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Cosas veredes…

Empiezo este comentario con la frase: “Cosas veredes que farán fablar las piedras” (atribuida al Quijote, aunque pertenezca al Mío Cid) porque sería grandioso que, ante el silencio de los ciudadanos, las piedras se revelaran contra tanta corrupción y porque siento que es necesario resucitar Quijotes y Cides campeadores, que deshagan entuertos y restablezcan la hidalguía y el honor, tan agraviados en nuestros tiempos…

Empiezo este comentario con la frase: “Cosas veredes que farán fablar las piedras” (atribuida al Quijote, aunque pertenezca al Mío Cid) porque sería grandioso que, ante el silencio de los ciudadanos, las piedras se revelaran contra tanta corrupción y porque siento que es necesario resucitar Quijotes y Cides campeadores, que deshagan entuertos y restablezcan la hidalguía y el honor, tan agraviados en nuestros tiempos…
En esta Tierra Bendita, amante de las leyes, el orden, la Democracia, la Soberanía, la Educación y la Justicia, junto a valiosas gestas que nos distinguen, hay cosas que nos hacen sacudir la cabeza como si quisiéramos borrar un mal pensamiento o despertar de una pesadilla recurrente… Recordemos la platina en la que se ha invertido tanta plata, las camaritas de tránsito (despilfarro) que no llevaron a ningún lado, el regalito del estadio, el robo de armas y la carreterita a Caldera, con más hormigas que hueso de cafetal…
Objetable es la actitud del TSE pues, luego de autorizar una consulta popular en Pérez Zeledón, donde el 82% de los ciudadanos dijo no al alcalde, tardó demasiado en honrar la voluntad del pueblo… Igual objeción amerita el cuestionado legislador Angulo, quien por dignidad propia y respeto al pueblo debió haberse ido del plenario, pero sigue aplanado en la curul, orondo y campante, con la venia de sus partidarios… ¿Será que entre bomberos no se majan la manguera?
¿Cómo entender (aunque esté clarísimo), que el Alcalde josefino, petrificado en ese puesto desde el siglo pasado, pretenda construir un barrio chino sobre el histórico Paseo de los Estudiantes, sin consultar al pueblo, ni explicar la “trascendencia” de tal exotiquez? Y si otras naciones (comunistas o no) solicitaran un barriecito ¿qué?… ¡ah! y el Ministro de Educación, que desea erradicar la comida chatarra (¡enhorabuena!) ¿por  qué elimina temas cívicos importantes de los programas y no promueve un decreto que prohíba la “ortografía chatarra” que asesina nuestro bello idioma?
¿Cómo no cuestionarse, si es prohibido lavar dólares, que la misma Asamblea (Legis-la tibia) intente enjuagar, “turbias imágenes” mediante montajes teatrales? La comparecencia ante la Asamblea, de una persona más escurridiza que comadreja bajo el piso, resulta indignante y vergonzosa, pues casi lo reciben con honores y cañones; solo faltó pedirle fotos y autógrafos, a uno cuya gestión presidencial fue opaca; manoseó el Escudo Nacional, las pensiones de los maestros y eliminó el ferrocarril. Ahora vuelve dizque a limpiar su enmohecida imagen, llorando como niño con mantilla sucia; mártir ansioso de ubres gubernamentales… ¿Por qué si el fiscal anterior -como la zorra del cuento- no encontró mal olor en su zorrito, se esfumó hasta que los años prescribieran cualquier posible culpa?
¿Por qué la Asamblea (de ropajes grises), derrocha recursos de los costarricenses jugando a los detectives, si las asesorías políticas nacen embarradas y las benditas “comisiones legislativas” solo han servido para enterrar trapos sucios? Si las asesorías suelen ser cátedra de cómo hacer “bien” las cosas “malas”, donde las “manos peludas” cogen y reparten sin dejar pelos, ¿para qué gastan pólvora en zopilotes? ¿Por qué si lo importante era saber si las “asesorías” (que le pagaron como si fuera el rey Salomón) eran limpias, no cuestionaron inteligente y responsablemente al indagado? Solo faltó que el susodicho, emulando a su padre, dijera: “esa platilla, me la comí en confites”.
Difícil es creer en lágrimas de cocodrilo, renqueras de perro o políticos que se dicen “firmes y honestos”, porque: “dime de qué te jactas y te diré de qué adoleces”… ¡Esta “masa” huele mal! Aunque los acólitos (pues nunca faltan borrachos) aseguran haber dejado la imagen limpia y rechinante: sin nada de grasa por aquí, ni aquí, no basta con encalar…  Claro, nacidos en tiempos de la tortirrica, desconocen que para blanquear a un político hay que hacer como las abuelas con el maíz: hervirlo con ceniza y cal, para quitarle el grueso pellejo y poder aspirar a un tamal blanquito y decente…
El reciente papelón de la Asamblea, al igual que el actuar de los otros poderes del Estado y del consejo de gobierno en general, despiertan curiosidad: ¿Hasta cuándo se estructurará un documento legal que estipule requisitos de aptitud y formación, éticos, morales, académicos y profesionales para los aspirantes a los diferentes poderes y ministerios de la república, para ver si algún día llega gente más inteligente, honesta y trabajadora a dignificar esos puestos y los destinos de la patria?…

  • Domingo Ramos A.
  • Opinión
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