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Madres y abuelas influencian prácticas de lactancia materna

Los conocimientos que adquieren las jóvenes madres en materia de lactancia materna, tanto en la zona urbana como en la rural, están influenciados por sus abuelas y madres, según pudo confirmar una investigación realizada por Lilliam Marín Arias -del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA)- y Yamileth Gutiérrez Obregón -de la Escuela de Enfermería, en el Recinto Universitario de Golfito-, ambas  de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Los conocimientos que adquieren las jóvenes madres en materia de lactancia materna, tanto en la zona urbana como en la rural, están influenciados por sus abuelas y madres, según pudo confirmar una investigación realizada por Lilliam Marín Arias -del Instituto de Investigaciones en Salud (INISA)- y Yamileth Gutiérrez Obregón -de la Escuela de Enfermería, en el Recinto Universitario de Golfito-, ambas  de la Universidad de Costa Rica (UCR).
Marín presentó los resultados de este estudio en el reciente congreso del Programa Interdisciplinario de Estudios y Acción Social de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia (PRIDENA) de la Escuela de Trabajo Social de la UCR. Ella comparó los datos obtenidos en San Pedro de Montes de Oca (Barrio Pinto, Granadilla y San Rafael) y el distrito central de Golfito.
En su exposición, reveló que en la zona rural participan -en el consejo y apoyo a la lactancia- otras madres jóvenes, lo cual no ocurre en la zona urbana, donde la enfermera que las atiende en los centros de salud es quien las orienta, pero en un porcentaje menor.
 
