En el Tercer Congreso Universitario, cónclave fundador, vigente y actual,  de la presente etapa de la universidad costarricense, concebimos dos tríadas como pivotes o cimientos del quehacer universitario: una comunidad de estudiantes, profesores y funcionarios administrativos (primera tríada) para realizar, en estrecha e inseparable unidad, la docencia, la investigación y la acción social (segunda tríada).
El Dr. Henning Jensen, candidato a Rector de nuestra institución, ha encarnado esa concepción, en su fructífera y prolongada carrera académica y ha dado pruebas abundantes y fehacientes de ello como Profesor, Director, Decano, Vicerrector y Rector interino.
Soy testigo directo de su prudencia y comprensión frente a delicados problemas estudiantiles, de su eficiencia en la solución de asuntos administrativos y, sobre todo, de su compromiso profundo y permanente por estimular la producción académica de calidad, en la cual ha sabido integrar en la práctica concreta a estudiantes, personal administrativo y personal académico, buscando siempre sintonizar a esos tres sectores en los esfuerzos por el desarrollo de la ciencia, la cultura, la técnica y la búsqueda de la belleza, tal como lo postula nuestro Estatuto Orgánico, generado en aquel congreso.
Como testigos están sus obras: el Doctorado en Estudios de la Sociedad y la Cultura, del cual fue fundador y director, sus investigaciones sobre áreas de alto impacto social como el tema  de VIH/SIDA, la atención psicológica a víctimas de la cruenta guerra civil centroamericana de finales del siglo XX, sus publicaciones en editoriales internacionales y nacionales sobre teorías y buenas prácticas en el campo de la Psicología y el Psicoanálisis, sus innovaciones en la gestión de la investigación, imposibles de enumerar aquí por razones de espacio, pero entre las cuales destaca el proyecto de un parque científico y sus importantes relaciones académicas internacionales.
Como se puede apreciar, en esa vasta obra ha logrado la estrecha relación entre docencia, investigación y acción social practicada, bajo su inspiración, por estudiantes, académicos y administrativos, trabajando juntos y con identidad de miras. No se trata de una simple declaración de intenciones, sino de obra concreta realizada y con resultados palpables.
Hay, además, una cualidad del Dr. Henning Jensen que merece destacarse: su impresionante personalidad. Bajo sus sencillas y afables maneras, inspira un gran respeto y ha mostrado un agudo conocimiento de las amenazas que acechan a la autonomía universitaria y una intensa voluntad de enfrentarlas sin estridencias. Ese es precisamente el temple que necesitamos en nuestro próximo Rector para esta época difícil.
Conocí y traté a varios de nuestros grandes líderes universitarios que compartieron esos rasgos y, en ese aspecto, Henning Jensen me recuerda a Rodrigo Facio, a Carlos Monge, a Benjamín Núñez, a Fernando Baudrit, a Enrique Macaya Lahmann, rectores y dirigentes señeros.
Señero quiere decir singular, insigne. Alude a alguien que destaca y es, por lo tanto, capaz de portar la insignia, de portar el estandarte, capaz de conducir. Así fueron Facio, Monge, Baudrit, Macaya.  Así es Henning Jensen. Nos hace falta un Rector así.