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Durante y posterior a las últimas huelgas de los empleados y los médicos de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) he estado analizando las declaraciones públicas de los involucrados a favor y en contra: gobierno, jerarcas de la institución, exjerarcas, sindicatos, funcionarios y pueblo en general.
Pareciera que cada sector por separado usa verdades a medias o interpreta los hechos de la forma más conveniente para sacar partido de la situación y defender sus propios intereses, descargando la culpa en los demás, olvidando en forma consciente o por favorecimiento, lo que realmente es trascendental y que debería preocuparnos, cual es que la CCSS se encuentra en la peor crisis de su historia y dolorosamente pareciera estar en un estado agónico.
A los Jerarcas de la Caja. Porque no aceptan y le dicen a los costarricenses que la Caja está en una crisis profunda, que el Estado y entes privados evadiendo sus deberes le deben cifras astronómicas a la institución, que la situación es producto de una pésima administración de los recursos y lo más preocupante, que el fondo de pensiones de todos los costarricenses está en peligro real de colapsar y desaparecer en los próximos años.
No obstante, ustedes han querido hacer creer a los costarricenses que los culpables son los profesionales en salud y primordialmente los médicos. Primero, la inmensa mayoría de las guardias médicas regulares y el tiempo extraordinario han sido un mal necesario, ya que la cantidad de los médicos principalmente especialistas y otros profesionales como enfermeras y enfermeros con los que se cuenta en la Caja, no alcanzan para poder cubrir en jornadas ordinarias normales de 8 horas la atención que se brinda en los centros de salud y hospitales durante las 24 horas en forma continua. Segundo, el sacrificio personal y familiar que hacemos los que laboramos guardias médicas y tiempo extraordinario, lo realizamos en primera instancia por un compromiso abnegado para con los servicios que se brindan continuamente las 24 horas del día a los asegurados. Y si no fuera por esta razón, entonces que me expliquen por qué circunstancia un ser humano aceptaría trabajar desde 8 hasta 24 horas más, después de su jornada ordinaria de 8 horas diarias.
A la Presidencia de la República. Estimada señora Presidenta de la República, con el debido respeto y casi como una súplica, le sugiero analizar seriamente la posibilidad de instaurar en la Caja la Dedicación Exclusiva (norma que exige al trabajador laborar solamente con la institución pública y el impedimento o prohibición para hacerlo privadamente) o un régimen similar para los médicos. La Caja es el ente que permite y brinda los recursos para que se formen todos los médicos de este país, incluyendo a casi todos los especialistas. Aún así, a la inmensa mayoría no los puede retener y terminan trabajando parcial o totalmente en forma privada. Desde luego los primeros que se opondrían rotundamente con esta medida son los mismos médicos, debido a los conflictos de intereses. Me pregunto cuántos de los médicos que son Jefes en nuestra institución, son accionistas o dueños de centros de salud privados y si en realidad les importaría que la Caja decayera, pero que por otro lado su negocio privado creciera como la espuma. Por supuesto estas son solo especulaciones que con mucha certeza colegas honestos y pacientes que son testigos y partícipes de estas realidades podrían confirmar o desmentir. Al final lo verdaderamente importante es que “no se puede servir a dos señores”, porque pasaría que siempre atenderíamos mal a uno de los dos. Estoy totalmente convencido de que si los médicos que laboramos en la Caja estuviéramos bajo el régimen de Dedicación Exclusiva o uno similar, nos quedaríamos los que somos verdaderamente leales al ideal de la seguridad social, la atención médica tendría una calidad óptima y los problemas relacionados como listas de espera en consultas especializadas y cirugías se resolverían, y más importante aún, tendríamos médicos como los de antaño, comprometidos con una noble causa y dotados de grandes valores que convertían a la profesión en un acto de mística y profunda humanidad, acabando con la despiadada deshumanización y vil negocio mercantilista en lo que se ha convertido, que es lo que más ha transgredido y desilusionado a nuestros estimados pacientes.
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