Las madres primigestas (que tienen su primer hijo o hija), en las zonas rurales, también reciben apoyo en sus tareas domésticas de otras mujeres de la familia, como hermanas, tías, cuñadas, etc., para que pueda amamantar a su hijo o hija con tranquilidad. Esto lo hacen porque están convencidas de los beneficios que representa la lactancia materna para la salud de los niños y niñas, en especial para su crecimiento y desarrollo; además, saben que contribuye al apego madre-bebé.
La investigación enfocada en lactancia materna exclusiva se propuso indagar el significado, describir conocimientos y las actitudes de las madres al respecto. Trabajaron con mujeres de 18 a 40 años de edad, cuyo hijo o hija tuviera en el momento del estudio menos de 12 meses y que haya sido amamantado al momento de nacer.
También, se pidió como requisito que las participantes no tuvieran ascendencia indígena, porque por tradición cultural, estas mujeres tienen una actitud positiva hacia la lactancia materna, lo que podría alterar los resultados.
En total, 14 mujeres de Golfito y 14 de Montes de Oca llenaron el cuestionario, y en total, 7 mujeres participaron en el grupo focal y 9, en una entrevista a profundidad.
Según informó Lilliam Marín, el 100% de las mujeres tuvieron acceso al control prenatal del sistema de salud costarricense. La mayoría (78.6%)  tuvieron parto vaginal y un 85.7% de Golfito y un 64.2% de Montes de Oca amamantaron a sus hijos en la primera hora después del parto.
La investigadora comentó que la lactancia materna se ha incrementado en los últimos 30 años en el país en diez puntos porcentuales, si se considera que en 1975 un 85.3% de las madres amamantaban a sus hijos e hijas y que en el 2006 el porcentaje ascendió a un 95.8%.
Al explicar estos resultados, indicó que esto se debe a las mejoras en el sector salud, como es el alojamiento conjunto y el promocionar la lactancia materna desde el nacimiento. Afirmó que ahora se les recomienda a las nuevas madres que amamanten a sus hijos e hijas hasta los 24 meses.
Según lo aseguró, el 100% de las mujeres consultadas sabe lo que significa la  lactancia materna exclusiva, es decir, el amamantamiento con leche de la madre durante los primeros seis meses de vida, sin incluir ningún otro líquido. No obstante, la investigación confirmó que a los tres meses de vida solo un 53.4% de los casos continuaban con la lactancia materna exclusiva.
Entre los argumentos más comunes para explicar esto, entre las mujeres de la zona urbana, están las complicaciones propias del amamantamiento o del parto, como son el dolor de pezones, la herida de la cesárea, el congestionamiento de los senos y el hecho de reincorporarse al trabajo, mientras que las de la zona rural señalan el regresar al trabajo y al estudio.
PRÁCTICAS DE ALIMENTACIÓN COMPLEMENTARIA
Lilliam Marín Arias realizó otro estudio comparativo sobre las prácticas  de  “Alimentación complementaria en los niños y niñas menores de 5 años de edad que residen en las comunidades de San Antonio de Nicoya y Damas de Desamparados en el I semestre del 2010”.
Los resultados muestran que no se están cumpliendo las recomendaciones de introducción de alimento por edad, dadas por la Caja Costarricense del Seguro Social y cuya información se encuentra disponible en el carné de desarrollo integral de los niños y las niñas; así como tampoco la de leche materna exclusiva hasta los seis meses, porque la mayoría de las madres les ofrecen otros líquidos, como agua, agua de arroz, jugos de frutas, caldo de frijol y otros desde los tres meses de vida. Aunque hay casos extremos en que se los dan desde antes de cumplir el mes.
Este trabajo lo realizó conjuntamente con María Elena Ureña, docente  de la Escuela de Nutrición. Ureña se  encargó de recolectar la información en Damas de Desamparados. Los resultados los presentó Marín durante el III Simposio Internacional y VII Nacional sobre los Derechos de la Niñez y la Adolescencia “Entornos y prácticas de vida saludables en la niñez y la adolescencia”.
Según lo expresó en su exposición, la ablactación o introducción de otros alimentos después de los seis meses de vida es una etapa sensible en la vida del lactante, en la cual comienzan a experimentar nuevos sabores y se van viendo los gustos del pequeño.
Esta etapa es importante para un adecuado crecimiento y desarrollo de los niños, de manera que es fundamental disponer de información sobre la calidad y cantidad de alimentos que se les debe ofrecer a los menores de cinco años.
La investigadora trabajó con una población constituida por  niños y niñas menores de 5 años y los hermanos de estos niños que hubieran nacido después de la realización de la Encuesta Nacional de Nutrición (2008) y que sus padres aceptaron participar en el estudio, mediante la firma del consentimiento informado.
En total, se contó con información de 52 madres en Damas y 54 en San Antonio de Nicoya, de 15 a 40 años como promedio, aunque la mayoría tenía entre 20 y 34 años de edad. Estudiaron en total 58 menores de cinco años en Desamparados y 60 en San Antonio de Nicoya, la mayoría con buen peso al nacer.
Entre las comidas más frecuentes con las que las madres comienzan la ablactación, están el puré de verduras en Damas de Desamparados y las verduras harinosas en Nicoya. En ese cantón guanacasteco, la investigadora encontró una dieta más amplia con respecto a las frutas, mientras que retardan la introducción de pastas y pescado.
Sin embargo, de acuerdo con la información contenida en el carné de salud del niño o niña que le entregan a las madres en los servicios de salud costarricenses, las frutas no ácidas se les deben dar a partir de los 6 meses; las leguminosas a partir de los 7 meses; el arroz, los cereales, las tortillas y las verduras harinosas a partir de los 8 meses; las frutas ácidas, las carnes, pescado, azúcares, leche y sus derivados hasta después del primer año de vida.
Lilliam Marín destacó que pese a que casi la mitad de las mujeres analizadas tenían estudios secundarios, ellas no leen o no atienden las sugerencias de alimentación. “Esto es importante, porque son mujeres que comprenden instrucciones, pues tienen un nivel de educación, pero esa información no la atienden y el carné solo les sirve para llevar el recuento de las vacunas” comentó Marín.

  • Lidiette Guerrero Portilla 
  • Universitarias
Seguro Social
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