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Comprueban facultad de recombinación genética del arroz

La posibilidad de que una variedad de arroz transgénico o genéticamente modificado pueda contaminar y recombinarse genéticamente con las variedades del grano existentes en Costa Rica,  depende -además de la cercanía geográfica de los cultivos- de que la temporada de floración de las especies sea coincidente.

La posibilidad de que una variedad de arroz transgénico o genéticamente modificado pueda contaminar y recombinarse genéticamente con las variedades del grano existentes en Costa Rica,  depende -además de la cercanía geográfica de los cultivos- de que la temporada de floración de las especies sea coincidente.
Esa es una de las principales conclusiones a las que llegó el equipo investigador que elaboró una propuesta denominada “Guía para la evaluación y valoración riesgo/beneficio de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM)”, la cual se pretende que sea útil a la  Comisión Técnica Nacional en Bioseguridad, si eventualmente recibe propuestas para introducir el cultivo de alguna variedad transgénica de arroz.
Dicho estudio fue liderado en Costa Rica por el Centro de Investigación en Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la Universidad de Costa Rica y forma parte del proyecto denominado América Latina: Construcción de Capacidad Mulit-País para el Cumplimiento del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad (LAC-Biosafety), que se desarrolla en Brasil, Perú, Colombia y Costa Rica.
En una conferencia de prensa realizada el pasado 24 de mayo, el coordinador nacional del proyecto, Federico Albertazzi, indicó que se estudió la capacidad de recombinación genética de un arroz mutado -no genéticamente modificado- conocido como “Clearfield”, el cual -según explicó- ya existe en el campo y se consume.
“Se comporta de manera similar a como se espera lo haría un arroz transgénico, en la forma de transferir su material genético al arroz maleza -también conocido como arroz rojo- o a alguna especie silvestre. Para que ello suceda, es necesario que se dé una coexistencia espacial y coincidencia floral, sobre lo cual la información que hemos hallado antes no se tenía”, indicó el investigador del CIBCM.
“Nuestro propósito es que las autoridades tengan información generada en condiciones tropicales,  con la cual valorar si es conveniente la introducción de un cultivo transgénico”, expresó.
La investigación evaluó el impacto ambiental del arroz denominado “Clearfield”, pues tiene condiciones iguales a las de un OGM, de tal manera que se investigó si las aves pueden diseminar las semillas, el potencial de germinación de esas semillas y el impacto socioeconómico que podría tener el cultivo.
BIOSEGURIDAD
En todo el mundo el avance de los cultivos de productos alimenticios genéticamente modificados ha sido más que polémico. Quienes los adversan critican -entre otras cosas- la poca precisión que hay en torno a los efectos ambientales por la introducción en el campo de organismos genéticamente modificados con características nuevas, así como las consecuencias de su consumo sobre el ser humano.
Diversas organizaciones e investigaciones científicas, consideran los OGM un grave riesgo para la biodiversidad y se ha advertido que su cultivo puede incidir en un mayor uso de tóxicos, o en contaminación genética y del suelo.
Todo ello en un contexto en el que según la organización ambientalista Greenpeace, diez grandes empresas multinacionales controlan casi el 70% del mercado mundial de semillas.
Acerca de la pertinencia del estudio, Albertazzi dijo que los OGM en Costa Rica son “una realidad desde hace años, sobre todo importados”. Según han publicado diversos medios, en el país se cultivan con carácter comercial algodón y soya transgénicos, mientras que otros cultivos como plátano, banano, tiquizque o papaya, se dan de manera experimental, y el año pasado se presentó una iniciativa bastante impopular, para experimentar con un cultivo de piña transgénica.
La agrónoma Griselda Arrieta, del CIBCM, estudió el flujo de genes entre variedades de arroz halladas en el humedal Medio Queso, en la zona norte. Su investigación no incluyó la variedad “Clearfield”, pero sí confirmó entrecruzamiento entre las especies existentes, por lo que afirmó a UNIVERSIDAD que hay una “alta probabilidad” de que un cultivo nuevo se pudiera mezclar con el arroz silvestre y con el llamado arroz maleza.
“Por bioseguridad es muy importante el establecimiento de zonas de exclusión; es mejor que no se llegue a sembrar en esa zona, pero es un tema que le corresponderá a los entes reguladores”, afirmó.
La investigación también demostró el alto grado de desconocimiento que prevalece sobre el tema del arroz transgénico, ya que una encuesta realizada entre productores de arroz, arrojó que el 29% de ellos dijera no estar informado y el 34% manifestó que “sólo ha oído hablar” al respecto.

  • Vinicio Chacón 
  • País
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