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Eventual liberación de mosquito transgénico genera polémica

La posibilidad de que un porcentaje de los especímenes liberados sobreviva, así como un vacío en la legislación internacional sobre el tema, son las principales razones por las que un equipo internacional de expertos en bioseguridad y genética criticó la iniciativa que la empresa inglesa Oxitec Limited y el Instituto Gorgas de Panamá pretenden llevar a cabo en ese país, para experimentar con la liberación de miles o incluso millones de mosquitos de la especie Aedes aegypti genéticamente modificados.

La posibilidad de que un porcentaje de los especímenes liberados sobreviva, así como un vacío en la legislación internacional sobre el tema, son las principales razones por las que un equipo internacional de expertos en bioseguridad y genética criticó la iniciativa que la empresa inglesa Oxitec Limited y el Instituto Gorgas de Panamá pretenden llevar a cabo en ese país, para experimentar con la liberación de miles o incluso millones de mosquitos de la especie Aedes aegypti genéticamente modificados.
La tecnología desarrollada por los ingleses consiste en alterar genéticamente individuos machos de la especie, con el fin de inhibir su capacidad reproductiva, de manera que al aparearse disminuya la población del insecto.
Durante conferencias de prensa y mesas redondas llevadas a cabo en la Asamblea Legislativa y la Universidad de Costa Rica a finales de marzo, el experto mexicano en bioseguridad, Camilo Rodríguez, la científica inglesa Hellen Wallace y la investigadora malasia Chin Li Lim, entre otras cosas señalaron que “el problema es que se trata de un nuevo organismo y la tecnología no es fiable,  pues un porcentaje de las larvas sobrevive, según lo dice la misma empresa”.
Fabián Pacheco, de la Asociación de Ecología Social e integrante de la Comisión de Bioseguridad de Costa Rica, enfatizó en la necesidad de “lanzar la voz de alerta a la comunidad internacional”, en el sentido de que en Panamá ya Oxitec realizó la solicitud para proceder con sus experimentos, ante lo cual se debe dar una mayor discusión.
“Es necesario que se aclare cómo garantizan desde Panamá que los insectos transgénicos no se vengan para Costa Rica”, añadió.
Desde Londres, Hadyn Parry, director ejecutivo de Oxitec Limited, indicó que aún no se ha aprobado la liberación de los insectos modificados en Panamá, que cualquier prueba se llevaría a cabo con los permisos regulatorios y por ello “su diseño y duración serían acordados con las autoridades”.
“Actualmente lo único que se ha permitido es la importación de nuestra variedad de ese insecto para hacer pruebas de laboratorio; posteriormente será un tema de discusión entre el Instituto Gorgas -quienes llevan a cabo las pruebas-, las autoridades reguladoras y el público”, añadió. UNIVERSIDAD buscó infructuosamente la posición del mencionado Instituto, pero no respondieron a la consulta realizada.
RIESGOS
El zancudo Aedes aegypti es bien conocido por la población de los países como Costa Rica, en los que tiene presencia la enfermedad del dengue, la cual genera fiebre, dolor de músculos, huesos y cabeza, y salpullido en el cuerpo. La variedad hemorrágica puede producir sangrado en la piel, encías, estómago, oídos o nariz.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicados en enero de este año, la incidencia del dengue en el mundo ha aumentado “enormemente” en las últimas décadas, a tal punto que más de 2.500 millones de personas —es decir, más del 40% de la población mundial— están en riesgo de contraer la enfermedad. Ese organismo calcula que cada año se producen entre 50 millones y 100 millones de infecciones por el virus del dengue en el mundo.
La empresa Oxitec desde el 2009 ha trabajado en asociación con institutos de investigación en diferentes países en vías de desarrollo, para probar su tecnología. Hasta el momento han realizado pruebas en Malasia -en el sureste asiático- y las islas Caimán, en el Caribe.
Según explicó el especialista mexicano Rodríguez, quien trabaja en el Instituto Nacional de Ciencias Aplicadas de Francia, esta nueva tecnología se fundamenta en la intervención genética en machos de la especie, que luego son liberados en el ambiente y al aparearse su descendencia no supera la etapa de larva, lo cual se logra mediante la supresión de un componente antibiótico denominado tetraciclina.
