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Acostumbro desde hace muchos años escuchar el canto de la suerte emitido por la voz sincera y amena de Hernán Alvarado en radio Columbia los martes, los viernes y los domingos.
Los martes y viernes, antes de los chances, está en el aire un programa sobre el arte de vivir y motivación personal dirigido por el señor Cesar Solarte. ¡Me agrada este programa!
Soy un poco prejuicioso en general con este tipo de programas y otros de carácter puramente religioso, por el tipo de voces que a veces se manifiestan: vocecitas y habladitos poco naturales, algunas casi hipócritas, voces demasiado adornadas, voces fingidas o teatrales en el peor sentido de las palabras. He tratado de examinar o analizar con todo respeto la voz y el tono del señor Solarte y me ha parecido natural, clara, convincente, auténtica (puedo estar equivocado). Recuerdo la voz y el tono de un predicador religioso muy famoso llamado “el hermano Pablo; “rápido cambiaba de canal o emisora por aquello de no perturbar y fanatizar al alma.
He escuchado cosas muy positivas y admirativas en el programa del señor Solarte (la admiración es una virtud del que quiere ser sabio: “Platón”). En una ocasión escuché con asombro que el señor motivador se alegraba cuando una persona le contaba que había dejado un vicio o vencido un obstáculo. Dejar un vicio, dejar una mala costumbre, superar obstáculos, vencer un estado mental o sentimiento incorrecto o dañino, es algo grande, ejemplar, digno de admiración y respeto. Es digno de elogio que el señor motivador tenga muchos años de correr en las mañanas. A veces se le sueltan frases un poco fanáticas y dogmáticas como “El único Dios verdadero es el Dios bíblico”, pero, por mi parte, lo disculpo.
Es quizá un poco contradictorio o fuera de lugar que el motivador utilice este tipo de frases porque parcializa, sectoriza el programa, cuando por el NUMERO y variedad de autores que utiliza parece más bien un programa de carácter universal, abierto a todo tipo de personas y creencias, pluralista, ecléctico.
Le he escuchado decir que su interés desde hace muchos años ha sido el tema del carácter, de la conducta (Heráclito:”La manera de ser es el Dios de hombre”). En las escuelas filosóficas, estoicas y epicúreas de la antigüedad la filosofía versaba fundamentalmente sobre la conducta, sobre el sentido y arte de vivir y amar. La ciencia histórica ha vuelto estas escuelas pasado, historia, pero lo cierto es que son totalmente actuales, vigentes, eternas.
En cierto sentido, el señor Solarte vuelve al oficio del filósofo auténtico: el sentido y arte de vivir, el estudio o profundización de la conducta humana (estudio profundo del alma), la consumación de teoría y práctica, la reflexión minuciosa sobre el significado y sentido de las palabras. La unión de teoría y práctica es difícil de alcanzar. Detrás de su fachada de motivador y mentor descubro a un excelente psicólogo y filósofo.
El tema de la perseverancia, de la fuerza de voluntad, del “ponerse las pilas”, ha sido un tema eterno y verdaderamente filosófico, aunque algunos filósofos no lo crean o lo han olvidado.
Un día en el programa citó elogiosamente y admirativamente un texto de Leonardo Da Vinci sobre la perseverancia. Unas palabras cuyo significado es que la perseverancia incrementa la inteligencia y fortalece el carácter. Un texto o cita sobre la que se puede idear toda una clase de filosofía elevada en HUMANIDADES o ESTUDIOS generales.
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