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El ser humano es muy “raro”, si bien tiene su forma de pensar y libre albedrío, puede tornarse muy irracional ante su entorno, ante su relación con los demás y consigo mismo.
La disonancia cognoscitiva se refiere precisamente que ante la enorme cantidad de problemas, que ya son graves crisis del estilo y sus formas de vida, el ser humano las ignora. Es decir, a pesar de se tiene conocimiento, conciencia y cierto grado de actitud al cambio… esta no se da realmente.
Desde esta perspectiva, se podría plantear que el ser humano en general, y su manera de tratar un problema social (pobreza, hambre miseria y concentración de riqueza) o ambiental (degradación, contaminación) es pasivo y muy conservador ante las innumerables injusticias… no percibe que es el síntoma de una civilización que crece fuera de control; o bien, no se pregunta, cómo es posible que un 1% pueda dominar a un 99%???…
Pero también, es debido a que el sistema dominante encubre y justifica como una “necesidad” de crecimiento continuo y que viene a solventar problemas como la pobreza… pero esta no disminuye realmente, solo los ricos (concentradores de riqueza)… que acaparan el agua, el dinero y otras. Esta fuerte concentración de poder reduce aún más la capacidad de regular y cerrar los ciclos de materiales y energía.
Si se analizan los sistemas que estimulan el crecimiento exacerbado de las grandes metrópolis que deterioran enormemente la biosfera en general y los ecosistemas en particulares. No se dan cuenta que los enemigos actuales pasan a ser las grandes transnacionales, los grandes exportadores e importadores, que solo enfatizan en el crecimiento de la producción y su degradación a la naturaleza… amparados en un capitalismo que debido a los fortísimos intereses económico-financieros desregulados que conducen la (i)lógica ciega del capital, que obvian la base ecológica… para la vida. Es decir, se ignoran los ciclos vitales del agua, la tierra, la atmósfera convirtiéndolos en simples recursos.
Los políticos-empresarios están en el poder elaborando y aplicando leyes, que son ambiguas, escuetas, que sirven poco realmente para la sociedad actual… ejemplo, la ley de tránsito, el plan fiscal, el programa de subsidios a los grandes… y muchas otras. Pero todo esto es puro espejismo y muy embaucador, pues el sustrato material biofísico sobre el que se asentaba este modelo, se está agotando o degradando, aunque pocos lo perciban.
A pesar de que los procesos de degradación ambiental (biológicos, químicos, geofísicos) tienen un alcance local, nacional y mundial, como jamás en la historia humana, hecho que se le llama ya el periodo antropoceno. Se refleja en una percepción de que estamos hace varias décadas en una crisis ecológica mundial; sin embargo, se actúa como que no es nuestro el problema. Esta paradójica situación se debe al sistema convencional dominante; da la sensación de vivirse en un estado de “bonanza”, a un crecimiento irracional, desmedido, descontrolado del “desarrollo”, al avance constante de las tecnologías de información y comunicación en la Aldea Global.
Y los bajos precios de la energía, el petróleo y materias primas, que permiten seguir extrayéndolos “sin problemas”. Y ahora, con los “servicios ambientales” y los sumideros planetarios, pues su creciente uso y abuso los deteriora sin freno, pero la factura económica de todo ello es muy residual. Pero, el capital dinero sigue expandiéndose “sin fin”, mientras el “capital natural” merma y se deteriora. Donde el proceso metabólico del “desarrollo” urbano-agro-industrial y sus crecientes impactos, debido al crecimiento económico ilimitado en un planeta finito, que ignora los costos ambientales de la biosfera como sumidero de los desechos. O sea, tiene capacidad para degradar la Biosfera, pero no sabe, ni tiene interés en cómo requilibrarla (ejemplo, el Cambio o degradación Climático). Mientras, los medios de comunicación (o de desinformación) ayudan a ocultar aún más la gravísima crisis ecológica que enfrentamos. La invisibilización de los problemas actuales se pierden, tanto ambiental (genética) como sociocultural y ayudan a mantener la idea de mejorar el sistema.
Se tiene la capacidad de crear un mundo virtual separado de la realidad del mundo (social, ecológico); así se oculta el estilo de vida moderno (proceso de extracción, producción y consumo irracional) del sistema dominante. Donde, la misma “economía real” crece ignorando los crecientes desequilibrios sociales y ambientales. Lo que posibilita un mayor crecimiento y concentración de la riqueza (en pocas manos), mientras que aumenta la precarización, la pobreza y la exclusión planetaria. Un círculo virtuoso “perfecto”, pues no aparecía ninguna fuerza social o natural con capacidad suficiente para frenarlo.
La “invisibilidad” de la problemática ambiental ha contribuido a la expansión urbana de manera caótica, generando una aguda y creciente concentración de la población mundial en “ciudades”. El pensamiento moderno occidental está todo incapacitado para ver, comprender y sentir el deterioro de la biosfera, debido a su énfasis por “dominarla” y su enfoque sesgado, reducido y descontextualizada de “analizar” la realidad integralmente.
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