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Imágenes en retablo producto tanto de un trabajo conceptual narrativo como de una búsqueda técnica constituyen la exposición “Ilustración conceptual a tinta y textura”, del artista costarricense Edward Brends.
Se trata de 15 ilustraciones impresas en papel fotográfico y que surgen de un proceso de elaboración que pasa tanto por el trabajo tradicional a dibujo y acuarela, como por procesamiento digital. La muestra se mantiene abierta al público en la Alianza Francesa hasta el 31 de mayo.
Brends detalló que cada una de estas obras tiene una historia detrás, un concepto de proyectos para cortos audiovisuales en algunos casos animados, pues estudió animación digital en la Universidad Veritas y completó su formación en la Universidad de Sunderland, Inglaterra, entre el 2009 y el 2010.
“Cada obra es diferente, pues es parte de una historia particular; lo que las amarra es que esas historias se mueven hacia un mismo universo de personajes aislados —en ningún caso hay más de dos en una sola pieza— hacia el universo de la soledad”, expresó.
“Todos llevamos una vida solitaria y eso es lo que me marca”, apuntó. En este sentido, citó el ejemplo de la obra “Newcaslte”, en la cual se aprecia “la ciudad gigante, pero no se ve a nadie; pocas personas comparten una historia”.
SOLEDAD CREADORA
Para Brends, la parte conceptual y la técnica van de la mano, aunque —según dijo— en su caso la técnica se desarrolla a partir del concepto narrativo detrás de cada imagen.
Detalló que la mayoría de los trabajos empezaron con una labor literaria. Por ejemplo, la historia detrás de la obra “Polvo de gallo” consiste en un granjero que contrata a un gallo para que fertilice a sus gallinas.
Brends explicó que tras concebir esa idea inicial, tomó un par de semanas para hacer bocetos de gallos, gallinas y demás elementos, y posteriormente escogió una escena, para elaborarla en un tamaño más grande.
Al dibujar las ampliaciones de los bocetos, “se perdía el sentimiento”; por ello decidió escanearlos e imprimirlos en color rojo. Sobre esa impresión en tinta y ese nuevo dibujo vuelve a ser digitalizado, para eliminar el color rojo con el programa Photoshop.
Es decir, ese proceso va del papel a la computadora, de nuevo el papel y otra vez a la computadora, y al hacerlo recurre a lo que describió como “varios trucos de artistas animadores europeos”. Añadió que para lograr las diferentes texturas, pinta con acuarela y luego las procesa una vez más en Photoshop.
Sobre el rumbo conceptual que ha tomado, puntualizó que busca “hacer fantástico lo cotidiano”, pero que su propuesta no es surrealista —aunque algunas imágenes son muy oníricas—, ya que ese movimiento se basa en la interpretación de los sueños por parte del propio artista, mientras que él plasma historias concretas que no provienen de sus sueños.
Recordó que la experiencia de vida durante su paso por Inglaterra fue más importante que los propios estudios: “en las fotografías que hice de la ciudad de Sunderland medió mucha reflexión sobre el mundo; en ellas se expresa la soledad; en algunas se ve mucha gente, pero siempre hay alguien aislado”.
Enfatizó que no se refiere al llamado mal de patria ni a la tristeza, sino que “me encantó esa soledad tal vez por el cambio cultural; por ejemplo, en el contexto de las relaciones personales, allá usted puede tener una pareja, pero también su vida aparte y tiempo para hacer cosas distintas; aquí es lo contrario”.
Así, reiteró que la soledad es “muy rica desde el punto de vista visual; de lo que se trata es de la soledad como libertad”.
Mirada a lo propio
La obra “Polvo de gallo” forma parte de un proyecto más amplio que Edward Brends trabaja como una novela gráfica o cómic que, según dijo, recurrirá al humor negro.
Adelantó que esa historia se desarrolla en Bagaces, pues considera que es preciso valorar lo propio. “En lo que respecta a la ilustración, en Costa Rica se dice que no hay identidad, como por ejemplo el caso de Japón, que inmediatamente hace que se piense en el animé. Para llegar a eso, hay que basarse en el conocimiento real del entorno”.
Añadió que en el caso de esa localidad guanacasteca, conoce bien cómo es el clima y qué colores dominan el paisaje, de manera que al recurrir a esos elementos se le da un contexto propio a la historia. Es decir, “la posibilidad de generar una estética propia surge del conocimiento de ese contexto propio”.
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