Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Las necesidades de financiamiento del Ministerio de Hacienda presionan el alza de las tasas de interés, con efectos negativos para la economía. (Foto: archivo)
Pese a que existe un riesgo para la economía costarricense en la tendencia creciente de las tasas de interés, expertos consultados por UNIVERSIDAD consideran que el estado actual del país daría margen para que se intente proponer y discutir otra reforma fiscal.
En su discurso del pasado 1 de mayo, la presidenta Laura Chinchilla volvió a insistir en la urgencia de atender el déficit fiscal, que para finales de este año se estima en un 4,5% del Producto Interno Bruto (PIB), y reconoció lo insuficiente del “Plan B” que planteó el gobierno tras el fracaso en la tramitación del proyecto “Ley de Solidaridad Tributaria”.
El crecimiento de la economía en el último año y los niveles aceptables de la deuda estatal, son condiciones que los economistas ven como un “colchón” mientras se logra articular otra propuesta de reforma, para un problema que, advierten, el país no puede eludir.
TASAS PELIGROSAS
El director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad de Costa Rica (IICE-UCR), Max Soto, advirtió que si bien el país todavía tiene margen para manejar el déficit fiscal (diferencia negativa entre los gastos e ingresos del gobierno), el crecimiento de las tasas de interés pueden ser motivo de preocupación.
En las últimas semanas la Tasa Básica Pasiva (tasa de referencia para el sistema financiero) viene mostrando incrementos que la acercan al 10%, lo que para Soto puede convertirse en un problema.
“Un incremento de la tasa de interés tiene efectos negativos en prácticamente todo: puede reducir la producción, aumenta la mora en el sector financiero, erosiona el ahorro de los trabajadores y aumenta el mismo déficit fiscal. De manera que aunque la situación fiscal general no es grave, el que tengamos un desajuste del orden del 5% genera efectos nocivos de corto plazo”, comentó.
En la estimación que hace trimestralmente el IICE sobre la economía costarricense, se pronosticó que al final del año el crecimiento general sería de entre un 3,5% y 4,5% del PIB, pero de acuerdo con Soto, con tasas de interés cercanas al 10%, difícilmente se pueda llegar al 4% de crecimiento.
El académico comentó que Costa Rica tiene niveles de deuda aceptables según los parámetros internacionales, y si se aprueba el proyecto que pretende autorizar al Ministerio de Hacienda para colocar deuda en el extranjero, esto podría dar una bocanada de aire adicional a la economía, mientras aparece una solución más sólida al déficit.
Respecto de las medias alternativas que presentó el Gobierno tras la caída del Plan Fiscal, como poner impuesto de ventas a productos exentos y el recorte de gastos, Soto las calificó como “correctas”, pero también las identificó como un “paliativo” que está lejos de resolver el déficit.
Soto considera difícil que se pueda replantear una nueva reforma sin una participación importante del Impuesto al Valor Agregado (IVA) que se pretendía crear, pues era la herramienta que más dinero iba a llevar a las arcas públicas.
El experto en derecho tributario y fiscalidad internacional, Carlos Humberto Camacho, opinó que lo que requiere Costa Rica es transformar su impuesto de ventas en un IVA, debido a que solo de esta forma se lograría recaudar una suma similar a la pretendida con el fracasado plan fiscal. (Ver nota: “Siempre se requiere transformar el impuesto de ventas en el IVA”)
TRES AÑOS DE TIEMPO
El economista de la Universidad Nacional, Leiner Vargas, afirmó que la economía costarricense podría tener entre dos y tres años más para manejar el déficit fiscal, mientras encuentra una reforma fiscal, que consideró imprescindible.
Vargas aseguró que si bien un crecimiento de la economía por encima del 5% del PIB podría ayudar a resolver gran parte del problema, esta no es una variable a la que se pueda apostar, pues no se tiene control total sobre esta.
“A dos o tres años plazo, no veo mayores consecuencias más allá del ajuste en los salarios y un comportamiento moderado en relación con el gasto público. A mediano plazo sí veo una consecuencia muy fuerte, que es que el país pierde credibilidad de los inversionistas internacionales, y eso me preocupa, es una amenaza fuerte porque tenemos una reforma pendiente y el sistema político no responde a eso”, afirmó.
