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El estudiante de ayer y hoy debe tener las mismas características básicas: motivación, disciplina, paciencia y aceptar las equivocaciones consustanciales a cualquier proceso de aprendizaje.
Desgraciadamente, los sistemas formales de educación han cometido infinidad de errores. De ellos, cito únicamente cuatro: “1. No han preparado ni preparan al estudiante para aprender. 2. No han promovido aprendizajes dirigidos “explotar” las infinitas posibilidades del estudiante como ser humano, tomando en cuenta las inteligencias: intelectual, emocional y espiritual. Y las infinitas posibilidades de ambos hemisferios cerebrales. 3. No hacen una adecuada y justa evaluación que se hace para corregir errores cometidos. .4. Educan solamente en función de los grupos políticos, religiosos o del Mercado”.
Sin embargo, por mejor preparado que esté, los grupos de poder han perpetuado un sistema educativo que les asegura sus intereses y tranquilidad. Engañando de diferentes formas al estudiante mediante la educación, en primer lugar, y al pueblo, en segundo.
El estudiante, aunque posea las características señaladas al principio, estudiará en un sistema que le niega el éxito académico; veamos algunos impedimentos:
Sistema educativo basado en una estructura y funciones de enseñanza y mala.
La mayoría de los docentes no saben didáctica universitaria.
La mayoría de los directores de carrera o Escuela, al no saber de didáctica, no evalúan correctamenmte al resto de los docentes. Y menos los planes de estudio.
En otros términos, entra perdiendo.
Lo más injusto es que en pleno siglo XXI, con la cantidad de organismos que previenen y vigilan el respeto a los derechos humanos, los estudiantes son evaluados por personas-docentes que no saben ni de evaluación ni de aprendizaje. Y el colmo es que aun hay docentes que lanzan el grito al cielo, quejándose de que los estudiantes no estudian, no son responsables y mil epítetos más parecidos. Tan ciegos, que no se dan cuenta que la génesis del problema está en el mismo Modelo de Enseñanza-Aprendizaje y Evaluación, avalado, sostenido y supervisado por los entes superiores: CONARE y CONESUP.
Lo justo, racional y necesario es que todo el sistema universitario entre en un proceso radical de cambio.
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