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Recordando a mis maestros… ¿Cuál es el tema central?

Después de realizar una gira de estudio en los alrededores de Coronado, desalojo un bus cerca de Cuesta de Moras, puesto en camino hacia la Avenida Central me dije: ¡Ya que estoy en plena capital, nada mejor como detenerse en las cercanías del Teatro Nacional y admirar los actos culturales que son el deleite de nacionales y extranjeros! Con el fin de distraerme me detengo y observo un conglomerado de personas y me acerqué a ver;  eran unos jóvenes haciendo uso de sus habilidades malabarísticas y teatrales.

Después de realizar una gira de estudio en los alrededores de Coronado, desalojo un bus cerca de Cuesta de Moras, puesto en camino hacia la Avenida Central me dije: ¡Ya que estoy en plena capital, nada mejor como detenerse en las cercanías del Teatro Nacional y admirar los actos culturales que son el deleite de nacionales y extranjeros! Con el fin de distraerme me detengo y observo un conglomerado de personas y me acerqué a ver;  eran unos jóvenes haciendo uso de sus habilidades malabarísticas y teatrales.
Admirando  la función que presentaba  un flaco, alto, con pantalones cortados por las rodillas, escuché al otro lado del tumulto a unas personas exponiendo lo que aún no comprendía muy bien, pues el flaco provocaba  la distracción.

Entre el bullicio logré  escuchar palabras como: -Protejamos muestro patrimonio, Costa Rica no se vende, políticos corrup…etcéteras; de mi parte, al pobre flaco y su grupo, se le vino abajo el acto; caminé alrededor de aquella circunferencia de personas y observo un grupito ignorado por toda la plaza de la cultura; eran unas personas adultas mayores los que dirigían una protesta. En una pancarta de tamaño considerable sobresalía el motivo de sus agitaciones ¡NO QUEREMOS BARRIO CHINO! Un señor de barbas blancas que le calculé más de 80 años, era el que llevaba la batuta; él hacia su mayor esfuerzo para que al menos la mitad de aquel gentío le pusieran atención, pero que va, el grupo del flaco tenía como hipnotizado al público. –“…pueblo de Costa Rica nos están robando, –proseguía el viejo, -cómo nos vamos a dejar que el Paseo de los Estudiantes se convierta en un barrio chino no más por los intereses económicos de unos políticos vendepatrias. ¿Quieren un barrio chino? Pues busquen otro lugar, pero no atropellen el legado cultural de todos los costarricenses”. Lo que sucedía en ese lugar no me lo podía imaginar; ¿cómo era posible que lo que estaba manifestando esa persona no le calentara la sangre a un tico? En mi mente pasaban múltiples injurias hacia todo aquel que se hacia indiferente; hasta un sordo hubiera estado de acuerdo con aquella protesta,  ya que en la pancarta se demostraba una gráfica de nuestra carreta con las ruedas pintadas con el símbolo del Yin-Yang, esta misma enyugada por una especie de pókemon y también nuestro yigüirro suplantado por un dragón.
Para no cansarlos con el cuento, me sentía indignado con lo que estaba presenciando; parecía que la protesta no tenía nada que ver con los intereses de nuestro país. Después de un rato, la palabra la tomó una señora de igual edad, la cual expresó su inconformidad con el tema y sacó a relucir un acto llevado a cabo por algunos patriotas ya extintos, en la cual resaltó a Carmen Lyra, y explicó: ¡Se marchó hacia el parque Morazán  donde se le dio  fuego al periódico del gobierno de los Tinoco…!  Terminó y la exclamación que esperaba del público se convirtió en  autoaplausos; yo como espectador no sabía qué hacer, si salir corriendo o ponerme a llorar; aguanté mientras me invadía la decepción. El siguiente se adueña de la tribuna y expresa: -“Esto es tan solo el comienzo, porque también pretenden cambiarle el nombre a la Avenida Central, por el de un famoso poeta que no es de nuestra tierra”….sin haber terminado, explotan los aplausos, el cuerpo se me escalofrió al darme cuenta que fue porque ya había concluido la presentación del flaco;   la gente se distribuyó por los alrededores y solo cuatro pelagatos quedamos poniéndole atención a la importante manifestación.
Abandoné el lugar con un nudo en la garganta y papelería que repartía el viejo barbucho, quien dirigía el evento que consideré histórico para el país.
Con esta experiencia se me vienen a la mente mis maestros de escuela Elías Villegas y Juan de Dios Sánchez, allá en Turrucares de Alajuela en los años 80, cuando nos decían después de leer un escrito: ¿cuál es el tema central? Pues… qué les puedo decir,  amigos lectores, cada uno de ustedes se formarán un concepto de lo que les acabo de relatar; por mi parte, me preocupa el rumbo que está tomando la mayoría de la población de este país, donde la sangre tica cada vez se nos está siendo arralada.

  • Rafael Ángel Guzmán Ramos (Estudiante)
  • Opinión
Carmen LyraMilitantes del PCCR
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