“Independientemente de que estemos o no de acuerdo con los impuestos, creo que tenemos que cobrar un par de puntos adicionales del PIB, aunque a nadie le gustan y todos van a reclamar por eso”, consideró.
Vargas advirtió que de no encontrar soluciones en un plazo razonable, el aumento en las tasas de interés pondrá en peligro las metas de inflación que el país se ha propuesto, y los impuestos que no se pagaron con una reforma, se pagarán en el aumento de los precios.
“La macroeconomía se equilibra sola siempre, no hay almuerzo gratis. Si no queremos pagar impuestos no es que la economía lo resuelve sola, sino que nos va a costar más inflación, más intereses, y los que quieran un préstamo o ya lo tengan, van a tener que pagar más”, comentó.
Para Vargas, las medidas que anunció la presidenta como alternativas, son del gusto de muchos por el simple hecho de que no están pagando impuestos, y hay sectores como los exportadores que seguirán aplaudiendo el no tener que pagar.
“No hay más de dónde salir, la próxima medida de ajuste sería disminuir la inversión social. No digo que se debió hacer diferente el proceso de la reforma, pues estuvo muy mal administrado, pero una cosa es decir que la reforma se negoció mal, y otra muy distinta es afirmar que no es necesaria”, concluyó.
Experto en derecho tributario:
Siempre se requiere transformar el impuesto de ventas en el IVA
El experto en derecho tributario y fiscalidad internacional, Carlos Humberto Camacho, opinó que las medidas alternativas del Gobierno ni siquiera se pueden considerar un “plan B” como tal, pues están muy lejos de lograr un porcentaje de ingresos que cubra lo que se pretendía con la reforma fiscal.
“En realidad, las medidas perfectamente se pudieron tomar con anterioridad, no se requería que encallara el Plan Fiscal para tomar estas medidas, porque definitivamente también hay que hacer cosas en el área de gasto”, manifestó Camacho.
Para el experto en temas tributarios, si bien la reforma que fracasó no era perfecta, contenía elementos que podían mejorar significativamente el sistema tributario costarricense, y aseguró que es difícil pensar en una reforma de este tipo sin la implementación del IVA.
“Lo que requiere Costa Rica es transformar su impuesto de ventas en un IVA, sin duda. Más o menos dos tercios del Producto Interno Bruto de Costa Rica está formado por servicios, y los servicios no están sujetos al impuesto de ventas con el modelo actual”, explicó.
Para Camacho, pese a las múltiples críticas al IVA por ser un impuesto general que recae básicamente en el consumidor, era difícil alcanzar una reforma en el impuesto sobre la renta que permitiera una recaudación similar, sin contar con la oposición de uno u otro grupo.
“Para lograr ese acuerdo entre el PAC y el PLN, básicamente se requería equilibrar tanto renta como IVA, el problema es que ahora estamos sin ninguna de las dos cosas”, declaró.
Camacho recordó que el IVA generalmente viene acompañado por algún nivel de inflación por el aumento en los precios, pero este se hubiese visto compensado con el hecho de que el país ha tenido en los últimos meses sus tasas de inflación más bajas en 30 años.
También se mostró preocupado por el incremento en las tasas de interés, por el aumento en los costos del sistema financiero, en un contexto en que el Banco Central y el Ministerio de Hacienda compiten por la captación de dinero, y presionan las tasas al alza.
“Vamos a tener un mayor nivel de inflación, que es el “impuesto” más caro e injusto que puede pagar un pueblo, porque no se paga de manera equitativa, lo pagan todos de igual forma, y para quien menos tiene, es un impuesto mayor proporcionalmente”, aseveró.
El experto recordó que las altas tasas de interés en Costa Rica atraen la atención de especuladores financieros e inversionistas de otros mercados que actualmente encuentran tasas de solo entre 1% y 2%; mientras aquí tendrían rendimientos del 9,75% si cambian sus dólares a colones.
“Obviamente esa entrada adicional de dólares a la economía nos sirve para financiar nuestro déficit comercial, pero no es sostenible, porque van a presionar a que las tasas de interés suban más, y eso genera más inflación”.
Camacho considera que el país requiere construir una reforma fiscal más integral, donde la reducción del gasto y la mejora en la eficiencia estatal sean parte de la solución.
Este documento no posee notas.