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Preocupa mayor presencia de matonismo en centros educativos

La violencia en los centros educativos públicos y privados del país, también conocida entre docentes y el alumnado como bullying (proveniente de la palabra del inglés bully, que significa matón o agresor), se ha convertido en un serio problema, según la opinión de expertas dada a conocer en el II Congreso Internacional de Investigación Educativa.

La violencia en los centros educativos públicos y privados del país, también conocida entre docentes y el alumnado como bullying (proveniente de la palabra del inglés bully, que significa matón o agresor), se ha convertido en un serio problema, según la opinión de expertas dada a conocer en el II Congreso Internacional de Investigación Educativa.
Organizado por el Instituto de Investigación en Educación (INIE) de la Facultad de Educación de la Universidad de Costa Rica (UCR), el congreso abordó el tema “Violencia escolar: datos para la reflexión”. Sobre este, las especialistas demandaron un reflexivo análisis y tratamiento por parte de las diferentes instancias oficiales y de la sociedad civil cuyo interés es la salud, la niñez y la adolescencia en Costa Rica.
Las expositoras estudiaron el tema, en sus diferentes expresiones, como fenómeno social en escuelas y colegios del país: sus causas, sus actores, sus consecuencias; el manejo por parte de docentes y administrativos, de estudiantes, de familias y comunidades; así como las propuestas para atacar el problema.
 
La violencia en los centros educativos o bullying es un comportamiento que se refiere  a “una serie de incidentes crueles repetidos en el tiempo, con un rol definido de víctima y victimario; incidentes que obedecen a la intención de intimidar de forma física, verbal o psicológica a la víctima a fin de obtener una cuota de poder sobre ella” (http://www.actualidadeducativa.com/verArticuloPPS.php?id=8).
La Directora Ejecutiva de la Fundación Paniamor, Milena Grillo Rivera, reseñó que la violencia en la convivencia escolar fue objeto de estudio por su organización a través de la consulta virtual “La violencia en los colegios, percepciones y propuestas desde la adolescencia”.
La encuesta se realizó entre julio y setiembre del 2010 y fue dirigida a adolescentes escolarizados de 12 a 18 años de edad, para conocer la percepción de los estudiantes sobre las expresiones de violencia que se presentan en los centros de enseñanza del país. Se trató de una encuesta auto-administrada, que se aplicó por medio de un grupo creado en facebook, bajo el lema “Yo también tengo algo que decir sobre la violencia”.
Entre los principales hallazgos de la consulta, Grillo destacó que según los estudiantes el manejo inadecuado de la violencia (66.6%) y la costumbre de solucionar problemas personales o familiares por medio de la violencia (56%) llevan a los adolescentes a comportarse violentamente  en los centros educativos.
Asimismo, la investigación señaló las causas de la violencia escolar: falta de medidas disciplinarias al interior de las familias, problemas de comunicación, el consumo de drogas, la desigualdad social, los cambios en los valores de la sociedad costarricense, la inseguridad ciudadana, la pobreza; incluso fueron mencionados el Internet y los videojuegos.
También, los estudiantes (60%) opinaron que la directriz del Ministerio de Educación Pública (MEP) de revisar los bultos en los centros educativos sí sirve; un 63% consideró necesario expulsar a las personas violentas y mayor presencia policial cerca de los centros educativos.
ETAPA DE CAMBIO
Otra de las organizaciones presentes en este panel fue la Clínica del Adolescente del  Hospital Nacional de Niños. Su representante, Rocío Chaves Víquez, aseguró que las situaciones de violencia inician principalmente en sétimo año, etapa de cambio muy importante para el estudiante.
Según las experiencias narradas por los adolescentes, nadie interviene en una situación de agresión cuando se presenta en los colegios; esas agresiones se ven como la forma normal de interactuar de los jóvenes, parte de una broma, de su interacción cotidiana. Agregó Chaves que, de acuerdo a los datos, los padres de familia no prestan atención a lo que cuentan los estudiantes que pasa en la escuela, e incluso reclaman a los docentes por las medidas adoptadas contra sus hijos.
Detalló, además, que la violencia se manifiesta no solo con agresiones físicas, sino también por medio de apodos, bromas, golpes, rechazo o aislamiento, el hostigamiento, la intimidación, el robo de pertenencias, amenazas con armas, burlas por mensajes de texto y redes sociales.
“La violencia en los centros educativos aumenta cada día más. Debemos buscar formas diferentes de resolución de conflictos y generar programas en otros ámbitos que no sean académicos”, comentó.
Por su parte, la psicóloga Rocío Solís Gamboa, contralora de Derechos Estudiantiles del Ministerio de Educación Pública (MEP), presentó datos del estudio efectuado en el año 2009, según el cual este tipo de agresión es resultado de la violencia en la convivencia y espacios de vinculación primaria.
En el 2009, reveló la investigación, fueron reportados 63986 casos; San José es la zona donde más se denuncian casos de violencia escolar. Solís explicó que hay discrepancias entre los docentes en cuanto a la forma de proceder ante el bullying.
Para la funcionaria del MEP, “no se ha logrado la sensibilización y concienciación del personal docente y administrativo, de los estudiantes, familias y comunidades acerca de la gravedad de esta violencia; la escuela debe romper mitos y creencias que legitiman e invisibilizan el problema de la violencia escolar e ir creando espacios para el desarrollo y fortalecimiento”.
Lupita Cháves, decana de la Facultad de Educación de la UCR, afirmó que la violencia en la actualidad se manifiesta de múltiples formas; y se evidencia en las familias y en los medios de comunicación masiva: televisión, periódicos, videojuegos, etc. Además, la comunicación en la familia es limitada.
“En este contexto, las niñas y los niños imitan conductas que no promueven relaciones interpersonales de respeto, solidaridad, de ponerse en el lugar del otro, de analizar las formas de comportamiento humano para fortalecer una convivencia armónica”, comentó la académica.
Destacó Chaves que, en la formación que la UCR ofrece a los futuros docentes, se aborda el tema de violencia escolar sobre todo en los cursos de “Experiencia Profesional”. En estos, los estudiantes universitarios van a realizar sus prácticas profesionales en centros educativos.
Se trata de un seminario que se realiza una vez por semana, en el cual analizan diferentes temáticas propias del trabajo escolar. Una de ellas es la “Convivencia armónica en el aula”, donde se estudian las causas de la violencia, técnicas dirigidas a su prevención, establecimiento de normas y límites con el estudiantado y consecuencias del no cumplimiento de los límites, trabajo con las familias, entre otras.

