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Es urgente tomar decisiones en materia de energía y conservación, coincidieron los expositores en el foro: “Futuro energético y conservación en Costa Rica”, el cual reunió a expertos en la materia el pasado 17 de noviembre en el auditorio de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Este espacio de discusión fue organizado por el Frente Nacional por la Protección de los Humedales, en colaboración con la UCR y el Instituto Tecnológico de Costa Rica.
Participaron como expositores René Castro, ministro de Ambiente, Energía y Telecomunicaciones; Roberto Dobles, exjerarca de ese ministerio; Rolando Araya, ingeniero químico y excandidato presidencial; Carlos Quesada, quien es excoordinador de la estatal Estrategia Nacional de Desarrollo Sostenible. El moderador fue Gustavo Gutiérrez, director de la Escuela de Biología de la UCR.
Bernardo Aguilar González, director ejecutivo de la Fundación Neotrópica –uno de los entes organizadores de la actividad-, externó preocupación por las políticas energéticas en el país que tienen repercusiones ecológicas, sociales y económicas, sobre zonas y ecosistemas como los de las comunidades indígenas en la región Brunca y Huetar Norte, así como en los ecosistemas acuáticos de Térraba y Caño Negro. De ahí de la importancia de analizar el futuro ecológico del país en esta materia, expuso.
Como panelista, el ministro Castro centró su presentación en las responsabilidades ambientales que tiene el sector empresarial, lo cual ejemplificó con la empresa costarricense Coopedota. Esta logró producir el primer café “carbono neutral” del mundo, al disminuir significativamente los impactos ambientales que la actividad comercial del café origina.
Del mismo modo, ilustró los desastres de un mal manejo del balance entre lo comercial y lo ambiental. Este es el caso de las industrias automovilísticas de Estados Unidos, las cuales debido a su manejo mercantilista tuvieron que ser rescatadas por el Gobierno, al caer en una crisis financiera producto de esa mala administración de la responsabilidad social.
Por su parte, el exministro Roberto Dobles expresó preocupación por la gran dependencia del país en petróleo, que principalmente se consume para el trasporte. Mostró datos de cómo la cantidad de petróleo disponible en el mundo disminuye y ante una demanda creciente, la situación ocasionará crisis energéticas que afectarán a todo el mundo, lo cual repercutirá en recursos para la vivencia humana, como lo son los alimentos.
Dobles, además, retomó la importancia del impacto del cambio climático de las fuentes de energía, en vista de que Costa Rica es un país que depende en gran parte de energía proveniente del agua. Ante estos cambios climáticos, durante los inviernos se dará un exceso en precipitaciones y en las estaciones secas se sufrirán de sequías; por consiguiente, se afectará la producción de energía por medio de fuentes hidroeléctricas, aseguró.
En su opinión, las soluciones ambientales deben basarse en los principios de “sustitución” y “conservación”. En este contexto, supone que la mejor salida energética es el cambio al consumo de energía proveniente del gas natural.
CRISIS Y SUFICIENCIA
Rolando Araya, por su parte, enfatizó la importancia no solo de la conservación y de la sustitución de recursos, sino de un manejo más responsable y ético del consumo de las fuentes energéticas.
Araya es del criterio de que las crisis económicas que han ocurrido en el mundo tienen un ligamen con las crisis energéticas.
Al igual que a Dobles, le preocupa el cambio climático, las crisis alimentarias y políticas, de las cuales señaló como responsables a los que él llamó “los dueños del mundo” -en referencia a los grandes poderes económicos mundiales-. Por eso, cuestionó fuertemente las injerencias de grandes empresas ligadas a la producción de petróleo, que obstaculizan la búsqueda de soluciones eficientes alternativas al petróleo, especialmente en Estados Unidos.
Incluso Araya fue muy crítico de las políticas de fuentes energéticas asumidas por el país, como lo es la producción industrial de alcohol, porque -según él- esta fuente orientada a una masiva producción “genera una enorme cantidad de dióxido de carbono”.
Asimismo, reprochó el alza en los precios del diesel, donde comparó la ventaja ambiental y económica que le lleva Europa a Estados Unidos, debido a su recurrente uso de diesel en sus medios de transporte.
Por otro lado, Carlos Quesada afirmó que existe un problema en materia de energía y es el de saber cuánto es suficiente en este tema, ya que existe un exceso de consumo por parte de la población y las empresas, y no se hace consciencia para disminuir este consumo.
Quesada considera que debería existir una alerta en torno a las implicaciones que conlleva el consumir productos importados, debido a que estos traen en sus costos una carga energética, principalmente por el transporte.
“Por un lado, estamos preocupados por los aspectos ambientales. Por otro, estamos en contra de ciertos proyectos de energía eléctrica que podrían redimensionarse y trabajar con las comunidades, y buscar cómo obtener un proyecto económico, técnico y -sobre todo- ecológicamente viable”, dijo Quesada, en alusión a los grupos ambientalistas que critican y se oponen a proyectos de tipo hidroeléctrico.
El foro se extendió por dos horas y finalizó con una ronda de comentarios, donde destacaron las dudas sobre cuál es el país que se quiere en materia de energía, debido a la falta de consenso político y social en estos temas.
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