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Grecia está más cerca del abismo

Como farsa, drama o tragedia, un nuevo acto teatral en la que Grecia se juega su futuro se desarrolló el lunes pasado en Bruselas, cuando los ministros de Finanzas de los 17 países que integran el Eurogrupo se reunieron para discutir un nuevo “plan de rescate” para el país.

Como farsa, drama o tragedia, un nuevo acto teatral en la que Grecia se juega su futuro se desarrolló el lunes pasado en Bruselas, cuando los ministros de Finanzas de los 17 países que integran el Eurogrupo se reunieron para discutir un nuevo “plan de rescate” para el país.
Nada parece ser suficiente para que Grecia alcance las metas exigidas por el grupo de países integrantes del euro, plegados todos a la exigencia alemana de mayores recortes, más austeridad y privatizaciones. Un escenario que la prensa europea, de los más variados colores, pinta cada vez más como imposible.
“¿Grecia, primera colonia de la Eurozona? El plan de suicidio asistido de Alemania”, titulaba diario español El Economista, el lunes pasado.
 
“La estrategia alemana parece ser la de hacer la vida tan insoportable que los propios griegos van a querer salir de la zona euro. No es más que una estrategia del suicidio asistido, y que es extremadamente peligrosa e irresponsable”, sentencia el artículo.
RESCATE IMPOSIBLE
Todos los días se suman nuevas voces advirtiendo que el rescate propuesto por la troika ‒formada por la Unión Europea (UE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI)‒ es inviable.
Benjamin Friedman, el catedrático de economía política de la Universidad de Harvard, sumó su voz a la de los escépticos. Durante una visita a Madrid, a principios de semana, Friedman estimó que a Grecia no le va a quedar más remedio que entrar en situación de suspensión de pagos.
“El programa de recortes no es realista, se supone que el sector público va a contar con 150 mil empleados menos en los próximos años; si eso finalmente se lleva a cabo, el efecto adverso será tremendo para una economía tan pequeña», afirmó.
Friedman se refirió a las nuevas y más drásticas exigencias de la troika: los 15 mil trabajadores del sector público que deben ser despedidos este año son solo el 10% del total de los que quedarán sin empleo antes del 2015 y que representan el 21% del total de los casi 715 mil trabajadores públicos del país.
Pero los del sector privado tampoco se salvarán. La troika exige que se reduzca el salario mínimo, de los 750 euros actuales, a solo 600. También, se reducirán las pensiones y los servicios sociales, incluyendo educación y salud (aunque los países europeos se resisten a que se reduzcan los gastos en defensa). El argumento es que los trabajadores griegos no pueden ganar más que sus colegas de Portugal o España, desatando una competencia para ver hasta donde pueden llegar en la reducción del nivel de vida de los asalariados.
En un país que entra en su quinto año de recesión y que superó, en noviembre pasado, el millón de desocupados  ‒casi 21% de la población económicamente activa (más de 50% entre los jóvenes)‒, los recortes del empleo público solo podrían agravar la situación, según los analistas. Comparado con el mismo mes del año pasado, el desempleo tiene ya un ritmo galopante, pues aumentó en 48,7%.
La economía griega cayó un 7% en 2011, según datos oficiales, lo que representa un 16% desde 2007. Algunos observadores señalan que podría, finalmente, caer hasta un 30%, más de lo que cayó Argentina (un 20%), cuando tuvo que decretar el cese de los pagos.
El plan de recortes de gastos debe ser complementado en Grecia con una ola de privatizaciones que los medios destacan mucho menos, pero que despierta el apetito de especuladores e inversionistas encantados con la posibilidad de hacerse con empresas, monumentos e islas griegas a buen precio.
La otra pata del programa de ajuste es la renegociación de la deuda, un complicado proceso que tampoco parece tener fin.
En la madrugada del lunes pasado, el primer ministro griego y exbanquero, Lukas Papademos, negociaba con sus colegas el recorte de la deuda, que asciende a unos 350 mil millones de euros. El objetivo es reducirla de su monto actual, que represente un 160% del Producto Interno Bruto (PIB) a “solo” 120% en el 2020. Pero ya está claro que esto tampoco será posible.