 
 
¿Qué hacer ante el bullying?

El panel hizo una serie de recomendaciones en torno a la violencia escolar, las cuales demandan involucrar alumnos y alumnas, padres y madres de familia, docentes, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales y otras organizaciones de la sociedad civil.

En primer lugar, sugirieron que estos sectores sean partícipes de un diálogo que mejore la comunicación con los estudiantes; deben generarse también iniciativas estudiantiles. Es necesaria una convivencia más saludable. La prevención de la violencia escolar debe iniciar en la etapa preescolar; debe de darse un verdadero esfuerzo preventivo y no olvidar el contexto social y familiar de los estudiantes.

Además, el docente debe asumir responsabilidad por lo que ocurre dentro y fuera del aula, incluso durante los recreos. No debe tolerar manifestaciones prejuiciosas y estereotipadas en el aula; debe informarse y conocer mejor las diferentes aristas del bullying y saber reconocer las señales de riesgo tanto de la víctima como del agresor. El recurso de la denuncia debe de contar con apoyo institucional; urge la organización y multiplicación de procesos de información y sensibilización.

Finalmente, los centros educativos deben posibilitar una organización institucional más flexible y abierta hacia las comunidades; la formación sobre el tema en los futuros docentes y el rol que están llamados a desempeñar como parte de la solución.
 
 

  • María Encarnación Peña Bonilla (Periodista ODI)
  • Universitarias
Violence
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