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Si Uds. hacen revista de entrevistas de radio, TV y prensa escrita, habranse encontrado con preguntas a un personaje, preguntas como del tipo: ¿Y qué hubiese sido de Benjamín (ej. de “rico y famoso” entrevistado) si hubiera jugado en terreno sintético?, ¿Y qué le hubiera pasado a Lucero si Mijares….?, ¿Y si no se hubiera retirado, señor mío, qué respuesta hubiera escogido?, ¿Señor Napoleón, qué hubiera hecho Ud. si no hubiera perdido Waterloo? Y cosas semejantes.
Tal vez, y sólo tal vez, quien pregunta de esa manera cree que “los supuestos” anidan en la intimidad del entrevistado. Quizás, y sólo quizás, el que entreviste suponga que la realidad vive almacenada en un lugar para que ocurra, o no, según quien elija. Tal vez, y sólo tal vez, suponga el entrevistador que la realidad que pudo ser y no ha sido pueda seguir siendo importante para los efectos de la vida que se desprendió de los hechos que real y efectivamente acontecieron.
Esto último nos demuestra una dificultad lógica en el planteamiento (cabeza) del entrevistador, sino (cabezas) del grueso de los mortales: creer que lo que pudo haber sido pueda en algún momento sustituir a lo ocurrido. Tal suposición nos conduce al inevitable dilema de que, quienes así piensan, deberán admitir implícitamente que los hechos ocurridos no son dependientes de hechos anteriores, y ya casi olvidados, que conducen casi irrefrenablemente a los hechos que ocurrieron de la manera que ocurrieron. En efecto, debemos reparar en que los hechos de hoy nacen de las acciones de ayer y no de la posibilidad no efectuada de un hecho que pudo ser y no fue.
A veces puede ocurrir que se usa el lenguaje desconectándolo de la realidad o de la historia acaecida. Consecuencia: es tan fácil afirmar tonterías y más fácil todavía imaginarlas. Lo difícil es romper con los “posibles que no fueron ni ya serán” y que acostumbran envolvernos a diestro y siniestro, envolviéndonos como una manta y convirtiendo a los incautos en “masas” domesticadas y cada vez más domesticables. Puede haber perfidia, puede quizás haberla, en algunos planteamientos de esos “posibles”, principalmente si son históricos o de diversión. Perfidia que está emparentada con el sensacionalismo y el oportunismo, con la emoción irreflexiva de un instante.
Creo que no es digno engañar ni engatusar, como no es justo ser engañado ni engatusado. Nada de eso es justo y mucho menos digno. Recuerdo a Kierkegaard: “Y alguien pregunta [Hegel] qué hubiese ocurrido si Adán y Eva no hubieran pecado? Y yo contesto: los posibles que no se eligieron en su momento son más que los elegidos y fueron indudablemente sustituidos por los hechos que la historia registra, o no, pero que acaecieron. ¿Por qué masturbarse mentalmente con tales mortificaciones que sólo son hipótesis teóricas en la mente de “un teórico” y que no se concretaron en el momento en pudieron serlo y que, por ello, la elección realizada ha permitido que lo que hoy ya es, y que es como es, sea lo que ha sido y lo que también hoy es? ¿Por qué place tanto y a tantos este tipo de masturbaciones?”.
Pd: “Detrás de tantas formulaciones hipotéticas hay tantos deseos de absolutismos y tiranías… y hay tan pocos propósitos de vivir en libertad auténtica. Hay tanta esclavitud en los dogmatismos y aquellas son sus vías para alcanzarlo. El día en que se inventaron los dogmatismos, Satanás sonrió satisfecho” (también Kierkegaard).
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