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¡Hasta siempre don Gabriel!

La voz del pregonero no se escucha más. Sus pies cansados y su mente lúcida se fueron a dormir. Don Gabriel Rivas dejó los periódicos de su vida a un lado y dio por cumplida su faena el 28 de abril.

La voz del pregonero no se escucha más. Sus pies cansados y su mente lúcida se fueron a dormir. Don Gabriel Rivas dejó los periódicos de su vida a un lado y dio por cumplida su faena el 28 de abril.
Don Gabriel fue el promotor especial del Semanario UNIVERSIDAD por más de 10 años, en los que cosechó cientos de amigos que semana a semana esperaban escuchar su voz amable y su saludo pleno de cortesía.
El Banco Nacional, el Instituto Nacional de Aprendizaje (INA) y sobre todo, el Instituto Costarricense de Electricidad, le abrieron las puertas a este particular pregonero, que a pesar de su avanzada edad, parecía nunca cansarse e irradiaba vitalidad.
“Aquí está la joya literaria”, decía don Gabriel con un ejemplar de UNIVESIDAD en mano. “Este es el periódico que llama al pan, pan, y al vino, vino”, advertía.
A sus 90 años, visitaba a más de 200 personas, a las que además de entregarles un periódico, les entregaba su amistad sincera y una que otra de sus muchas anécdotas.
Hace muchos años, contaba el pregonero, fue fotógrafo en Coto 47, en la zona sur del país, donde recorría los empolvados caminos en su motocicleta Suzuki 50, con un par de rótulos que llevaban su frase publicitaria: “Fotos Rivas, ¡Ni Hablar!”.
Nacido en Nicaragua, don Gabriel también dedicó parte de su tiempo a vender sencillas fotocopias en los autobuses, con algunos de los poemas del más grande poeta de su tierra: Rubén Darío.
Para él no era tan importante cuántos poemas o periódicos llegara a vender, como sí la satisfacción de sentir que ayudaba a que el país avanzara cada vez que alguien se sentara a leer.
La lectura era su pasión, y siempre aconsejaba: “uno no puede vender algo sino no sabe lo que dice”, por lo que no era extraño verlo sentado en alguna de las oficinas del Semanario, leyendo el periódico de principio a fin, antes de iniciar su recorrido.
En el Hogar Carlos María Ulloa, donde pasó sus últimos años, el cuerpo del pregonero fue despedido con una misa por sus hijos y gran cantidad de amigos, que por siempre recordarán su ejemplo y cordialidad.
Con la pena que nos causa su partida, el Semanario UNIVERSIDAD quiere rendir nuevamente homenaje a su gran pregonero, a la persona que nos conquistó con su amabilidad, y que más que un colaborador, se convirtió en nuestro gran amigo.
Los pasillos del ICE y de UNIVERSIDAD extrañarán su lento caminar, pero en cada uno de los que conocieron a don Gabriel, al “Abuelo”, quedará grabada la lección de vida, que sin quererlo, dio con cada paso.
¡Gracias por todo estimado amigo! ¡Hasta siempre don Gabriel!
 

 
 
 
 
 
 
 
Con una lucidez que nunca lo abandonó,
don Gabriel Rivas fue un lector voraz y comprometido
con las grandes luchas sociales del país. (Foto: archivo)
 

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