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Caminando por el bosque, por la selva son políticos tus pasos sobre un fundamento político. W. Szymborska
Hubo un tiempo sin tiempo (porque parecía eterno) en que las apreciaciones disciplinarias se impusieron en las concepciones educativas. La hegemonía académica, las constelaciones de sentido y la conciencia popular quedaron en manos del conservadurismo. Época de verdades pedagógicas definitivas e inapelables, donde unos pocos sabían mucho y los muchos estábamos fuera del juicio crítico por no ser pedagogos ni tener una fantasmática visión “integral” de las cosas.
El Informe sobre el Estado de la Educación era lapidario: la calidad de la educación pública estaba en ruinas y la democracia costarricense ya no podía sentirse orgullosa de su sistema educativo. Su reorganización era, así, un imperativo universitario y una causa nacional.
El vocablo “educación” puede ser interpretado de diversas maneras, porque es una categoría inherente al desarrollo social del país. El vocablo “educación” nos hace contemporáneos de una dilatada historia que es la historia de la educación nacional, de la Universidad de Costa Rica y de la democracia. Educación es una forma viva de la memoria nacional. Es una antropología política tensionada por los proyectos hegemónicos y sus resistencias. En síntesis: conocimiento e interés.
De la encrucijada no se salía con voluntarismo. Sino con la voluntad de una Vicerrectoría activa que estableciera una reforma y sus límites. Que reconociera que la riqueza del país reclamaba otra administración académica y otra cultura. Un problema político antes que técnico. Es la política la que ayuda a entender los mecanismos que la resolución VD – 8782 inauguraba y que la rectora suspendió tratando de que la sangre no llegara al río. Solo que esta vez, el río estaba demasiado cerca y el coraje demasiado lejos.
Ahora bien, para desmontar la resolución ¿alcanza con el patriotismo estatutario? ¿La resolución 8782 no contenía en su seno los mecanismos (el Consejo Asesor) para autocorregirse sin desorganizar la Universidad y el orden cósmico?
Es cierto que la resolución tocaba intereses toda vez que reorganizaba conocimientos. No era un ataque a personas sino a valores anacrónicos que ordenaban las actitudes de las personas y que no permitían pensar nuestras paradojas y resolver nuestras decadencias.
Ahora estamos ante un ángulo moribundo. Éticamente porque hay palabras dichas, escritas y firmadas que no se respetaron. Académicamente porque se perdió a la educación como un bien público. Y políticamente porque se impuso el poder fáctico sobre la legitimidad democrática.
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