El escritor paraguayo Aníbal Barreto, quien presentará su novela “La Santa Política” este miércoles 14 de marzo en el Instituto de México, es un hombre curtido en el activismo sindical y político.
Desde que estaba en la escuela, relata, se relacionó con revistas y periódicos y desde entonces se ha ligado a la crítica del mundo político y social de su país, del que tuvo que exiliarse en 1977, producto de la persecución de la dictadura de Alfredo Stroessner.
La parodia cruda al lado de la sátira son dos de las principales estrategias narrativas a las que recurre este autor, que ha publicado cinco libros vinculados con la vida paraguaya, desde la óptica del humor negro y descarnado.
 
Ante las limitaciones para publicar su obra, Barreto, gracias a la amistad que lo une con la doctora Alicia Miranda y su esposo, encontró apoyo en ambos, quienes por medio de la editorial “Montemira”, respaldan esta iniciativa.
“Publicar un libro en Paraguay es muy difícil, el editor lo hace como si fuera que le está haciendo el favor al escritor; además, para publicar uno debe pagar una cierta suma de dinero que no tiene ningún retorno. Ante esta situación fui buscando alguna editorial que pudiera estar interesada en publicar mi trabajo. Contacté con la doctora Alicia Miranda, a través de su esposo, amigo mío, a quien siempre le hice llegar todos mis trabajos. Ambos me han animado a seguir escribiendo, hasta que un día la doctora me hizo la propuesta de publicar mi libro y llegamos a un acuerdo, y bueno, ahora estamos en eso”, dijo Barreto desde Asunción, Paraguay.
El autor cree que de todos los países de la región, que impulsan un cambio en sus horizontes, justamente es Paraguay el que experimenta cambios más lentos. Todo ese acervo, esa burocracia y la forma en que se maneja la política en su nación, le sirven para parodiar la realidad.
“El doctor, mi candidato”, “La vida en pedazos”, “La ley no es zoncera”, “Propuesta política de un colorido partido divertido” y “Democracia a lo Luque” son algunos de los trabajos publicados, gracias a su disciplina de escribir en los breves espacios libres que le quedan.
“Desde hace años soy vendedor y promotor de equipos de uso médico y en mis ratos de ocio legislo para modificar leyes que no me convienen. Contabilicé varios apresamientos, lo que me permitió conocer  las condiciones de crueldad que soportaban  los presos políticos. Mi nombre figura en la lista de víctimas de la dictadura en el Museo de la Memoria. Creo que también figuro en el museo de los desmemoriados, no me consta”.
Si se siguen las huellas expresivas de Barreto, se notará de inmediato que le gusta agitar las aguas con su ironía, su sarcasmo, su visión de trastocar la realidad por medio de la crítica socarrona.
“Yo, Aníbal Barreto Monzón, nací en Paraguay, en un pequeño poblado de nombre Karandayty, distrito de Coronel Oviedo, el 23 de julio de 1954. La nacionalidad no se elige; si de mí dependiera, hubiera nacido en Inglaterra. En una escuelita de morondanga me empujaron hacia los primeros números naturales, pero conté tan mal que me tropecé y me caí. En cambio, en una escuela pública aprendí las primeras letras, pero al aprender las segundas ya me olvidaba de las primeras”, dijo.
En su autobiografía destaca que “realicé los estudios primarios y también los secundarios en Coronel Oviedo en el Colegio Nacional Pedro P. Peña, Escuela de Comercio Coronel Florentín Oviedo, Colegio Parroquial Nuestra Señora del Rosario y a duras penas concluí en el Colegio Manuel Ortiz Guerrero, verán que recorrí todos los centros educativos de la zona y fui progresando en mi educación más por compasión de mis maestros que por mi dedicación personal”.
El torno de “La Santa Política” se instala en esa vía de la sátira como una forma de cuestionar la realidad que se impone en el Paraguay actual, pero que no dejan de ser  características que se arrastran en la sociedad desde los tiempos de la dictadura y de tiempos posteriores a esta.