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No entiendo el terrorismo

Con humildad confieso que al día de hoy sigo sin entender ni pizca sobre la dinámica de eso que llamamos “terrorismo”. Como abogado podría pensar que éste sería algo así como el uso sistemático de acciones encaminadas a crear terror, a fin de coaccionar a sociedades o gobiernos para alcanzar objetivos políticos, militares, religiosos, económicos, etc.

Con humildad confieso que al día de hoy sigo sin entender ni pizca sobre la dinámica de eso que llamamos “terrorismo”. Como abogado podría pensar que éste sería algo así como el uso sistemático de acciones encaminadas a crear terror, a fin de coaccionar a sociedades o gobiernos para alcanzar objetivos políticos, militares, religiosos, económicos, etc.
Así, si lo vemos como el  “uso sistemático de acciones”, arribamos  entonces a que  los 67 años del lanzamiento de la primera bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Hiroshima  -el 6 de agosto de 1945- hay que olvidarlos, pasar la hoja, pues no fue terrorismo, porque solo fueron dos bombas  para poner fin a una guerra que para los norteamericanos no había concluido. En todo caso el lanzamiento de dos bombas no fue sistemático.
Ahora bien, si recordamos que tres días después de lanzada la bomba nuclear “Little Boy” aquel fatal lunes 6 de agosto de 1945, se escogió la ciudad de Nagasaki  para que experimentara el poder vencedor (esta bomba el presidente estadounidense Truman la hizo llamar “Fat Man”), tampoco son actos sistemáticos. El análisis cambia cuando a ambos actos le atribuyen los expertos 140 mil muertos en Hiroshima y 80 mil en Nagasaki, hacia finales de 1945.
Lo anterior viene al caso porque sigo sin entender que al día de hoy hayan Generales que llaman al lanzamiento de las famosas “Little Boy” y “Fat Man”  “actos de guerra”, según la versión de los aliados y “espanto” para los familiares sobrevivientes que vieron en el acto desintegrarse los cuerpos de sus seres queridos, así como los incendios posteriores y los efectos infernales de la onda expansiva.
Entiendo que hayan de por medio factores ideológicos, religiosos y económicos para “autorizar” a este país a tener carrera nuclear y a éste no; lo que no entiendo es que a nombre de esa ideología, esa creencia religiosa o defensa de modelo económico justifiquemos desde esas perspectivas actos terroristas y descalifiquemos los mismos actos terroristas dependiendo de nuestras posiciones religiosas, ideológicas, políticas o militares.
Me explico: la cadena CNN en español informó un día de estos  que unos desconocidos lanzaron desde una motocicleta un aparato adhesivo que hizo volar con todo y vehículo al profesor universitario y científico nuclear  iraní Mostafa Ahmadi Roshan. La cadena de televisión justificó de cierta manera la eliminación de los científicos por cuanto “Irán enriquece uranio con fines militares”.
Una mujer (esto no lo informó CNN), presa del terror, pues salvó la vida de milagro, narró luego al investigador, el Dr. Ismail Salami: «vi una motocicleta. Llevaban pasamontañas…pasamontañas de esquí negro. Vi las motocicletas pasar rápido. Les vi. Parecía como si tuvieran algo en sus manos» (en:  www.globalresearch.ca/index.php?con…).
La plana mayor de los  científicos nucleares iraníes es sistemáticamente exterminada por algún gobierno o algunos gobiernos. Lo cierto es que, cuando se trata de ocasionar estos actos terroristas, ningún gobierno opuesto a Irán se identifica con ellos.
En Israel, recientemente, la tentativa de usar explosivos en sedes diplomáticas y representaciones de ese país en varios países de Occidente, causó terror, tanto dentro como fuera de ese país. Igual que en el caso de los científicos iraníes, nadie se ha atribuido la autoría  de  estos intentos de terrorismo.
Recientemente a la coalición que intervino Libia comandada por la OTAN, se le atribuye el exterminio de cientos de civiles, la mayoría mujeres y niños, pero los abogados de Occidente justificamos los actos callando. Libia tiene petróleo. En Siria a la llamada oposición le atribuyen ya cientos de muertes de civiles, mujeres y niños, a quienes los “demócratas” o “revolucionarios” (así los llamó una noche de estas un periodista de la televisión española) identifican a estas víctimas como  hijos o familiares de funcionarios  adeptos al gobierno a destituir,
Entiendo la táctica política  occidental basada en que, tras 50 años de emires y sultanes en Medio Oriente, ahora  una economía cada vez más corporativa, requiera con urgencia de crear un cerco sobre “la principal amenaza de Occidente” -como han dicho líderes europeos y norteamericanos para referirse a Irán-;  lo que no entiendo es  que haya un “terrorismo bueno”, justificable, con aviones de la OTAN e intervenciones militares, y “otro malo” que justifica, generalmente y en forma cada vez más concurrente, el “terrorismo bueno”… Me perdonan, pero no lo entiendo.

  • Rafael A. Ugalde Quirós (Periodista, abogado y notario UCR)
  • Opinión
Terrorism
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