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Un excelente artículo, muy recientemente reproducido en La Nación, de Paul Krugman indica que el grado de desigualdad económica que siempre ha vivido el afrodescendiente y el latino en los Estados Unidos ha comenzado a existir entre las mayoría blancas. Con ello, muchos problemas que caracterizaban a los grupos étnicos han comenzado a ocurrir entre los grupos mayoritarios. Desocupación, moralidad quebrantada, crimen, problemática narcoadictiva y ese terrible estado que oscila neuróticamente entre ansiedad y depresión. Con ello, el aumento en la orgía recreacional y el uso extenso de narcóticos de tipo estimulante o opiáceo. El partido republicano, revistiéndose de monaguillo, invita a pensar que el problema es el alejamiento de los valores tradicionales y quebrantamiento de la familia como núcleo central. En realidad y como han comprobado los estresólogos sociales, todos estos anteriores síntomas vienen a consecuencia de la desigualdad socioeconómica y, por ende, del capitalismo de exclusión, practicado por el neoliberalismo no regulado. El mercado se fue adueñando del país y el hiper-rico surgió a consecuencia de esa masacre. Eso conllevó el colapso de la clase media y la caída de la clase obrera a condiciones de pobreza y desocupación. Antes, eso solo ocurría entre las minorías étnicas. Pero ahora el ciudadano blanco comienza a denotar los mismos síntomas. Desde luego se disfraza ese hecho manteniendo que el declive en valores tradicionales de iglesia y sociedad explica el derrumbamiento psicológico y moral.
¡Nunca son los fracasos del capitalismo neoliberal los que causan los problemas! ¡Siempre es algo intangible, que no apunta su dedo hacia el derrumbamiento producido por una socioeconomía empresarial! El concepto de libertad es siempre uno en extremo metafísico y que no corresponde a los hechos reales de una humanidad herida. Es libertad en sí, sin un análisis de los horarios de devastación que actúan sobre la sociedad. Horarios que producen colapsos en la población. En realidad, no se puede ser muy libre en un tugurio. La libertad de vivir sin miseria se convierte en un hecho clasista y hasta racista. Entonces ocurre toda una artillería de argumentos metafísicos y desarraigados de la calidad de vida, el hombre y la sociedad. No sé si metafísico es una buena palabra. Mejor sería definirlo como estrategias y argumentos evasivos de la problemática real. El factor socioeconómico tiene efectos aun neurofisiológicas. No podemos hablar de libertad como hecho igual para todos, si la distribución de la riqueza produce el hiper-rico y el hiper-pobre. Es una avería del concepto original de libertad de la Revolución Francesa. Esta lo definía muy claramente a través de hechos pragmáticos. Derrocar a los tiranos, dar de comer a las ciudadanías, votar sus representantes, dar educación a sus hijos etc. Etc. ¡No una libertad abstraída de contingencias y consecuencias!
Hoy en día, en los EE.UU., hasta la minoría blanca, que tiene títulos universitarios, corre el peligro de no conseguir trabajo. Esto no ocurría antes de que el mercado instase el destituir al Estado o al gobierno cívico. Destruir su acción protectiva para con el ciudadano. Han comenzado a aparecer desde la década de los noventa, muchos libros protestando la creación del desocupado urbano y del desocupado universitario. Esto principalmente en EE.UU. y Europa. Uno de ellos, el del sociólogo William Julius Wilson, denominado: “Cuando el trabajo desaparece: el nuevo mundo de los pobres urbanos”, indica que se está creando una nueva clase de desocupado obrero en zonas urbanas. Fue escrito en 1996 y hoy en día se comprende mucho mejor este fenómeno. Parece que las empresas prefieren contratar emigrantes a menor sueldo y/o exportarse a países cuyos obreros ganen mucho menos que los norteamericanos. Como es el caso de ALCATEL, dichas empresas fomentan la corrupción de los empleados públicos y hasta de las presidencias. Ni se diga de la Asamblea Legislativa y sus diputados. En materia de minería han corrompido a las autoridades panameñas forzando a los indígenas a una revuelta; lo mismo hicieron en Perú y en Guatemala. En fin, o son un lastre en sus países o lo son en el extranjero. El capitalismo no regulado ha sido un predador del hombre en vías de evolución. Siempre que no es vigilado produce los mismos efectos. Un progreso a partir de sus conveniencias y el colapso de las clases obreras y populares. Favorecer las clases empresariales es producir un país al borde de una revolución. Favorecer la llamada apertura es cerrar las oportunidades a las clases sociales. La democracia no es idéntica al capitalismo. El proceso revolucionario sí lo es. Lo religioso no puede ser no revolucionario. Aún sufrimos la mancha los católicos, de la poca oposición en Chile y Argentina durante las dictaduras negras de los setentas y ochentas de parte de la Iglesia. ¡No tuvieron un monseñor Romero! ¡Ni unos mártires jesuitas!
Cuando el diablo reparte escapularios todos nos sentimos mal. Los republicanos, principalmente compuestos de sectas evangélicas, inventaron recientemente que son católicos porque Obama puso un reglamento de ayuda a la contracepción en los hospitales católico /cristianos. Vaya, vaya.
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