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Los estados latinoamericanos manejan una concepción racista respecto a sus poblaciones indígenas, las cuales viven bajo condiciones impuestas de pobreza, de marginamiento social y exclusión económica, dijo en entrevista a UNIVERSIDAD Anabella Giracca, directora de Cátedra de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) de Comunicación y Diversidad Cultural.
Giracca visitó Costa Rica esta semana para participar en la inauguración de la cátedra de derechos humanos UNESCO-Universidad La Salle, en San José.
A continuación, ofrecemos un extracto del diálogo sostenido con la experta:
¿Cuál es la situación de los pueblos indígenas de América Latina?
-Lo que ocurre con nuestros Estados, me atrevería a decir, es que son racistas porque permiten sistemáticamente que unos pueblos vivan menos y peor que otros. Cuando un país o un Estado permite esta situación y resulta que por “casualidad” son pueblos indígenas, nos estamos dando cuenta de que no han interpretado la igualdad desde sus raíces ni la han practicado. Por eso, llamamos a los grupos originarios “vulnerables”. En los casos de las reivindicaciones de los pueblos indígenas, son grandes luchas por alcanzar la igualdad, porque se escuche su palabra. Se trata de grandes luchas que generalmente son opacadas por los Estados que pretenden mantener la hegemonía del poder en los grupos étnicos de siempre, que están vinculados con lo “blanco”, lo “masculino”, lo “metropolitano. Tenemos incluso sistemas educativos que no permiten ver más allá, no permiten la interculturalidad.
¿Se trata de sistemas discriminatorios?
-Cuando digo Estados racistas es exactamente eso. La discriminación es un resultado de esto, porque se trata de Estados etnocéntricos que manejan todo desde sus metrópolis. Esto no nos permite entender a cabalidad lo que ocurre fuera de esta visión, del “español”, desde el punto de vista lingüístico, incluso, donde solo se usa el castellano cuando hay países como Guatemala con 24 idiomas diferentes. Son Estados que no respetan o no han sabido valorar lo importante que es la diversidad para el desarrollo de nuestros países.
¿Esta visión es válida para toda América Latina?
-Hay países más y menos dramáticos, como es el caso de Guatemala, Bolivia y Perú, pero en todos tenemos como vínculo eso: los pueblos originarios que están en una lucha de reivindicación. Grupos más fuertes, otros más débiles, pero de alguna forma hay una reivindicación de América Latina, donde pueblos indígenas originarios tratan de exigir sus derechos, tanto lingüísticos, como culturales, económicos y sociales.
Muchos países suscriben las convenciones y acuerdos internacionales dirigidos a proteger a las poblaciones indígenas. ¿Hay cumplimiento?
-Está el tema del convenio 169, por ejemplo, que obliga a consultar a los pueblos indígenas cuando se realizan obras o proyectos en sus territorios.
Invertir en un territorio indígena requiere de la consulta.
¿Es el caso de Costa Rica con el proyecto hidroeléctrico del Diquís?
-Es exacto. En general se trata de temas donde se hacen las consultas, pero son coyunturales, luego resulta que no tienen ningún poder político y ninguna fuerza. Estamos acostumbrados a que nuestros Estados no escuchen las voces de otros y el etnocentrismo se impone desde el punto de vista económico, social y también político.
El tema se transforma en una lucha y reivindicación muy fuerte por parte de los pueblos, con todo en su contra, por supuesto. Son atendidos con menos interés que otros, y eso funciona así en América Latina. Esto no es una casualidad.
¿Cuáles países están en peor condición en materia de respeto a los derechos indígenas?
-Le expongo el caso de Guatemala. De cada 100 jóvenes indígenas, solo 18 tienen acceso a la educación secundaria y de estos, el 1% cuenta con posibilidad de ingresar a la universidad.
Eso se reduce en términos de distancia: de los pueblos, de los servicios, de la calidad educativa y de los programas de salud. Como dicen en las áreas indígenas, “todo queda lejos, muy lejos”.
¿Es un problema ideológico?