Aproximadamente la mitad de esa deuda está en manos de bancos griegos y fondos de la seguridad social. Menos de un cuarto pertenece a bancos internacionales y una buena parte del resto a Fondos de Cobertura, los altamente especulativos Hedge Funds. Esos fondos han estado comprando deuda griega a bajo precio esperando sacar buenas ganancias si se llega a un acuerdo, de modo que los 130 mil millones, que Grecia negocia actualmente con la troika, irían a parar, en su casi totalidad, a manos de banqueros y especuladores.
Como lo señaló también el presidente del Instituto de Investigación Económica de Munich (Ifo), Hans-Werner Sinn, los 130 mil millones del rescate de Grecia no servirán para ayudar al país, sino a los bancos internacionales, por lo que considera mucho más útil destinar los recursos a facilitar la salida del euro de Grecia.
A su juicio, la permanencia de Grecia en el seno de la eurozona representa «una pérdida de tiempo» que aleja cada vez más la posible solución al problema y solo queda una salida para evitar el caos: abandonar el euro depreciar inmediatamente la nueva divisa del país, para hacerlo nuevamente competitivo.
El gobierno griego está negociando con sus acreedores internacional quitar una parte importante de esa deuda (algunos hablan de hasta 70%) para evitar la quiebra, ya que el mes que viene debe desembolsar 14.500 millones de dólares para cancelar sus compromisos.
COLONIA DE EUROPA
La idea de que Grecia se transformaría, de aprobarse las medidas de ajuste propuestas, en la primera colonia de la Eurozona fue planteada por los medios europeos.
Los ministros europeos pretenden depositar el préstamo en una cuenta bloqueada que el gobierno griego solo podría utilizar para pagar, prioritariamente, los intereses de la deuda.
Para asegurarse el cumplimiento de esta disposición, el Eurogrupo mandaría a Atenas funcionarios encargados de supervisar de forma permanente la política económica del país.
A esto se suma la exigencia de que los principales partidos, el socialdemócrata PASOK y el conservador Nueva Democracia, firmen un compromiso formal de cumplir lo acordado. Una exigencia que tiene su origen en la preocupación por lo que pueda ocurrir en la campaña electoral de cara a los comicios generales de abril.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, expresó sus dudas a una emisora alemana sobre la posibilidad de que el nuevo gobierno griego incumpla  los compromisos acordados por el Ejecutivo actual. Estas afirmaciones hicieron que al presidente griego, Karolos Papulias, preguntarse: ¿Quién se cree que es el señor Schäuble para ridiculizar a Grecia?
«En el sur de Europa, y no solo en Grecia, reina un ambiente amenazador que se dirige sobre todo contra Alemania», se lee en el periódico alemán Die Zeit. «Casi 70 años después de la guerra, Alemania vuelve a ser vista como potencia enemiga», afirmó, revelando un sentimiento que se extiende por Grecia, pero también por otros países de la región. “Los políticos griegos en el poder no pueden ofrecer al país que gobiernan un paquete de austeridad en el que no creen. Y después de las elecciones, es probable que el poder esté todavía más fragmentado”, estimó, por su parte, el editor de Economía de la BBC, Paul Mason.
REACCIONES
La propuesta de ajuste ha enfrentado una dura reacción en Grecia, donde han sucedido las huelgas y las manifestaciones callejeras.
“La situación es insostenible. Las empresas de crédito nos llaman hasta diez veces al día y nos amenazan”, dijo Konstantinos Venerdos, jubilado recientemente por problemas de salud, en un reportaje del periodista Elli Ismailidou.
“Me quedan solo 5 euros en el bolsillo para acabar el mes y el pánico me invade. Cada vez pienso más en el suicidio para acabar con esto. Pero también pienso en mi hijo. ¿Qué será de él si me rindo?”, afirma.
Pero no faltan tampoco quienes, en el país, apoyan esa estrategia, entre los que se citan algunos sectores como la banca, la construcción, el turismo, las navieras, y el sector de la energía.
Algunos dicen que «la impresión general es que la zona euro va a dejar caer a Grecia». Otros advierten que eso es una estrategia peligrosa, como el comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn, quien alertó ayer sobre «las devastadoras consecuencias» de una quiebra para la población griega y las peligrosas «ramificaciones» para el resto de países.
Cada vez es más improbable la aplicación de un plan de ajuste que saque a flote la economía del país, sin que parezca que lo está hundiendo en la depresión y empujando a su población a la miseria.

  • Gilberto Lopes 
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