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Estamos unidos por el afecto y la sangre; con orgullo sentimos, en el pulso de nuestras arterias, el espíritu de nuestros bisabuelos y abuelos “abreros”, roturadores de tierras vírgenes, sembradores, fundadores de pueblos, en toda la geografía de la Patria.
Ustedes enfrentaron la soledad, las inclemencias del tiempo, las enfermedades, las fieras, la falta de caminos, de escuelas, la pobreza, siempre con entereza y dignidad; ustedes levantaron nuestra Nación; son de la extirpe de los que derrotaron a la falange de los USA, que con base el “Destino Manifiesto” proclama la superioridad de la raza anglosajona y su derecho a esclavizar a otros pueblos; hoy, por otros medios, lo continúan haciendo.
Ustedes, con valor y grandes sacrificios abrieron el camino de mulas que hizo posible el comercio entre Centroamérica y Puerto Bello, Panamá; los arrieros de mulas hacían el trabajo duro, y los comerciantes acumulaban la riqueza.
Así también, los campesinos cultivadores de tabaco, dependían de los intermediarios y de los monopolizadores del negocio; resultado: los campesinos siempre pobres y los otros ricos. En la minería de oro, el grupo oligárquico, en alianza con el capital extranjero, llenaron sus bolsillos, mientras los trabajadores… en la pobreza.
En el negocio del café, de nuevo, oligarcas y capital extranjero lo controlaron y se produjeron los jornaleros en la miseria; además, pequeños y medianos campesinos, atados, trabajando para enriquecer al dueño del beneficio y financista, que los amarraba a través del esquilmo del “adelanto”.
Hoy, la alianza de la oligarquía con el capital transnacional, despoja de la tierra a sus dueños, los campesinos, para sembrar grandes extensiones de banano, piña, naranja, flores, plantas ornamentales, para la explotación minera y petrolera, convirtiendo a los campesinos en sus peones, expropiados, mal pagados y desterrados en su propia Patria, engrosando los cordones de miseria de las ciudades.
Estas son las causas de la marginación, la pobreza y la gran desigualdad social, el 10% de la población tiene el 80% de la riqueza, y la inmensa mayoría de los costarricenses, el 90%, vive con el 20%; esta es la limosna que les dejan muy poco para tantos, por lo cual hay un millón de pobres y la clase media vive en la estrechez y la congoja; así se encuentran los campesinos.
La alianza de la oligarquía con el capital transnacional no solamente tiene el control económico para su beneficio, sino también el control político, a través del engaño de una seudodemocracia, que está muy lejos de la auténtica, la que proclamó Abraham Lincoln: “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”. Lincoln fue un humanista y revolucionario; a mediados del siglo XIX, siendo representante (diputado) se opuso a la invasión de los USA a México y al despojo de más de la mitad de su territorio; luego, siendo Presidente de los USA, abolió la esclavitud.
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