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Con base en conceptos aparentemente simples o elementales -como números (10/8/11) deudas (21/9/11) y dinero (12/10/11)- vengo sosteniendo que la disciplina de economía puede ser engañosa, porque suelen ser aplicados de modo abstracto o refractario a lo histórico-dinámico y socio-político. Ahora voy a considerar otras dos palabras económicas usadas frecuentemente, no sé si para aclarar situaciones o encubrir problemas; me refiero a “riqueza” y “pobreza”.
Esos no son meros términos técnico-económicos, sino que contienen juicios de valor y sesgos ideológicos. Ningún economista puede discurrir inteligentemente sobre dichos fenómenos sin ideas antropológicas y nociones culturales; es verdad que tienen relaciones directas e indirectas con deudas y dinero, también pueden ser tratados con números, pero son más, mucho más.
Por cierto, Rana Foroohar, una analista financiero-económica “de moda” en Estados Unidos, recientemente dio algunas buenas ilustraciones empíricas de tales relaciones en su página El Capitalista Curioso, de la Revista TIME, artículo “La Verdad Sobre la Crisis de Pobreza en EUA” (septiembre 21, p. 17). Según ella, el fenómeno refleja no solamente pérdida de empleo, sino que “señala movilidad descendente”, en general. Dice que esta realidad está envuelta en una abundancia de información, a pesar de que sea difícil precisarla. Por ejemplo:
• El proceso partió de la hiperglobalización, desde hace veinte años. Ahora los salarios están bajo los niveles de 1964.
• Hijos e hijas ya no ganan lo suficiente para vivir independientemente y regresan para compartir los hogares de sus progenitores.
• La población de más edad tiene que luchar para mantener sus beneficios de jubilación.
• La estructura tributaria ha sido modificada para favorecer a la cúpula de la sociedad y perjudicar la base.
• Los subsidios e inversiones en educación y salud bajan, mientras se multiplican los gastos militares como porcentaje del presupuesto federal.
• El famoso “sueño americano” es reconocido cada vez más como una quimera.
Con el libro Riqueza de las Naciones, Adam Smith fundó la disciplina de economía; y nuestro don Pepe escribió, casi doscientos años después, sobre Pobreza de las Naciones. Como economista, he leído ambas obras repetidamente y cuidadosamente, junto con numerosas otras referidas a esas materias, en el curso de medio siglo; y confieso que no entiendo ninguna de las dos a plena satisfacción. Ninguno de todos esos autores siquiera las ha descrito o definido de modo preciso, “riqueza” y “pobreza”: ¿perfiles opuestos del mismo misterio?, ¿abundancia o faltante de un solo adjetivo?, ¿percepciones igualmente oscuras de la misma intuición?, ¿envolturas de una sola relatividad?, al fin y al cabo, ¿una sola arbitrariedad o una sola moralidad?
Concluyo destacando a los lectores y lectoras que la economía es una disciplina de ciencia social, con todas las complejidades y ambigüedades de otras; tal vez más, porque éstas se disimulan con términos supuestamente precisos y formulaciones numéricas. Invito igualmente a colegas economistas a ser más autocríticos y complementar esos conceptos y enriquecer sus análisis con los de historiadores, sociólogos, antropólogos, psicólogos y politólogos.
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