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Durante la actividad sísmica que se presentó a finales del 2011 en la zona de Tobosi de Cartago, una de las primeras preguntas que la gente hacía era si estaba por ocurrir un evento importante. Para muchas personas, las imágenes del terremoto de Cinchona del 2009 todavía estaban muy frescas y, además, el enjambre se presentaba cerca de la falla de Agua Caliente, la cual generó el terremoto de Cartago en 1910.
Las indicaciones que las autoridades dieron a la población era que había que estar preparados, pues no se sabía si el enjambre desencadenaría en algo más grande.
Esta respuesta es muy acertada para un país como el nuestro, donde podemos esperar un terremoto en cualquier lugar y en cualquier momento. Nos ubicamos en una de las zonas sísmicas más activas del planeta, el Cinturón de Fuego del Pacífico. Eso significa que el estar siempre preparados es algo que tenemos que tener presente, aun cuando dicho enjambre haya mermado.
En Costa Rica siempre va a temblar. La actividad sísmica a veces se presenta en forma de grandes terremotos, como el de Cinchona, otras veces como una multitud de pequeños sismos, como en Tobosi.
Lo que sabemos de los terremotos es lo que podemos interpretar del paso de las ondas sísmicas. De ellos solo percibimos sus efectos y a partir de estos tratamos de reconstruirlos para estudiarlos. Es decir, aprendemos de ellos de una manera indirecta, porque se trata de un fenómeno que no se puede ver ni tocar, ni mucho menos llevar a un laboratorio para someterlo a pruebas.
Aprendemos de ellos cada vez que un sismo sucede y cuando son muy destructivos entonces tratamos de buscar algún indicio, una señal de comportamiento anómalo en el nivel de los pozos de agua, ondas electromagnéticas, liberación de gas radón y hasta señales en el cielo y en el comportamiento de los animales, con el fin de que algo nos indique que un evento importante está próximo a suceder.
PREDICCIÓN DE UN SISMO
Nos gustaría poder predecir los sismos, aun cuando la historia haya demostrado muchas veces que estos fenómenos sorprenden incluso a los países que se creen mejor preparados.
Para que una predicción sísmica sea exitosa, esta debe de contemplar al menos el lugar, la fecha y la magnitud del sismo. Es muy importante que también se indique el nivel de confianza de tal pronóstico. Una predicción que se refiera a que hay “posibilidad” de que ocurra un sismo en Costa Rica no es confiable, ya que esa posibilidad siempre existirá.
Se esperaría que en Costa Rica los fenómenos más fuertes ocurran a lo largo de la costa Pacífica, por tratarse de la zona de subducción. Pero el hecho de que sean más comunes en esos sitios, no necesariamente quiere decir que el próximo evento fuerte vaya a ocurrir allí.
Esto fue lo que sucedió con el terremoto del 22 de abril de 1991 en el valle de la Estrella. Este terremoto es conocido como el terremoto de Limón debido al enorme impacto que tuvo en toda la provincia en materia de daños materiales y pérdida de vidas humanas. Ocurrió en un lugar poco probable, un lugar que más bien estuvo acumulando energía.
PREPARACIÓN Y RESPUESTA
Si por alguna razón la ciencia pudiera el día de mañana predecir los terremotos fuertes, me pregunto si cambiaría nuestra actitud en alguna medida. Pensemos por un momento en los huracanes. La tecnología nos permite informarnos con muchos días de anticipación de la cercanía de estos. Aún así, todos los años leemos que ocurren graves daños a la propiedad por donde pasan y, peor aún, que mucha gente pierde la vida.
¿Por qué sucede esto si todo el mundo es alertado con suficiente tiempo? Los avisos son importantes y salvan vidas en la medida en que nosotros los acatemos y sepamos responder.
Nuestra respuesta ante los sismos debe ser la de construir de la mejor manera en vez de esperar a que nos digan que un terremoto es inminente o pensar que quizás nunca va a suceder. ¿Qué se lograría si seguimos sin tomar en cuenta las recomendaciones del Código Sísmico o damos permisos de construcción en zonas que son de alto riesgo a los deslizamientos, la licuefacción o en las cercanías de una falla activa? ¿Y si fuéramos alertados de un sismo, estamos preparados para la ocurrencia de otro que podría llegar sin ningún tipo de aviso?
Como parte de la prevención, deberíamos contar siempre con un plan como lo sugiere la Comisión Nacional de Emergencias, pero además estudiar el comportamiento de los suelos y de las estructuras para predecir la respuesta de estas con el paso de las ondas sísmicas.
Esto es algo completamente viable en nuestros días y existe la tecnología y los recursos humanos para hacerlo. En la medida en que logremos disminuir la vulnerabilidad, mediante este y otros estudios, lograremos un entorno seguro independientemente de si la ciencia logra algún día predecir los terremotos o no.
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