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No hay duda de que la Caja Costarricense de Seguro Social, CCSS, es parte de esa “columna vertebral” que convirtió a Costa Rica en un país ejemplar en el mundo.
La redistribución de la riqueza que producía el país se hacía por medio de instituciones vitales para el desarrollo de cualquier nación. La salud, la educación, la electricidad y el agua potable, se convirtieron en los eslabones de una cadena que le permitió a Costa Rica mantenerse alejada de los conflictos bélicos que se desarrollaron en otros países en los que este modelo no existía.
Sin embargo, todas estas instituciones tuvieron un inicio conflictivo y de lucha de un pueblo que las peleó, y muchos hasta murieron, para que fueran una realidad. Calles bloqueadas por agua potable, por electricidad, por escuelas, por centros de salud y hospitales, enfrentamientos con la policía y encarcelados, fueron los elementos que predominaban en nuestro país para que instituciones vitales existieran y se desarrollaran.
Por ello es que la percepción del pueblo, sobre la importancia de estas instituciones, está tan adentro de su conciencia y su corazón, nada fue gratis.
Con el paso de los años, el desarrollo del comercio y el cambio de los principios solidarios en las escuelas, colegios y universidades, privadas sobre todo, por los principios del mercado en donde todo “tiene precio” y en donde “tengo que hacer dinero cueste lo que cueste”, fueron impregnando a nuevas generaciones de políticos y empresarios que vieron en estas instituciones solamente un “negocio”. Perdieron la perspectiva humana de la solidaridad, y el lucro se convirtió en su nuevo “dios”.
Desgraciadamente han sabido escalar al “poder” del Gobierno, pero también el pueblo costarricense ha caído en sus redes politiqueras y cada cuatro años votan por los mismos que incumplen sus promesas de campaña, por los mismos que son acusados, condenados y encarcelados. El pueblo vota por los mismos que fueron pésimos ministros y ahora se candidatean a diputados. Los mismos que fueron pésimos alcaldes, ministros, diputados y luego buscan la reelección o hasta la Presidencia de la República.
La situación que vive en la actualidad la CCSS, la vivieron otras instituciones y empresas del Estado, y que sean del Estado es lo mismo que decir que sean de TODOS y TODAS las costarricenses. Como ejemplo, la situación que vive el MOPT, que antes construía buenas calles, escuelas y puentes, esas funciones se convirtieron en “negocio”, despedazaron al MOPT para “darle” la “concesión” a empresas privadas ineficientes y que hicieron un pésimo trabajo.
Esa historia se repite con el cemento, las quebradoras y el transporte de materia prima para construir casas populares, escuelas y puentes, productos ahora muy caros que antes producían las empresas e instituciones del Estado.
La salud, por eso mismo, se ha convertido en el “negocio” de las farmacéuticas, de las clínicas y hospitales privados.
La salud por eso se ha convertido en un “botín” codiciado por unos cuantos que nos desgobiernan y un grupo pequeño de inescrupulosos empresarios que cada día se hacen más ricos, a costa del empobrecimiento de la mayoría de los costarricenses.
La CCSS es parte de ese “botín”, por eso la estafa con equipos inservibles, por eso el saqueo de las finanzas institucionales que van desde el “robo descarado” hasta la venta de productos y servicios a precios exorbitantes.
Pero no todo está perdido, el pueblo costarricense reconoce, sabe y quiere a la CCSS, por ello va a tomar una actitud más beligerante en la defensa de la institución, aunque para ello debamos volver a hacer lo mismo que hicieron nuestros padres y abuelos, salir a la calle a pelearla.
El pueblo costarricense, los trabajadores y trabajadoras honestas de la CCSS, quieren la Caja, pero no cualquier Caja, quieren la Caja Costarricense de Seguro Social solidaria, eficiente y efectiva que llevó a nuestro país hace muchos años a ser ejemplar en sistemas de salud.
Ese lugar que hemos perdido como país, lo vamos a recuperar con la defensa de la Caja que queremos los ticos.
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