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Desaparición, metamorfosis o cuarto menguante de la cultura…

Después del Boom, de la muerte de figuras como Frida, Diego, Dalí, la pregunta será por qué los grandes pensadores, renovadores, referentes de la cultura poco aparecen o por qué no se reconocen…

Después del Boom, de la muerte de figuras como Frida, Diego, Dalí, la pregunta será por qué los grandes pensadores, renovadores, referentes de la cultura poco aparecen o por qué no se reconocen…
A raíz del ensayo de Vargas Llosa, donde el célebre escritor, reflexiona sobre la desaparición de la cultura, donde entre otros puntos señala: que el circo promovido por los medios de comunicación destaca sobre el forjamiento de una verdadera intelectualidad. Según sus palabras aquel intelectual que sobreviva, será quien se preste al bufoneo de estos, los que aspiramos a una cultura más profunda, nos preguntamos, como Vargas Llosa, si en verdad lo que conocemos como cultura, estará condenada a desaparecer.
Sobre el Premio Nobel, podría decir que su reconocimiento probablemente hubiese sido más notorio, si lo hubiese logrado treinta y cinco años antes, donde hubiese departido con autores tales como: Cortázar, Borges, Paz, y todos que podamos meter del Boom. Pero al autor de los Cachorros le ha tocado iniciar su carrera, cuando quedaba muy poco  de  modernidad. Esa misma modernidad que extrañó Camus, aunque tuviera en este su máximo crítico.
La modernidad fue la época del raciocinio de Prometeo, de la iluminación, a través de la ciencia y además de filósofos como Ortega y Gasset, al final de esta. Pero a pesar del relativismo, del surgimiento de Narciso como figura de la postmodernidad, de canciones como la Era de Acuario y  Físico de Olivia Newton John, del surgimiento de los Hippies; elementos que, en los albores del postmodernismo, hicieron un pequeño esbozo de cómo se desarrollaría esta etapa, donde priman el ego y el individualismo.
Si se parte del mismo principio de  la materia, que esta no se crea ni se destruye si no que solamente se transforma, se podría pensar lo mismo para la cultura; o sea, que la cultura postmodernista es entonces una metamorfosis; la cual  requiere de personas ni tan pensantes, ni tan críticas, pero más prácticas; o, lo que Ortega y Gasset señalaba como la Barbarie del especialismo. La vida ya no moderna; sino postmoderna, necesita personas que no elucubren sobre los detalles ni el perímetro, si no que vayan directamente al grano de una situación, el postmodernismo no reconoce la profundidad de pensamiento que una persona pueda desarrollar, lo importante es que se tomen decisiones rápidas, lo mejor acertadas posibles y que todo se presente bonito y atractivo para su venta; lo que no venda, no es funcional.
Por tanto, la materia se transforma y la cultura también, el hombre postmoderno no tiene tiempo, ni interés de descifrar complicados dramas, desenlaces, o tratados. Prefiere abarrotar las librerías cuando sale una nueva versión de Harry Potter, Coelho, o un libro de Dan Brown; quien  reconoce bien ese morbo de las personas postmodernas; que prefieren más preguntas, interrogantes y que la imaginación divague hacia lo misterioso, que reinvenciones de lo certero y comprobado.
No es la cultura la que está desapareciendo, sencillamente al asentarse la postmodernidad queda menos de modernidad, un tipo de cultura desplaza a otra. Durante la adolescencia del Premio Nobel, aún se acostumbraban los cafés literarios, los espacios bohemios en ciertos lugares, no había cómo reconocer a la postmodernidad que apenas se insinuaba; filósofos y escritores dictaban el derrotero de las acciones. Gracias a eso tuvimos obras tan importantes como la Fiesta del Chivo o los Cachorros.
Decir que la cultura está sufriendo una metamorfosis, podría no ser cierto en un sentido amplio. La cultura ciertamente evoluciona, pero también es un hecho cíclico. Es decir, que se repiten ciertos patrones enriquecidos y algunos cambios cada cierto tiempo.
¿Qué diferencia a la Edad Media de la postmodernidad? Probablemente que los mitos del ser humano los disparaba otrora la religión formal y en la postmodernidad es el espiritualismo amorfo…
Tras la Edad Media, vino la claridad del Renacimiento, y cada época sucesiva era una antítesis de la anterior, hasta llegar a la postmodernidad.
No sería ilógico tras esta sucesión de ideas, considerar que la cultura reflexiva, profunda y filosófica la traerán de nuevo nuestros tataranietos o sus hijos…
El ensayo de don Mario servirá de punto de encuentro para unos pocos. De momento, los que extrañamos a los filósofos e intelectuales, debemos decir: ¡Que siga la función!…Ilustre maestro Vargas Llosa ¡Bienvenido a la postmodernidad!

  • Alexander Anchía (Profesor de la UACA y escritor)
  • Opinión
Individualism
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