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Lo que he de contar me pasó el 16 de noviembre de 2011.
En la oficina en la que trabajo estamos en la confección de un diccionario. Nos encontrábamos en la necesidad de definir el vocablo inglés whig. (Aquellos miembros del partido laborista inglés que se oponen, por principio, a los tories o conservadores.). Y bueno, resulta que un número grande de sitios de Internet, y diversos diccionarios, recogen el término con H entre la W y la I; y el Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual de G. Cabanellas, por su parte, lo muestra con la H después de la G: wighs. Ante esta leve dificultad llamé a varios conocidos que estudiaron en Inglaterra a ver si sabían. A algunos no los encontré, otros no estaban seguros y otros más no tenían idea del cómo. ¿Qué hacer? Claro: llamar a la embajada británica y preguntar. Llamé.
Me atendió una agradable voz femenina. Embajada británica, buenos días…
-Buenos días señorita –saludé a mi vez-, necesito saber cómo se escribe una palabra.
Hubo un silencio alentador. –Vea muchacha -continué-, a ver si me le pregunta a alguien por ahí, si usted misma no puede ayudarme, cómo se escribe whig; si con H antes de la I o con la H después de la G.
Otro silencio, solo que esta vez circunspecto. Y la respuesta que motivan estas letras: Lo siento mucho, señor, pero no estoy autorizada para suministrar esa información.
Una sonrisa se me dibujó de inmediato. Aquello tenía que ser broma. -¿Cómo? dije, por decir.
-Sí señor. Las funcionarias que podrían informarle están en una reunión y no le pueden atender.
-Pero señorita… –dije– solo quiero saber cómo se escribe una palabra, punto.
-… Deme un momento, por favor.
Dos minutos de musiquita insulsa por el auricular y de nuevo la muchacha, Señor, puede tramitar su consulta por intermedio del Encargado de Asuntos Políticos de la embajada.
-¡Pero joven!- Aquí, en serio, ya yo reía buenamente. -¿En verdad hay que preguntarle al “Encargado de Asuntos Políticos” en dónde va la H en la palabra whig?
Y de nuevo “… Deme un momento, por favor.” Otro par de minutos y reaparece la recepcionista.
Ah, bueno, si es así, sería con el Encargado de Prensa… (que es el mismo que de Asuntos Políticos).
-¿El encargado de prensa para que hablemos de una H?
-Sí señor.
-¡Señorita! -exclamé sinceramente-, viera usted cómo me ha alegrado la mañana.
-Vea, señor Salazar (Yo ya me había identificado) le voy a explicar. Venimos llegando de un curso en el cual se nos ha capacitado para que la información que la embajada suministre sea filtrada y debidamente encausada.
-Muchacha, en serio, esto es divertidísimo.
-Es que aquí se es muy celoso con la información y se es muy riguroso con eso… Pero voy a ver si le ayudo… un momento, por favor.
Minutos van, minutos que se van, musiquita telefónica, eureka, apareció.
Sí, definitivo, no le puedo suministrar esa información.
-¿Será –pensé- que esa palabra, su correcta grafía, es la clave de la defensa estratégica de las Falkland Islands y yo, inocente mortal, acerté a indagar acerca del vital secreto?
-Es que vea, don Pablo, le voy a explicar… (¡Magnífico!, consideré) a veces la gente nos llama y se enoja por que no le damos información acerca de la solicitud de visa…
-Joven –interrumpí- yo no quiero saber nada acerca de visas… es más, ni siquiera saber si el Reino Unido existe (esto último lo pensé; que decirlo hubiera sido un exabrupto ajeno a la flema británica de la cual uno se siente pleno por el mero hecho de llamar a la representación del inmemorial Reino). A mí, nada más, me gustaría, así, sin más, saber cómo se escribe whig.
La cosa es que la surrealista (¿kafkiana?) conversación se prolongó y prolongó en términos muy similares, hasta que de un pronto a otro la muchacha dijo: Le voy a pasar a una compañera. Un español devenido de una mujer, cargado de un incitador acento británico, me preguntó: ¿En que lo puedo ayudar?
-Buenas… vea ¿cómo se escribe whig?- Pero tuve el mal tino de pronunciar “wing” (“ala”, sí, así, como ala de pollo o ala de avión).
¿”Wing”? repitió y deletreó, se escribe W I N G… pero dependerá, o no, si es la izquierda o la derecha…
Aquello era digno de Saki o de Wilde, el irlandés.
Caí con que la atrofia de oficina no es exclusividad tercermundista y que también se enquista en el primerísimo mundo. ¿Qué podía yo agregar?
-Muchas gracias, dije, y colgué.
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