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Impulsan modelo de gestión integrada de pesca de langosta

Desde julio del 2009, el biólogo M.Sc. Raúl Rojas Figueroa y el sociólogo M.Sc. Julio Brenes Arroyo, investigadores de la Sede de Limón de la Universidad de Costa Rica (UCR), trabajan en un proyecto sobre la gestión integral del recurso langosta en el Caribe sur del país.

Desde julio del 2009, el biólogo M.Sc. Raúl Rojas Figueroa y el sociólogo M.Sc. Julio Brenes Arroyo, investigadores de la Sede de Limón de la Universidad de Costa Rica (UCR), trabajan en un proyecto sobre la gestión integral del recurso langosta en el Caribe sur del país.
Uno de los objetivos es determinar el impacto y el deterioro en el ambiente a causa de la sobreexplotación durante los últimos 40 años de este recurso marino, en el litoral entre Cahuita y Punta Mona, en la provincia de Limón.
La iniciativa, que favorece a 70 pescadores de langosta y a unos 400 beneficiarios indirectos, pretende también contribuir a restaurar el entorno ambiental y a buscar una gestión responsable, en la cual este sector social y las instituciones del Estado logren llegar a acuerdos.
El estudio se enfoca en la especie Panulirus argus, reconocida como migratoria, con desplazamientos de langostas adultas en gran parte de las costas de Mesoamérica.
No obstante, parte de la comunidad científica opina que las langostas presentes en los arrecifes son en realidad poblaciones residentes, sin migraciones observables.

APORTE INVESTIGATIVO
El proyecto incluye un componente de investigación, que está dirigido a la gestión integral de los recursos naturales y a la búsqueda del mejoramiento de la calidad de vida de los pescadores y sus familias.
Una de las primeras acciones que se efectuó fue estimar la cantidad de langostas por área y sus densidades y las tasas de mortalidad natural y de pesca.
El estudio reveló una elevada tasa de explotación de langosta que supera los parámetros que el medio puede soportar. Los datos de los últimos dos años mostraron que la tendencia de explotación actual no se podrá mantener en el mediano o largo plazo, pues la abundancia de langostas disminuye y la tasa de mortalidad por pesca es alta.
Acerca de este aspecto, los investigadores afirmaron que el proyecto contempla concienciar y motivar a los pescadores para que se involucren en la gestión del recurso, mediante su organización y participación en la toma de decisiones.
Otro factor analizado es que una proporción considerable de langostas y de otros productos marinos que consume la población limonense no procede de la zona, sino que se compra en el Pacífico costarricense. Esto significa que se da una mayor explotación de langostas ovígeras y de talla juvenil, es decir, que se capturan langostas hembras que portan huevos maduros con capacidad de ser fecundados o que ya fueron fecundados, así como individuos que todavía no han alcanzado la talla mínima de su primera madurez sexual.
RECUPERACIÓN Y EXPLOTACIÓN CONTROLADA
Según explicó el M.Sc. Rojas, el estudio evalúa el uso de arrecifes artificiales construidos con bloques de concreto, como una herramienta para la recuperación y explotación controlada de la población de langostas en el Caribe sur.
Para ello, se están instalando 25 refugios artificiales distribuidos en áreas aledañas a Cahuita, Puerto Viejo, Punta Uva y Manzanillo.
“Con estos refugios se trata de imitar aquellos que las langostas encontrarían en los arrecifes naturales y en los cuales buscan protección, para ver si esto aumenta la supervivencia de juveniles y de adultos jóvenes recién llegados desde áreas más profundas”, expresó.
Sin embargo, el factor de la reproducción dentro de estos refugios no es un aspecto que se espera observar como parte de la investigación, aclaró el biólogo.
Existe una controversia en la comunidad científica en torno a si este tipo de refugios artificiales pueden o no ser usados como sitios de captura de langostas, sin constituir una amenaza para el recurso.
A juicio de Rojas, aunque los científicos ofrecen argumentos amplios sobre la base de algunas observaciones de campo, ninguna de las posiciones se sustenta en una evidencia experimental diseñada específicamente para responder a esa interrogante.
Por lo tanto, el proyecto incluye un experimento que consiste en el marcaje y la recaptura de langostas, tanto en los arrecifes naturales como en los artificiales, para indagar si los arrecifes artificiales atraen porciones “nuevas” de la población de langostas, o si por el contrario, la “roban” de la población ya establecida en el medio natural.
Con la observación de los desplazamientos locales de las langostas marcadas se podrá conocer que si hay un mayor desplazamiento de langostas desde los refugios artificiales hacia los arrecifes naturales, los refugios permitirían su uso activo en la pesca.
En cambio, si el desplazamiento mayoritario es en sentido contrario, los refugios no servirían para la pesca. En este caso, se haría la recomendación a los pescadores de no realizar inversiones futuras en dichas estructuras, salvo con fines de monitoreo y recuperación de hábitats.
Para verificar si las langostas remarcadas que llegan a los arrecifes artificiales son permanentes o estacionales, Rojas subrayó que “si se logra demostrar la hipótesis de que las langostas marcadas en medios artificiales se trasladan a los arrecifes naturales e incrementan la cantidad de individuos, esta sería una forma de aumentar la población de langostas y la pesca comercial con un adecuado plan de manejo”.
Durante el proceso investigativo se evalúa además la relación entre la captura y el esfuerzo de pesca, así como algunos indicadores económicos, entre estos la rentabilidad de la actividad.
Por medio de entrevistas y encuestas, también se recopilan datos sobre la cantidad de personas que viven de esta pesca, los medios utilizados para pescar, las características de las embarcaciones y las artes de pesca usadas, aspectos socioeconómicos de la población beneficiada y la visión de los pescadores en cuanto a los retos futuros en torno al uso del recurso.
Otra interrogante es saber de qué manera incide el consumo local en el precio pagado al pescador y en la cadena de comercialización. Esta  fase de la investigación esta todavía en ejecución
IMPACTO SOCIAL
En el proyecto concurren tanto saberes del área social como de las ciencias biológicas, con miras a hacer sostenible y rentable tanto la producción como el mercadeo de la langosta.
En su ejecución se cuenta con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social de la UCR, especialmente para motivar a los pescadores e integrarlos en organizaciones con personería jurídica y con capacidad de decisión.
Según el M.Sc. Brenes, también se pretende sensibilizar al comercio, a hoteles y a restaurantes, con el propósito de que compren solamente langostas adultas y sin huevos y bajo un sistema de comercio justo.
“Se impulsa un comercio de langostas con certificación de responsabilidad ambiental, en el que no haya sobreexplotación y en el que los pescadores tengan su visión y gestión de este recurso”, dijo el sociólogo.
Agregó que una de las ideas es establecer algunas normas básicas de conducta responsable en la pesca, cuya discusión, negociación y aceptación como un acuerdo entre los distintos actores y usuarios del recurso sería la meta final del proyecto.

  • Alfredo Villalobos Jiménez ([email protected])
  • Crisol
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