Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
En el actual proceso electoral estadounidense, la capacidad de cada candidato para recaudar dinero y pautar su propia publicidad se ve eclipsada por el torrente de recursos que entra en la contienda a través de los comités de acción política (PAC por sus siglas en inglés), que han cuadruplicado sus aportes respecto de la campaña anterior.
En la reciente elección primaria del Partido Republicano en el estado de la Florida, un corte hecho el día antes de la votación mostró que estos grupos cerraron la campaña con pautas publicitarias que alcanzaron el monto total de $44 millones, cuatro veces más que lo registrado en el 2008 según lo publicó el diario USA Today.
La mayor parte de ese gasto se encaminó a favorecer al exgobernador de Massachusetts Mitt Romney, quien no solo ganó con facilidad esa elección y lidera el proceso preelectoral de su partido, sino que al cierre de edición se perfilaba como ganador de la siguiente cita de ese proceso en el estado de Nevada.
DESEQUILIBRIO
El año pasado los denominados súper PAC afines al Partido Republicano recaudaron oficialmente $49 millones. De estos, $30,2 millones fueron a las arcas de la organización denominada “Restore our Future” (Rescatemos nuestro futuro). Esta apoya a Romney, de acuerdo con información divulgada por el la organización Centro por la Integridad Pública que a su vez cita datos de la Comisión Electoral Federal.
Esos súper PAC funcionan sin ningún límite en cuanto a la cantidad de dinero que pueden recaudar, por medio de ciudadanos particulares o corporaciones. Estas entidades tienen la potestad de pautar cuñas de campaña por su cuenta, de manera que no hay un nexo de responsabilidad para el candidato que favorezcan.
Varios medios de comunicación citaron que la campaña de Romney en Florida superó cinco veces lo gastado por su más fuerte contendor, el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich.
Del lado de Gingrich, fue notoria una donación por $10 millones, la cual recibió el súper PAC que le apoya, “Winning Our Future” (Ganando nuestro futuro), de parte de un magnate de la industria del juego de Las Vegas.
Ese despliegue de recursos es aún más significativo si se toma en cuenta que tanto los republicanos como el oficialista Partido Demócrata del presidente Barak Obama velan sus armas económicas de cara a una contienda electoral presidencial, en la cual se espera que cada bando gaste $1.000 millones, según medios como la red de la Radio Nacional Pública (NPR).
El escenario preelectoral republicano es completado por dos contendientes con una capacidad de acción financiera mucho menor. Por un lado, el exsenador Rick Santorum ‒cuya campaña adoptó el lema “familia, fe y libertad”‒ logró arrebatarle el triunfo a Romney en el muy conservador estado de Iowa. Por otro, el congresista texano Ron Paul presenta un proyecto político que se mantiene con vida a pesar de insistir en propuestas nada halagüeñas para las cúpulas de su partido, como acabar con la Reserva Federal o dejar de intervenir militarmente en el exterior.
La fiesta de millones y su influencia en el proceso claramente no se limita a los súper PAC. De acuerdo con datos de la red de televisión pública estadounidense PBS, Romney en el 2011 logró recaudar directamente $57 millones, con lo cual superó todos juntos a los $26 millones de Paul, los $13 millones de Gingrich y los $2 millones de Santorum.
Por su parte, el presidente Obama no tiene nada que envidiarles, pues ha logrado contribuciones que hasta diciembre ascendían a $128 millones.
“PLUTOCRACIA”
En el 2010, la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos determinó que las corporaciones y sindicatos están facultados para gastar tanto dinero como gusten, con el fin de promover la elección de algún candidato.
A partir de esa decisión, esas organizaciones quedaron en igualdad de condiciones ante la ley que un ciudadano de a pie, según explicó en un artículo el analista John Dunbar, del Centro por la Integridad Pública.
Poco después, la Corte del Distrito de Columbia se basó en los argumentos de la Corte Suprema para determinar que los límites en las donaciones individuales a esas organizaciones son inconstitucionales. Es decir, tanto los grupos de interés en campañas particulares como las personas que aporten dinero a esos grupos de interés no tienen ningún límite en cuanto a sus aportes económicos.
“Estas dos importantes decisiones llevaron a la creación de lo que ahora llamamos súper PAC, unas organizaciones políticas que pueden recibir ilimitadas contribuciones de corporaciones, sindicatos y personas, e incurren en gastos ilimitados para promover la elección o derrota de un candidato federal”, escribió el analista en el sitio del Centro.
En declaraciones a la PBS, Dunbar sentenció que la mayoría de las contribuciones que recogen esos súper PAC provienen de corporaciones, pero advirtió que “vemos una tendencia continua de gente adinerada haciendo donaciones extremadamente grandes”.
Detalló que al hacer sus contribuciones a un súper PAC, estas personas adineradas pueden influenciar la campaña de una manera que antes era imposible, pues pueden burlar el límite de $2.500 en las contribuciones a los candidatos, en vista de que no hay tope legal para los aportes que se hacen a los súper PAC.
Al respecto, en una entrevista ofrecida a UNIVERSIDAD (ver edición del 1 de febrero), el académico estadounidense Juan Cole indicó que su principal preocupación es el “gran dinero” en la campaña política. Tras recordar la suma de $1.000 millones que se dice que gastará cada candidato en la campaña presidencial y que “ahora se le permite a las corporaciones hacer campaña de forma independiente”, Cole sentenció que “la democracia estadounidense ha sido debilitada, los espacios publicitarios son muy caros y los candidatos son más dependientes de las donaciones. Estados Unidos se convierte cada vez más en una plutocracia”.
Entre sombras
El súper PAC “Restore our Future” (Rescatemos nuestro futuro), que apoya a Mitt Romney, fue fundado en octubre del 2010 y está muy lejos de ser una organización independiente de apoyo a ese candidato.
Según datos reveladores publicados por el sitio iWatchNews (www.iwatchnews.org), que pertenece al Centro por la Integridad Pública, algunas de las principales figuras que trabajan en esa organización tuvieron puestos claves en la pasada aventura electoral de Romney en el 2008. Por ejemplo, el director político de aquella campaña, Carl Forti, es cofundador de este súper PAC y ha fungido como asesor de la organización American Crossroads, dedicada a financiar campañas del Partido Republicano.
Otro caso es el del tesorero de “Restore our Future”, Charles Spies, quien fue el principal consejero financiero de la campaña del 2008.
La información consignada en esa fuente añade que la persona jurídica W Spann LLC se formó poco antes y se disolvió poco después de donar $1 millón a este súper PAC. Luego se descubrió que esa empresa perteneció a un tal Edward Conard, exejecutivo de la empresa financiera Bain Capital, de la cual Romney fue cofundador.
Las empresas F8 LLC y Eli Publishing ‒que también aportaron cada una $1 millón‒ “parecen no dedicarse a ninguna actividad empresarial”, consigna la información de ese sitio, el cual los califica como “negocios oscuros sospechosos de ser corporaciones mampara para esconder la identidad de los verdaderos donantes”.
Este documento no posee notas.