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Progresamos con desarrollo social y mejoramiento ambiental

Para algunos es más fácil criticar que hacer, destruir que proponer. Esto es lo que sentimos en el sector piña cuando generamos empleo, desarrollo comunal y divisas para el país, pero recibimos el ataque de unos pocos, sobre todo de representantes de grupos ambientalistas, que amenazan incluso con dañar la imagen del sector exportador de piña costarricense, en países europeos.

Para algunos es más fácil criticar que hacer, destruir que proponer. Esto es lo que sentimos en el sector piña cuando generamos empleo, desarrollo comunal y divisas para el país, pero recibimos el ataque de unos pocos, sobre todo de representantes de grupos ambientalistas, que amenazan incluso con dañar la imagen del sector exportador de piña costarricense, en países europeos.
Nos cobran que hemos contribuido al desarrollo del país en sus áreas más abandonadas, las rurales, las que muy pocos toman en cuenta desde el Área Metropolitana. Nos reclaman que damos empleo directo a 27.500   trabajadores e indirecto a 110.000, con los beneficios que ello conlleva para las familias y las comunidades. Critican al sector, con su desarrollo bandera y sus exportaciones de vanguardia. También dicen que faltamos a las leyes con nuestra actividad agrícola, situación muy alejada de la realidad.
Nuestros detractores pasan por alto, por ignorancia o adrede, que el sector piña tiene su propio Sistema de Gestión Socio-ambiental, y que tiene en práctica acuerdos de cooperación con instituciones como el Instituto Tecnológico de Cartago (TEC), con el Instituto Nacional de Biodiversidad, con el Tribunal Ambiental Administrativo (TAA) y pronto con INTA del MAG y con la Cooperativa de Profesionales del Colegio de Ingenieros Agrónomos R.L. (COOPECIAGRO), para impulsar cada día más la producción sostenible, por medio de capacitaciones a los productores.
Desde CANAPEP anunciamos la incorporación de cinco empresas productoras de piña al Programa Carbono Neutro del Ministerio del Ambiente y Energía (MINAET), mediante el cual las empresas se comprometen a proteger o ampliar las zonas boscosas dentro de sus fincas y a reducir el consumo de combustible, sólo por citar dos acciones concretas.
Así, quienes nos critican son los mismos que lo hicieron cuando otras actividades productivas de desarrollo para el país iniciaron su labor. Las mismas caras, las mismas frases. No se les conoce propuestas para aumentar los puestos de trabajo en el país, ni son capaces de alentar con la palabra una iniciativa pública o privada enrumbada a mejorar la calidad de vida de los costarricenses.
El desarrollo social verdadero está en los hechos como la construcción de escuelas y mejoramiento de los colegios, albergues para ancianos, clínicas y consultorios, acueductos rurales, construcción de vivienda, mantenimiento de calles y puentes, becas para estudios de los niños y jóvenes, educación social y ambiental, además de creación de puestos de trabajo con salarios, vacaciones, descansos, que enaltecen a las personas en medio de su comunidad.
La agroindustria de la piña es parte del entorno nacional e internacional. Nos regimos por las normas y regulaciones que se rigen todas las actividades productivas, sean éstas agrícolas o no. Las leyes y normas de convivencia social, productiva y comercial las impone el Estado por medio de sus instituciones, en ese marco nos desarrollamos.
Cuando las normas o las instituciones no funcionan por falta de actualización y modernización, todos sufrimos las consecuencias. Nos toca entonces poner nuestras iniciativas al servicios de la investigación y el estudio para encontrar los caminos que nos lleven a los puertos de destino con nuestros productos.
La actividad piñera no es la excepción en este aspecto, un ejemplo de ello es que en medio del alto nivel tecnológico en que se produce la fruta, está el Sistema de Gestión Socioambiental puesto en marcha por CANAPEP desde el 2008, que funciona como una herramienta de trabajo diario al servicio de las buenas prácticas  de protección ambiental,  de la salud y seguridad de sus colaboradoras, de la inocuidad del producto en el proceso de cosecha y empaque para asegurar un producto sano y confiable para los consumidores en todos los mercados externos y locales.
Hace unas semanas, el Instituto Nacional de Seguros premió  el avance en materia de salud ocupacional de  tres empresas del sector, donde incluso una tiene un consultorio médico para la Comunidad Indígena Cabécar.
El desarrollo social y ambiental se elabora con trabajo tenaz, con continuidad en los procesos, con firmeza en las decisiones y con recursos puestos al servicio de la empresa   y sus colaboradores. Si hay errores o impactos cometidos por algunas empresas, podemos asegurar, con firmeza, que desde CANAPEP trabajamos porque productores muy pequeños, pequeños, medianos y grandes, porque todas las empresas productoras y comercializadoras mejoren cada día más sus procesos productivos y el entorno socio-laboral de sus colaboradores y las comunidades. Trabajamos y los resultados están a la vista.

  • Abel Chaves Trigueros (Presidente de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña)
  • Opinión
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