se intenta presentar una dimensión fragmentada y plural, donde la diversidad escénica como elemento esencial del montaje es la principal premisa de trabajo”, explicó Kyle Boza, uno de los directores.
 
La obra estará en “cartelera” a partir del 20 de octubre y hasta el 13 de noviembre en el Teatro Universitario, ubicado en el edificio Saprissa.
Entre “El país del nunca jamás” y la obra de James Matthew Barrie se establece una marcada intertextualidad, pero la pieza del escritor solo sirve de base para ahondar en una realidad costarricense que se hurga y se atiende desde diferentes puntos de vista.
“El texto se crea a partir de una adaptación de la conocida pieza ‘Peter Pan’ de  Barrie, cuya historia es conocida para todos. Se parte del famoso personaje que no quería crecer, para desarrollarlo hacia distintas posibilidades a partir de una sencilla cuestión: ¿Sería Peter el mismo, si viviera en nuestra urbanidad josefina de siglo XXI?”.
Hay que recordar que la obra de Barrie en un principio fue creada para el teatro, en 1904. Siete años más tarde apareció como libro en “Peter Pan y Wendy”, en 1911.
Desde entonces, dicha creación ha sido adaptada al teatro y al cine en prácticamente todo el mundo y en innumerables ocasiones. La de Costa Rica en esta oportunidad reviste características especiales, que hacen que el público tenga a su disposición una propuesta diferente e interesante.
En la producción, que se podrá apreciar en el Teatro Universitario, hay música propia, una escenografía muy particular y el concurso de un amplio número de actores.
Boza recalcó que en ningún momento pretendieron hacer una adaptación fiel del famoso personaje que tanto gusta a pequeños y grandes, sino que ese es el punto de partida para explorar otros ámbitos y temas.
En la pieza, se trata de abordar la temática que confronta al individuo consigo mismo en algún momento de la vida, en la que es preciso definir qué camino se sigue: si el de la independencia o el de la dependencia a una serie de situaciones que moldean una vida.
ESFUERZO COLECTIVO
Para el montaje de “El país del nunca jamás” se organizó el “Colectivo Espontáneo Los niños perdidos”, el cual surge, precisamente, para realizar la producción de la obra, sin otro objetivo que ese y con el afán de lograr una propuesta diferente en cuanto a actuaciones, contenido, escenografía y demás detalles propios del teatro.
“Las distintas personas que lo conforman son sobretodo valientes que se acercaron al proyecto por interés, vocación o simples ganas de trabajar. Más que un grupo se ha constituido como un espacio por el que transitan distintas individualidades que, al encontrarse, conforman juntas un momento de unión”, detalló Boza.
Según este director, uno de los principales desafíos del proyecto es “no salir ilesos del proceso”, es decir, lograr que algo cambie en la concepción y el pensamiento de sus participantes, para que de ese modo puedan aplicar esas vivencias a otros esfuerzos en un futuro.
“En ese sentido, se puede decir a cabalidad que ‘Los Niños Perdidos’ ha cumplido con este primer objetivo de forma definitiva, ya que todas las personas involucradas en este proceso estamos ‘marcadas’ por el mismo esfuerzo y llevamos distintivas cicatrices en nuestros cuerpos que nos identifican como parte de este compromiso y afirmamos sin lugar a dudas: ‘este cuerpo ha vivido algo intenso”.
Como es una propuesta espontánea y que se organizó con base en el aporte de muchos, los participantes no saben si habrá o no otra experiencia de teatro conjunta con tanto esfuerzo y lucha como este montaje.
“Es difícil y hasta cierto punto irrelevante afirmar, o inclusive tratar de adivinar, si ‘Los Niños Perdidos’ se disolverá con el final de estas efímeras funciones, como se disuelve el teatro en los instantes en que se hace, o si seguirá adelante intentando establecerse a sí mismo a partir de la permanencia de sus miembros”.
En criterio de Boza, no es precisamente ahí “donde reside su significado, sino en el momento que ha construido, ya que al igual que el vuelo de los niños y de Peter Pan, este colectivo es un portal hacia otra dimensión que se abre un instante del tiempo en algún lugar del espacio, y nunca nadie sabe dónde ni cuándo se volverá a abrir”.

  • Jose Eduardo Mora 
  • Cultura
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