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La necesidad de que la Planificación como híbrida entre las Ciencias Sociales, y quienes la pensamos, nos veamos en una praxis transformadora de la sociedad y la institucionalidad (editora de ese periódico “El Hegemónico”), cotidianamente se acrecienta. Imaginemos otras planificaciones en un accionar profundo, catárticas, promoviéndose como instrumentos de rupturas, brindando espacios de validación en la linealidad y racionalidad totalitaria excluyente de la actual planificación tradicional, y como herramientas hacía cuestionamientos ontológicos.
En el monólogo tradicional se suele mencionar entre líneas –como si un verso fuera demasiado- para la “ciudadanía espectador”, a quienes sobreviven a la expansión piñera o a la xenofobia, desde las identidades imaginarias nacionales-institucionales y sus víctimas. Poblaciones que recogen su agua de consumo humano en el cisterna cada dos días, poblaciones cercanas a ríos que los lloran por ahora ser más pesticidas que agua, personas utilizadas en juegos políticos como Calero, y expulsadas de sus viviendas como en Medio Queso de Los Chiles.
Estas poblaciones que sobreviven a la piña y al banano, y antes al ferrocarril y al café, y un tanto más antes sobrevivieron a la colonización, esa que la “Escuela de la Amnesia” nos enseña a mirar de reojo, casi clandestinamente como a las muchas otras voces ilegales. Ahora que los medios de comunicación se han tornado la única voz en la socialización “enmudecida” -y estas poblaciones se pintan como espectáculo- cumplen dos funciones existenciales, la desinformación violentamente dirigida contra los muchos solitarios, petrifica el posible caminar humano hacia la construcción de su propio camino, y facilita su engaño.
La reivindicación de este caminar, y de la consciencia humana en su historia, es de primacía a estas planificaciones; desarrollando críticas actuales a los discursos tradicionales, emitidos por la autocalificada institucionalmente, ‘transparente’, y aunque pareciera invisible, es a esta planificación a quien se le otorga la legitimidad histórica. Dispositivo de control/expansión de quien estaría celosa la omnipresencia si conociera la envidia. Planificación propagandista, vendida y generalista. Una “fuerza pública” que sin macana nos borra los sueños de las noches. “Si no lo venden, será que tiene dueño”.
Planificación que no le basta jugar al Capitán América y al Linterna Verde, sino casi un Bob el Constructor, que al mirar la platina se pregunta ¿podremos hacerlo?, y quien sueña tener terminada y alquilada la represa del Proyecto Diquís.
La planificación inclusiva es construida desde, con, para, de las poblaciones criminalizadas, victimizadas, de explotación naturalizadas. La planificación como canto polifónico –no lírico- de todos los “otros” y “nosotros”. Pensada desde el marco de la “otredad” para resistir las xenofobias, como líneas de primera base, comprendiendo que si no es incluyente, diversa, insurgente, popular, pues no será. Si a esta planificación democrática decidimos caminar, aunque se aleje con nuestros pasos sería un futuro distinto el que conversarían los viejos, y un presente muy distinto en el que nacer. Planificación que deja de ser meramente un instrumento técnico, constituyendo nuevas formas de interacción/acción, donde por estructuras expulsoras internacionales e internamente, todos somos migrantes en tierra extraña. Y la cual previniendo las olas de tecnocratización y naufragio desde Chile, Inglaterra, Grecia, Latinoamérica y el mundo, se indigne.
Rupturas al discurso desde el pueblo, quien ya inició su labor. La lucha por la migración, la lucha por la tierra, la lucha por la educación y por el agua son luchas de todos. La lucha por la vida, es la lucha de aún más todos, los que muertos aún viven, y de todos los que aún en resistencia sobreviven.
En la convivencia del caminar juntos, a otras voces, a otras manos, las nuestras. Otras planificaciones de postura radical ante la disciplina y academia totalitaria, neoliberal y criminal. Y es en este sistema en que están inmersas las poblaciones, que la planificación, los y las planificadoras se deben encontrar, pero más que esto, es en estos sistemas complejos en que la planificación popular y los esfuerzos de emancipación germinan.
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