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Libro rescata el aporte del compositor de “Luna liberiana”, Jesús Bonilla

En noviembre del 2011 se celebró el centenario del natalicio de Jesús Bonilla Chavarría,  y la Asociación para la Cultura de Liberia publicó un excelente libro que ha de tener todo aquel que ha disfrutado con la inolvidable “Luna liberiana”, el mayor himno que le legara al país el compositor santacruceño.

En noviembre del 2011 se celebró el centenario del natalicio de Jesús Bonilla Chavarría,  y la Asociación para la Cultura de Liberia publicó un excelente libro que ha de tener todo aquel que ha disfrutado con la inolvidable “Luna liberiana”, el mayor himno que le legara al país el compositor santacruceño.
“Jesús Bonilla, dimensiones” es fruto del trabajo de Miguel Fajardo Korea y Fernando Gutiérrez Coto, quienes tuvieron acceso a una documentación privilegiada y organizaron el material de tal modo que el lector, tras ese viaje por la vida de Bonilla, cae en la cuenta de que fue un hombre de música desde sus primeros años hasta el último suspiro, el 15 de noviembre de 1999.
Fajardo es profesor de lingüística y literatura en la sede Chorotega de la Universidad Nacional y Gutiérrez es presidente de la Asociación para la Cultura de Liberia y académico de la citada sede en la rama de educación.
El volumen está compuesto de 13 capítulos donde se abordan las diferentes facetas del compositor, quien fuera educador durante 23 años y consagró mucha de su vida a  dirigir bandas y a crear himnos para escuelas y colegios.
 
Quizá la fatalidad de crear muy joven, a sus 26 años, “Luna liberiana” opacó su posterior obra, incluida una sinfonía coral que anheló que la Orquesta Sinfónica Nacional tocara en vida; esto nunca se cumplió y es, según los autores y personalidades citadas en el libro, una deuda que la patria tiene con el compositor del mejor bolero del país.
El libro citado es un invaluable aporte para la cultura nacional, porque por primera vez ordena el legado de Bonilla, quien dejó varios textos inéditos ‒de los cuales se incluye una selección en el capítulo dos‒.
21 AÑOS DE ESPERA

Caminaba en la noche liberiana, después de que lo habían despedido como director de la Escuela Ascensión Esquivel de Liberia, cuando Bonilla se percató de que luna le seguía en silencio sus pasos y al mirar a su alrededor se topó con la blancura de las casas, con la blancura de las calles y con la blancura de la noche y entonces los versos empezaron a surgir del fondo del alma y poco a poco fue articulando en su corazón la pieza por la que sería recordado; además, creó una amplia gama de composiciones.
Tuvieron que pasar 21 años para que el cantante Manuel Chamorro grabara, por primera vez, “Luna liberiana” y la diera a conocer al resto del país. Ese punto fue clave para que la composición traspasara las barreras regionales y adquiriera una dimensión nacional.
Se ha dicho mucho sobre la poética composición, pero de esas expresiones sobresale la del escritor José León Sánchez, quien en un artículo incluido en el libro expresa:
“El maestro que vive desde hace varios años fuera de Guanacaste no sabe que, para los copleros del llano, es hoy deshonor no saber cantar ‘Luna liberiana”.
Acto seguido, Sánchez, agrega: “Se ha hecho hermana de la jícara y los caminos de nances, va de las manos del potro y en las noches de vaqueadas en que el sabanero hace temblar el alma en la lontananza de las distancias llaneras, el cantar de sus coplas riegan de armonía las aguadas, las lagunas, y sobre las calles largas y cerca de las tapias blancas alguna vez en la prima de las guitarras, serena de amor, el cantor alaba la belleza de su novia linda con las notas de su canción”.
MÁS ALLÁ DE LA LUNA

En el capítulo ocho del libro, se da cuenta de 110 composiciones de Bonilla, entre marchas militares para bandas, bailes populares, blues, danzones, boleros, valses cortos, valses criollos, pasillos, típicas, canciones, canciones escolares, valses de salón, valses de estilo vienés, música nacionalista de corte grande, música para concierto y otras.
Además, se precisa que Bonilla compuso la música para 41 himnos de centros educativos, lo cual le da una prolífica producción en este campo.
Entre los boleros que se citan se encuentran “Aquel ayer”, “Para ti”, “Tu recuerdo”, “Flor de María”, “Si me quieres aún”, “Evocación”, “Ensoñación”, “Lejanía”, “Sarita” y “Lo que fuiste para mí”.
El libro discurre, sobre todo, en la producción del autor a lo largo de su extensa vida (murió a los 88 años) y es mediante la suma de las partes que se extrae una semblanza con los diferentes materiales recopilados, porque Fajardo y Gutiérrez no se proponen, de forma explícita, escribir una semblanza en el sentido clásico del término.
Más bien, sus diferentes facetas son efecto, “dimensiones” de un hombre marcado desde un principio por el llamado musical.
Los interesados en contactar a los autores pueden escribir a [email protected].

  • Jose Eduardo Mora 
  • Cultura
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