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Durante el reinado de Felipe V de Borbón, duque de Anjou y rey de España, un capitán español capturó una nave inglesa dedicada al contrabando en el mar Caribe. El capitán de la nave inglesa, de apellido Jenkins, fue llevado ante el capitán español. Este le cortó la oreja, pero le perdonó la vida. Eso sí, le mandó un mensaje el rey de Inglaterra Jorge II, que decía básicamente que le hubiera cortado también la oreja al rey, si lo hubiese capturado también. Jenkins guardó su oreja en alcohol y volvió eventualmente a Inglaterra. Contó lo acontecido a todos, incluso a la prensa inglesa. El rey, cuando oyó de dicho incidente, montó en indignación.
Claro, llegó al Parlamento adonde se tenían planes (al igual que los tenía Jorge II) de invadir las colonias españolas y adueñarse de sus rutas, tanto terrestres como marítimas. Inglaterra no aguantaba los monopolios de España, pues quería apertura para vender sus productos en las colonias españolas.
La famosa oreja sirvió de justificación para dichos planes. El año era 1739. Además, deseaba obtener las riquezas de las minas de Perú. El admirante Vernon equipó una fuerza de asalto gigantesca, consistiendo en 187 naves y 27.000 hombres. Incluso había una división de Virginia capitaneada por el hermano de George Washington a bordo. Conquistaron Panamá y se dirigieron a Cartagena de las Indias, en la actual Colombia. Existían una serie de fortalezas antes de llegar a la ciudad de Cartagena y una enorme castillo/fortaleza en la ciudad misma. Este último, de nombre San Felipe de Barajas, sobreseía la ciudad de Cartagena y las aguas que entraban desde el mar. Vernon conquistó todas las fortalezas de camino y parte de la ciudad de Cartagena. Eufórico, mandó a avisar a Inglaterra que había ganado la guerra. El castillo de San Felipe de Barajas estaba defendido por unos 3000 hombres que dirigía don Blas de Lezo, un viejo guerrero con mucha experiencia en la lucha contra piratas y contrabandistas ingleses. Los ingleses desembarcaron cerca de 500 hombres para atacar por detrás a la fortaleza. Para lograrlo tenían que atravesar una selva tupida y contrajeron malaria y otras enfermedades tropicales. Dado esto, Vernon mandó a cañonear la fortaleza desde sus barcos, lo cual causó mínimo daño. Desesperado porque no avanzaba y ya había enviado la noticia a Inglaterra de su victoria (se acuñaron monedas de dicho triunfo en Londres), Vernon decidió escalar la fortaleza directamente. Envió varios miles de hombres en ese sentido. Más Blas de Lezo ya se había anticipado cavando profundas fosas al pie de las murallas. Las escaleras de los ingleses resultaron demasiado cortas. Los ingleses perdieron seis mil hombres en solo esa maniobra. Y muchos a consecuencia de las enfermedades tropicales. La victoria española fue rotunda. Dado que ya se había celebrado la victoria inglesa en todo el país, el rey Jorge II prohibió a sus historiadores mencionar la guerra. Toda Europa se rió de ese ridículo, especialmente los españoles. Blas de Lezo murió al poco tiempo rodeado de gloria.
Moraleja de dicha historia: nunca anuncies victoria antes de asegurarte que la tienes. Hace algunos años se anunció el fin de la miseria. Hace algunos días, el Estado de la Nación indicó que más de cien mil familias estaban a punto de entrar en la pobreza. O un 13.7% de la población pasaría de clase media a clase pobre. Esto inflaría las estadísticas de pobreza de 21% a 34.7% (aproximadamente). En otras palabras, las políticas neoliberales han fallado gigantescamente en Costa Rica. Empleos con malos sueldos mantienen a dicho 13.7% al borde del precipicio. Más mantienen un desempleo cada vez mayor. La promesa de que la empresa privada es la panacea de nuestro país es una mentira y una fabricación realmente indignante. No sé qué da, pensar que anden todavía propagandizando eso. Hasta cuándo es que el consumismo va a tapar psicológicamente la realidad de lo que está ocurriendo. De hecho cualquier aumento en el costo de vida precipitaría ese 13.7% hacia el nivel de pobreza. Pero nos siguen prometiendo “Un Mundo Feliz”. Como lo hicieron con el TLC.
Teológicamente, no puede haber crítica social con solamente el destino del pobre. Es poner sobre el hombre el peso del sacramento de la redención, en ausencia de un Dios y de una tradición que lo defienda activamente. Por dicha el papa Benedicto acaba de criticar las transnacionales y el neoliberalismo como planteo económico. Esto en África. O sea, ya comenzó a pasar algo. Lo mismo con los indignados y los estudiantes de Harvard, Berkeley y Duke University de primer año de economía. El retorno de un Milieu Catedralicio.
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