-Bueno, pasa por las ideologías también. No le tengo miedo a estas y no deberían ser obstáculo para nada. Es simplemente como estamos interpretando nuestra diversidad y nuestro pluralismo y no lo hemos sabido hacer. Solo a través de la exclusión, la discriminación, del paternalismo, del etnocentrismo y el racismo. Son dispositivos básicos que se activan de diferente manera en los países para hacer valer el racismo como una forma de vida dentro de nuestros estados.
¿Se están presentado serios problemas en Panamá con grave represión ante protestas indígenas para oponerse a proyectos de minería y defender sus recursos hídricos?
-No se trata de solo el caso de Panamá. En Guatemala, hay 36 consultas y todas son fallidas. La gente indígena no quiere el daño al ambiente, defienden el tema de la Madre Tierra, y exige la protección de sus recursos naturales. Pero estas reivindicaciones no son tomadas en cuenta; imperan sus valores económicos sobre la voz de los pueblos.
Nos ha faltado como países el diálogo. Este ha sido sustituido por la represión que ha dejado grandes lastres sociales a nuestras sociedades. (Ver recuadro “Represión a indígenas en Panamá es muy grave, denuncian periodistas”)
En Guatemala, hay algo interesante. ¿Se señala al actual presidente Otto Pérez Molina de ser responsable de actos de represión en el pasado contra comunidades indígenas?
-En Guatemala hay un proceso muy interesante. Hay juicios en contra de militares acusados de genocidio y se están llevando con todas las pruebas. Hay un movimiento muy serio por la reivindicación, luego de un conflicto armado que duró 36 años. Este dejó aproximadamente 200.000 muertos y masacres en pueblos indígenas.
Represión a indígenas en Panamá es muy grave, denuncia de periodistas
La represión desatada en Panamá contra las comunidades indígenas Nagobe-Bugle, que en los últimos dos años suma nueve muertes, es “muy grave” y deja al descubierto la existencia de un Gobierno “autocrático”, denunciaron a UNIVERSIDAD los periodistas españoles Francisco Gómez Nadal y Pilar Chato Carral.
Ambos fueron invitados a “abandonar” Panamá hace un año, debido a sus labores de denuncia de las acciones violatorias de los derechos de los indígenas panameños, según relataron a este Semanario.
“En Panamá hay una situación crítica, especialmente para aquellos periodistas que informan sobre la situación de derechos humanos y de las protestas indígenas”, dijeron los dos comunicadores europeos.
Indígenas denuncian agresión en colegio de Térraba
Grupos indígenas y no indígenas de la zona de Térraba, en Buenos Aires de Puntarenas, se enfrentaron el pasado lunes 20 de febrero a golpes en el colegio de esa comunidad dejando 16 personas heridas; algunas requirieron ser trasladadas al centro médico más cercano.
Así lo informó a UNIVERSIDAD, un dirigente indígena de Térraba, Paulino Nájera, quien junto a otros indígenas protagonizaban desde hace varios días una protesta contra la dirección del colegio y el Ministerio de Educación, pues afirman que existe trato discriminatorio contra los profesores de origen indígena en esa zona.
Según describió Nájera, la protesta indígena al tomar las instalaciones del Colegio de Térraba se había desarrollado de manera pacífica, hasta que un grupo de padres de familia no indígenas llegó al lugar con palos, piedras y martillos a abrir por la fuerza los portones del centro educativo.
“No les bastó quebrar los portones, entraron a luchar contra nosotros, mientras la policía se quedó a 300 metros sin hacer nada, sin resguardar la integridad de los que estábamos ahí. Insistimos que no era una lucha violenta, pero tuvimos que responder a la agresión”, comentó Nájera.
Jasón Nájera, quien es profesor de Ciencias en el Colegio de Térraba, aseguró que en esa institución los profesores de origen indígena sufren de tratos discriminatorios en los nombramientos y la cantidad de lecciones que les asignan.
“Tenemos que conformarnos que nos den algunas lecciones, para que no digamos nada. A algunos compañeros les asignan solo 10 lecciones, mientras que otros compañeros no indígenas, algunos sin tener título, les dan horario completo”, afirmó Nájera.
Las comunidades indígenas reclaman el derecho a que los profesionales que se nombren como docentes en su territorio sean prioritariamente indígenas de la zona, tal y como se establece en los convenios internacionales.
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