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Mora Porras se empequeñece

Desde que se produjo la invasión nicaragüense a la isla Calero, afirmábamos, netamente, que se trataba de una violación flagrante a la soberanía nacional.

Desde que se produjo la invasión nicaragüense a la isla Calero, afirmábamos, netamente, que se trataba de una violación flagrante a la soberanía nacional.
El hecho era el mismo, ya se tratara de un pantano o de una amplia tierra fértil. Recuérdese que “sin soberanía no existe un verdadero Estado”, como lo afirmaba el tratadista del derecho Georges Burdeau.
Principio sagrado para todo nacionalista. Es sabido que el manejo de ese espinoso asunto fue efectuado de manera errática por la Cancillería, aunque posteriormente con el cambio de Ministro de Relaciones Exteriores, se ha tratado de mejor manera.
No hay duda de que los diferendos entre países no deben tener otra solución que la vía diplomática. Es conocido, también, que los gobernantes se valen de esas diferencias para tratar de amalgamar la conciencia nacional en torno a sus figuras, particularmente cuando el manejo de los asuntos domésticos evidencia un enorme déficit.
Traemos esto a colación, a propósito de que se ha bautizado con el nombre de Juan Rafael Mora Porras,  la trocha que se está construyendo paralela al río San Juan.
Con esta reivindicación simbólica de la soberanía costarricense sobre ese pedazo de tierra situado al norte del país, se reduce, no obstante, la figura de Mora Porras, pues la lucha que él encabezó no tuvo un ámbito costarricense, ni siquiera centroamericano, sino continental, como lo expresó en marzo de 1856 el propio José Joaquín Mora Porras.
Don Juanito representa, efectivamente, la gesta de toda la «raza latina», la cual supo enfrentarse, gallardamente, a los así mismo llamados agentes del Destino Manifiesto.
¡Flaco servicio se le ha hecho a la memoria de Don Juanito! ¡Qué pifia la de Doña Laura! Las generaciones futuras van a recordar a Mora Porras como un prócer de carácter local y no como uno propio de la estirpe de Bolívar, San Martín o Martí.
Será recordado como el Presidente  que se enfrentó a los nicaragüenses y no como el que encabezó la gesta heroica contra los que pretendían «americanizar» a América Central.

  • Juan Rafael Quesada Camacho
  • Opinión
Invasion
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