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¿Por qué Henning Jensen?

La coyuntura de las elecciones para la Rectoría permite reflexionar sobre aspectos esenciales del devenir de nuestra institución. La UCR juega un papel central en el país y la región en la formación de profesionales, la generación de conocimiento mediante la investigación y otras actividades creativas, el análisis y la propuesta de soluciones a los problemas de Costa Rica, la vinculación con la sociedad de múltiples maneras y la promoción de principios de equidad y solidaridad como fundamento de una concepción humanista de desarrollo.

La coyuntura de las elecciones para la Rectoría permite reflexionar sobre aspectos esenciales del devenir de nuestra institución. La UCR juega un papel central en el país y la región en la formación de profesionales, la generación de conocimiento mediante la investigación y otras actividades creativas, el análisis y la propuesta de soluciones a los problemas de Costa Rica, la vinculación con la sociedad de múltiples maneras y la promoción de principios de equidad y solidaridad como fundamento de una concepción humanista de desarrollo.
Gran parte de la riqueza que tiene nuestra institución emana de la enorme diversidad y heterogeneidad que la caracteriza, con representación de todas las áreas del conocimiento, enmarcadas en un universo de visiones variadas y, a la vez, compartidas. Es precisamente esa complejidad, aunada a la responsabilidad que tiene nuestra Universidad en la vida nacional, lo que hace que el ejercicio de la Rectoría  represente un reto tan difícil.
La UCR es, en lo esencial, una institución académica. Es decir, las labores académicas sustantivas (docencia, investigación y acción social) deben ser el centro de gravitación sobre las que gire la vida institucional, y son fundamentales en la gestión del próximo Rector.  La administración tiene que concebirse en función de apoyar el cumplimiento de las metas académicas, que son las prioritarias. Estas metas deben ser acometidas con creatividad, originalidad, esfuerzo y visión a futuro, superando la autocomplacencia y el conformismo.
A partir de esa plataforma académica fundamental, la UCR tiene el compromiso de proyectarse al país y a la región para promover procesos de desarrollo en el marco de una visión solidaria y de equidad. Ello implica el estudio profundo de los problemas nacionales, la búsqueda de soluciones a estos y la permanente discusión crítica de los derroteros por los que transita el país. Vale decir, la UCR debe continuar siendo una institución que ofrezca análisis y alternativas a la sociedad desde los preceptos básicos del Estatuto Orgánico, buscando el bienestar de la mayoría.
Tan importante como lo anterior es la consolidación de procesos democráticos al interior de la institución, donde participe la comunidad universitaria como un todo, y donde se discutan, de manera amplia y respetuosa, los asuntos actuales y futuros de nuestro quehacer. Hay que promover estos procesos a todo nivel, pero sobre todo en el seno de las unidades académicas, que constituyen el escenario donde transitan las actividades académicas sustantivas. La confrontación de ideas y de visiones, aún siendo vehemente, no ha de apartarse del respeto básico a la dignidad de las personas y a la diversidad de criterios, valores esenciales en una universidad.
Todas estas tareas requieren ser enfrentadas en un contexto nacional muchas veces adverso, en el que sectores políticos protagónicos favorecen visiones de la Universidad que se alejan de las concepciones filosóficas que han guiado durante más de 70 años los caminos de la institución. Además, la UCR se ubica en un entorno internacional no menos complicado, pleno de retos, oportunidades y amenazas.
Las actuales elecciones para la Rectoría se enmarcan en este complejo y difícil escenario interno y externo. Por ello, las circunstancias demandan que quien asuma el  puesto de Rector sea una persona que reúna múltiples virtudes y calidades. Debe poseer una amplia trayectoria académica. Debe tener una visión filosófica acorde con las mejores tradiciones de la UCR, de claro corte humanista, con capacidad para guiar las transformaciones que nuestra casa de estudios requiere.
Debe ser una persona con demostrada experiencia en gestión en la institución y con capacidad para enfrentar discrepancias mediante el diálogo y la negociación, en el marco de procesos democráticos. Debe conocer la realidad nacional y tener sólida experiencia en procesos de promoción de las alianzas estratégicas internacionales que la UCR requiere en esta segunda década del nuevo siglo.
La trayectoria institucional del Dr. Henning Jensen a lo largo de varias décadas de trabajo en la UCR garantiza ese balance entre visión de país, respeto a los mejores valores de la institución, sólida base académica, experiencia en gestión, capacidad de trabajo en equipo, respeto a procesos de discusión amplios y participativos, proyección a la sociedad costarricense y accionar a nivel internacional. Con el Dr. Jensen como Rector tendremos la garantía de que la comunidad universitaria continuará construyendo la UCR que hemos heredado y la cual tenemos la responsabilidad de consolidar.
 

  • José María Gutiérrez (Profesor catedrático, UCR)
  • Opinión
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