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El artista nacional Néstor Zeledón calificó como “muy dolorosa” la destrucción de una escultura suya ubicada en el puesto fronterizo de Peñas Blancas, limítrofe con Nicaragua, la cual ‒según dijo‒ representaba unos brazos abiertos en actitud de abrazo.
Zeledón, quien fue destacado en 1992 con el Premio Nacional de Cultura Magón, detalló que se trató de una obra hecha en concreto y se mantuvo allí desde 1962, hasta que en octubre pasado “recibí la infausta noticia de que había sido destruida con tractores”.
“Entiendo que hicieron una ampliación del camino y no tuvieron reparo en destruirla. La despedazaron totalmente y los escombros los tiraron quién sabe dónde, en una acción que denota un desconocimiento e irresponsabilidad increíble”, expresó.
Zeledón -además galardonado dos veces con el Premio Aquileo J. Echeverría en Escultura y una vez en la rama de dibujo- reiteró su dolor e indignación, pues se trató de uno de sus trabajos de integración plástica; es decir, la escultura guardaba relación estética con el edificio de la aduana Alfonso Monge y estaba “orgulloso” de ella.
“Causa dolor que en Costa Rica sucedan estas cosas y queden en la impunidad; no sé quién fue el encargado de la obra ni quién dio la orden de destruir la escultura; mi resentimiento no es con el tractorista”, aclaró.
Al respecto el ministro de Cultura y Juventud, Manuel Obregón, calificó el hecho com “muy grave” y dijo que se enteró cuando el mismo escultor le enteró al respecto.
RESPONSABILIDAD
Zeledón recordó que hace 50 años se construía el edificio de la aduana en Peñas Blancas ‒a cargo del arquitecto Rafael Ángel “Felo” García‒ y el entonces presidente Mario Echandi le encargó a Zeledón una escultura para el sitio.
El artista relató que junto a García definieron la forma conceptual para la obra: unos brazos abiertos en actitud de bienvenida, la mano izquierda se hundía en una curva hacia adentro, “como para recoger”, mientras que la derecha apuntaba hacia Costa Rica “en actitud de orientar”. La escultura medía 2.5 metros de alto y 4.5 metros de largo.
“Fue la primera vez en la historia de Costa Rica que se hizo una integración plástica entre arquitectura y escultura”, destacó.
El escultor entregó personalmente a Obregón una carta sobre la destrucción de su obra, en la cual mencionó que ya había sufrido “algunos ultrajes”, como que “la pintarrajearon de blanco, azul y rojo (…) en un gesto de patrioterismo mal entendido” y que “el asunto llegó al colmo, cuando hace unas pocas semanas fue derribada y destrozada con tractores”.
“No se imagina usted la profunda tristeza que me embarga y la indignación que he sentido al enterarme de semejante acto de incultura”, exclamó.
De acuerdo con el artista, Obregón le informó que dio a conocer el documento en el Consejo de Gobierno y que el tema quedó en manos del Ministerio de Seguridad Pública.
UNIVERSIDAD comprobó que un acuerdo tomado en enero del 2010 entre los ministerios de Gobernación y Seguridad Púbica, Ambiente, Energía y Telecomunicaciones y el Ministro de Turismo ‒publicado en La Gaceta en mayo del 2011‒ estableció que “corresponderá a la Dirección General de Migración y Extranjería, la función de conservar y administrar las obras conocidas como Puesto Fronterizo Terrestre Alfonso Monge Ramírez, ubicado en Peñas Blancas”.
Al respecto, el ministro Obregón informó que el jerarca de Seguridad Pública, Mario Zamora le informó que la investigación aún está en proceso.
Aniquilación de la cultura
Néstor Zeledón recordó que la destrucción de su escultura se suma a la de un mural de Francisco Zúñiga en la iglesia de Santa Teresita, sobre el cual se pintó; la del Monumento al Agricultor, también de Zúñiga o el caso de la pintura que aplicaron a una escultura de Leda Astorga en La Sabana.
También, destacó sucesos como la demolición de la llamada Casa de la Culebra, “la última que quedaba en Nicoya del tiempo de la Colonia” o la casa del escultor Max Jiménez en barrio Aranjuez, “destruida por una universidad para hacer un parqueo”.
Consultado sobre ello, Obregón indicó que su Ministerio trabaja en fomentar leyes más fuertes para evitar la destrucción, así como en la promoción de incentivos para la protección del patrimonio.
Mientras tanto, Zeledón lamentó que “vemos esos atentados constantemente y la vida sigue linda en el país del pura vida”.
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