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Desde marzo de 2011, el Comité Cívico de Occidente aprobó la Carta constitutiva del Partido Revolucionario de Occidente (PRO), la cual vendría a catapultar su lucha de una década a las lides organizativas por la toma del poder político, a partir de la beligerancia de su base comunal, y cuya vocación sería la misma que ha mantenido el Comité, es decir, revolucionaria desde la lógica científica. No obstante, el lunes de reunión del CCO (21 de noviembre), me encuentro solo en la sala de expresidentes de la Municipalidad de San Ramón, cual perro guardián que cuida un espacio ganado por el Comité cuando luchaba contra el TLC con Estados Unidos.
A veces siento que “todas las estrellas han partido”, pero en eso recibo una llamada de algún comité de lucha de lejana procedencia; entonces un rayo de luz entra por la ventana, haciéndola amanecer. Pendiente tenemos la invitación generosa de la familia de un excompañero –don Braulio Carrillo-, para que nos reunamos en su casa y hablemos sobre el proyecto del PRO.
La compañera responsable de finanzas, luchadora de los trabajadores de la salud por décadas, Dinorah Chavarría, se encuentra enferma; la compañera Francisca Cruz, tan entusiasta con nuestro trabajo político en su comunidad, ha faltado a las últimas reuniones; Felícitas Méndez, mi hermana recién jubilada, apenas se acuerda de la organización; y doña Alice Delgado, silenciosa en su férrea disciplina, no pudo acompañarme hoy.
Mientras, el mundo sigue revuelto hasta el tuétano, sumido en el pantano de la tragedia ecológica, del hambre de los pueblos pobres y de la indignación de los pueblos ricos, que cada vez son más pobres a causa de la mala repartición de la riqueza y de la especulación financiera que, emulando cualquier agujero negro, se traga todo a su paso y nadie sabe qué se hacen los recursos producidos por los trabajadores.
Trama política, económica y moral de profundo carácter caótico sufre en la actualidad Costa Rica, país apéndice del imperio neoliberal en crisis generalizada, cuyos gobiernos oligarcas no terminan de entender que pertenecemos al sur y que el sur latinindio está cambiando hacia un nuevo orden de justicia y bienestar para sus pueblos, y que son los pueblos quienes construyen dicho orden.
El Partido Revolucionario de Occidente aún no arranca en su estructuración organizativa, porque media el acuerdo –tomado en el CCO- de que lo hará a partir del momento en que uno de sus comités de lucha (base comunal) avale la “Carta constitutiva”. En otras palabras, el PRO será si la base del CCO así lo demanda, y será PRO u otra denominación según se decida en conferencia de los comités constitutivos reunidos al efecto. Lo cierto es que todavía el Comité Cívico no ha sido invitado a discutir, aprobar o rechazar la “Carta constitutiva” del PRO en alguno de sus comités de lucha comunal, acto que deriva en condición necesaria, es decir, natural, para justificar la pertinencia de un partido político de verdadero raigambre comunal.
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