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‘La hija de Barbazul’

La prioridad de esta serie periodística (una colaboración especial para el semanario UNIVERSIDAD), es describir los mecanismos experimentales que, tal vez con el correr de los años, constituyan aportes al lenguaje esceno-fílmico del país, recursos estilísticos e ideológicos que han impresionado a este aprendiz de cronista, durante el lapso 1993-2012, SR, www.sergioroman.com

La prioridad de esta serie periodística (una colaboración especial para el semanario UNIVERSIDAD), es describir los mecanismos experimentales que, tal vez con el correr de los años, constituyan aportes al lenguaje esceno-fílmico del país, recursos estilísticos e ideológicos que han impresionado a este aprendiz de cronista, durante el lapso 1993-2012, SR, www.sergioroman.com

‘La hija de Barbazul’, ¡tres cuerpos, uno y muchísimos más!
Autor de la obra: Rodrigo Soto
Creadora de la ceremonia: María Bonilla
Sala y fecha: ‘1887’, San José de CR, 8 de abril de 2011
Insumos: Gilles, barón du Rais o Retz (1404-1440),
1er. teniente de Juana de Arco, la Doncella de Orleáns (1412-1531)
Acreditaciones: Recuadro final.

Acabo de abandonar el teatro ‘1887’ ubicado en la antigua Fábrica Nacional de Licores heredada por el vigente Centro de las Artes, espacio urbano que escoltado por la ‘Casa Amarilla’ donde habita la Cancillería de Costa Rica frente al parquecito ‘España’, constituye una nostálgica estampa josefina, la perfecta antípoda emotiva de la liturgia que María Bonilla (acompañada por Milena Picado, Natalia Regidor y Selma Solórzano) ha bordado con el texto de Rodrigo Soto: ‘La hija de Barbazul’.
Al salir a la noche, intento recordar a la izquierda de quien observa (con la perspectiva que ofrecía el patio de butacas), una escalera que trepa, al fondo, del piso a las nubes, sirviendo de barra de ejercicios para alguien vestida de rojo, y en el centro, siempre a la izquierda, una bañera clásica donde metafóricamente, más que líquidamente, otra visión se sumerge y emerge vestida de blanco, en tanto a la derecha, en la zona también intermedia, dos espejos de casi dos metros de altura multiplican el espacio y el ánimo de una tercera mujer vestida de negro, ¡tres siluetas, una y muchísimas más que se conjuntan en esa joven, la hija, que representando lo plural, enjuicia al singular depredador, ¡su padre!
Rojo, blanco y negro, austera cromaticidad de la lujuria y la pureza entretejidas por la muerte. No es una ecuación, es una opción retórica.
A partir de un pliegue histórico, Rodrigo estructura su monólogo que María transmuta en un despliegue visual y acústico de piel y telas que se extienden recogiéndose, y de un par de musicales instrumentos que las acompañan y de la postrera confidencia soterrada en la banda sonora y de la viva voz de las actrices y de sus desplazamientos e inmovilidades y silencios que se cultivan mientras en su alrededor translúcido se aloja la proyección morosa de diferentes imágenes que, de alguna manera cercana al cine, estampan y desvanecen pinceladas de la época.
Éste es el poético estilo de María Bonilla Picado.
La tradición registra que Barbazul (en el cuento de Perrault) asesinaba a sus efímeras esposas luego de pernoctar con ellas, pero no es frecuente consignar que tal caballero (Gilles de Rais, en la cotidianidad), de quien mucho se sabe acerca de su cerúleo linaje por fortuna y por haber combatido junto a Juana de Arco y por su golosa afición a devorar infantas e infantes con toda la connotación que ese sintagma tiene de pederastia y necrofilia, sin embargo, de él, apenas se sabe que en su matrimonio adolescente hubiese tenido una hija, factor galvánico para la composición del  personaje ficcional, aunque poco importe si ese elemento es exacto o no lo es, ni cuál fue la dinámica hogareña aunque la curiosidad nos arrastre a inquirir acerca de las relaciones que mantuvo con su cónyuge y con la niña de la casa.
Además de la verosimilitud, lo que sí importa al borde de los delitos que el señor confiesa (los cuales son más en cantidad y en perversión de los que siempre se le atribuyen), es preguntarnos si la humanidad a la que aún parece que pertenecemos, a pesar de dicho espécimen, podrá algún día infundir, en sus genes, el don de la perfectibilidad que nos permita sobrevolar esta ola de violencia infinita que continúa reproduciendo la espiral de la herencia, desde nuestros iniciales ancestros hasta quién sabe cuándo.
Ésta es, creo, de Rodrigo Soto González, su intención temática, polémico mecanismo dramatúrgico que, ilustrado por la fábula, predica acerca de cómo la existencia debe o no debe ser asumida. Así, en nuestras venas continuará aleteando la duda: ¿Para qué procrear?
El monólogo se ha vuelto diálogo y ‘trílogo y polílogo’ y orquestación de penumbras y de comportamientos en el devenir de esta parábola de la postmodernidad que, por su naturaleza, no rima con un progresivo conflicto entre un héroe o una heroína versus su antagonista (sino que lo sustituye describiendo, por ejemplo, la gestión de ‘Un buen samaritano’ en los Evangelios, o denunciando, digamos, las aventuras de ‘Un criminal erótico’, en el caso que nos ocupa), material cuya apreciación establece sus propias referencias, (no necesariamente las  que prescribe el genial Aristóteles en su ‘Poética), pues de pronto, la
correntada de la diégesis culmina identificándose con esa aérea batería de potentes reflectores llamada ‘diabla’ (¡sugerente nombre!) que, al poner el punto final de la representación que estamos comentando, cae de los cielos del escenario y se lanza contra el público purificándonos con su luz misericordiosa que nos obliga a entrecerrar los ojos para adivinar, en nuestra intimidad, ¡qué tanto de Barbazul o de su hija! estamos en disposición de atesorar. O de expulsar. ¡Amén!
 

Acreditaciones
(tomadas del Programa de Mano)
AUSPICIO.- Ministerio de Cultura y Juventud / Teatro Popular ‘Melico Salazar, Compañía Nacional de Teatro, Embajada de España, Centro Cultural de España y Teatro ‘UBÚ’
PREMIO.- Obra ganadora de ‘Escena Viva 2011’ en la categoría de Dramaturgia Costarricense
ELENCO.- Actuación: Milena Picado, Natalia Regidor y Selma
Solórzano. Voz grabada: Gerardo Arce lee la confesión de Gilles de Rais. Otras voces grabadas: Natalia Regidor, Milena Picado, Isabel Guzmán.
DISEÑO.- Afiche-Programa de mano, Abelardo Vladich / Vestuario, Rolando Trejos / Realización de Vestuario, Viqui Fonseca / Iluminación, Luis Emilio Aguilar / Multimedia,
Ana Muñoz
MÚSICA.- Partitura original, Carlos Escalante / Viola, Maricel Méndez / Laúd, Mario Solera
Autoría: RODRIGO SOTO
Asistencia de Dirección: IRENE SOLERA
Dirección: MARÍA BONILLA
PRODUCCIÓN.- Centro Cultural de España / Compañía Nacional de Teatro / Teatro Ubú / SÍ Producciones
FICHA DE LA OBRA.- Soto, Rodrigo. La hija de Barbazul. San José, SÍ PRODUCTORES, Tinta en Serie: núm. 17, Dramaturgia costarricense contemporánea. 2011. 42 págs. sr

  • Sergio Román Armendáriz
  • Forja
SpainViolence
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