“La misma empresa ha reconocido que alrededor de un 3% de las larvas sobrevive; a ello se suma el hecho de que la tetraciclina se encuentra en los residuos de las ciudades, pues se trata de un antibiótico muy utilizado y podrían sobrevivir más larvas, que podrían llegar a ser hembras transgénicas y son las hembras las que pican”, indicó.
Rodríguez además criticó que la empresa “no ha publicado la totalidad de los estudios realizados cerca de poblaciones humanas; no hay prueba de que funcione”. Añadió que “hay poca experiencia con este tipo de insectos y un vacío en la reglamentación internacional”.
Por otra parte, la británica Wallace llamó la atención acerca de que el Aedes aegypti no es el único insecto que transmite la enfermedad, por lo que reducir su población podría servir para que otra especie más invasiva de mosco transmisor aumente.
Wallace, quien es directora en su país de la organización Gene Watch, indicó que Oxitec trabaja “irresponsablemente”, ya que en los experimentos en Gran Caimán liberaron al ambiente “tres millones de mosquitos sin informar al público; ahora sigue Panamá y se busca la comercialización en Brasil”.
La especialista aseveró que Oxitec busca “realizar reiteradas liberaciones de insectos y que los gobiernos paguen por cada una”. También teme que posteriormente se desarrollen plagas agrícolas transgénicas, en vista de que esa empresa se alió con Syngenta, dedicada al desarrollo de cultivos transgénicos.
Mientras tanto, Chin Li Lim -experta en temas de bioseguridad y formada en varias universidades inglesas- denunció que en Malasia, durante la liberación de los zancudos, “se le ordenó a la gente que vive cerca de los sitios de aplicación que no usara insecticidas y que no hiciera nada que matara a los mosquitos, por lo que el tema cae en una dimensión ética; ha sido controversial, se ha brindado poca información y se ha hecho una valoración igualmente pobre del riesgo”, reprochó.
Al respecto, el ejecutivo de Oxitec, Hadyn Parry, negó que se hubiese afectado a la población en Malasia, pues -según dijo- la única prueba llevada a cabo en ese país se realizó en un área boscosa sin población humana.
Informó de que las pruebas realizadas nunca han implicado la suspensión de los programas de control locales. “Planificamos nuestras pruebas de manera que no interfieran con las prácticas de control cotidianas. De hecho, durante nuestras pruebas en las islas Caimán, se llevaron a cabo algunas fumigaciones aéreas”, puntualizó.
INVESTIGACIÓN Y NEGOCIOS
Sobre la eventual liberación de zancudos genéticamente modificados en Panamá, Parry indicó que la cantidad de ellos dependería del área seleccionada y de la población ya existente en ella.
Como referencia detalló que en las islas Caimán se liberaron  alrededor de 18.000 machos a lo largo de la primera prueba de cuatro semanas y luego alrededor de 3 millones en seis meses, durante una segunda prueba que “demostró el potencial de este método para suprimir la población de Aedes aegypti”. Sin embargo, informó que aún no se ha decidido ningún cronograma para pruebas en Panamá.
Parry además salió al paso de una información divulgada por la organización Gene Watch, según la cual Oxitec tiene pérdidas anuales de 1.7 millones de libras esterlinas (unos $2.7 millones), además de que en el 2013 tendría que pagar 2.25 millones de libras esterlinas (poco más de $3.5 millones) a un inversionista estadounidense, y que por todo ello busca apresurar sus experimentos en países en vías de desarrollo.
Tras aseverar que sobre el mencionado préstamo no rige “un periodo o plazo comercial” que afecte el funcionamiento de la empresa, Parry destacó que luego de unos estudios previos realizados en la Universidad de Oxford, la empresa por su cuenta ha dedicado más de diez años de investigación previos a las pruebas de liberación.
Añadió que su variante del Aedes aegypti ya tiene más de 100 generaciones y que “siempre trabajamos con instituciones líderes como el Instituto Gorgas y en atención a los procesos regulatorios. Si las autoridades de algún país no se muestran satisfechas en términos de seguridad o aspectos ambientales, entonces simplemente no se realizan las pruebas”.
Por otra parte, respecto a la posibilidad de que este tipo de experimentos o medidas se implementen en Costa Rica, el ambientalista Pacheco recordó que cualquier solicitud en ese sentido debe ser estudiada por la Comisión Nacional de Bioseguridad, “pero en el pasado no se han atendido nuestras alertas, por ejemplo, sobre la liberación de la piña transgénica”.

  • Vinicio Chacón 
  • País
France
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